domingo, 23 de junio de 2013

Saltos.

Después de todo, no tengo que estar preparada para las cosas importantes. Un día cualquiera puedo agarrar mis maletas y recorrer la playa, ir a la montaña, a la ciudad, a nuestros rincones secretos; ir directo hasta tus besos.

Puedo tomar decisiones y después cambiar la estrategia, jugar o solamente ser observador. Puedo eliminar de mi mente los pensamientos más negros o traerlos a charlar conmigo y que me cuenten de mis miedos y de las cosas que no podré hacer, para después llorar, gritar, reírme, o simplemente darles la espalda. Tengo la libertad absoluta que mi ser me concede, tengo la premisa perfecta que me da mi propio paso.

Me visto de todo lo que yo misma puedo darme, tengo mi infinito amor por la vida, mis ganas de correr y de saltar por el mundo. Mi pasión por las cosas que no conozco y mis ganas de explorar.

Después de todo sé que las cosas importantes se preparan en el camino a hacerlas, que nada está escrito y que siempre después del suelo existe un salto.