miércoles, 5 de agosto de 2015

Aunque piense otra cosa.

Quizá cuando me cure la resaca de una semana de trabajo y de jornadas largas, ensaladas, agua y algo de café. tal vez cuando me siente a leer un libro por fin después de muchos meses y logre retomar un poco de lo que ha quedado de mi después del temblor. Pedazos de mi, marcas de mi rostro, mi corazón, mis pasiones. Todo eso en disolvencia y blancos sin balance. Quisiera que millones de hormigas, esas que duermen debajo de mis mejillas, me ayudaran a sacudir un poco el polvo de estas sensaciones. Ya no hay despechos a cuales referirnos son más bien, cambios que alborotan mis hormonas; las cuales encuentro escalando la reja de para ir jugar afuera, con todo y la adolescencia tardía y mis ganas de cuidar gatos. Me encuentro en este punto medio entre la adultez y la ultima juventud (aunque como siempre mi madre piense otra cosa), ahora me gusta el whisky y no soporto comer pop tarts, pero veo bob espoja y escucho poemas de amor que ya no son para mi.

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