sábado, 30 de julio de 2011

Hastío.

Escribo para construir imágenes que aún no llegan. Es como dibujar un plano mental de mis deseos golpeando el teclado y cerrando los ojos mientras imagino. Otras veces, sólo me ayuda a entender, por ejemplo, como las consecuencias son lazos que no se rompen hasta que se pagan por completo las deudas del pasado. Son cordones que penden del cuello y al final, con un nudo, tienen una pequeña nota que dice: "no vale la pena", pero no podemos leerla, hasta que se cae y la recogemos del suelo, y vemos que tanto lidiar con ese peso, fue, casi siempre, innecesario.

Las lunas de abril, los amaneceres de agosto, los listones, las risas, y todo lo que se me pueda ocurrir se ha transformado. De pronto el tiempo se borra de la mente, y lo único completamente nítido son cosas que no han ocurrido. Y veo como el corazón es insensible algunas veces, olvida de tajo sin pretender guardar un poco para la nostalgia. Cuando ha decidido hacerlo, no permite rastros, y fríamente deja que todo el tiempo invertido en crear recuerdos se vaya al carajo.

Quisiera, sólo por ese complejo de coleccionista que tengo, poder recordar algo de ti, pero me cuesta imaginar tu cara, y tus complejos de hombre alto. Quiero recordar las cosas malas, y poderme reír de lo bueno que pasamos, pero no puedo. Un velo de insensibilidad ataca mis entrañas y tu nombre no me sabe a nada. Qué crueldad esto de saberte olvidado.

Entonces, parece que me he inventado una nueva forma de escribir, dónde el retorno no existe, y todo lo escrito se va borrando con el vaho que despide mi cuerpo y se queda en la atmósfera del pasado y de cada minuto que deja de existirte. Parece, porque nada es completamente cierto, que el cantar canciones dónde uno se siente comprometido es la manera más sencilla de describirse, y, aunque hoy sienta que no significas nada, creo que al final siempre estarás en algún recorrido obscuro de los escondidos momentos del pasado.

No quiero ver como las cenizas salen volando y no se detienen ni a molestarme en los ojos. Quiero verte en sueños y poder decirte que me siento mareada por tu ausencia, echarte la culpa de algo. Pero, ahora me doy cuenta lo poco que sembraste, es triste ver como usaste tantos años y dejaste seco la parcela que reserve para ti.

Y lo único que me hace recordarte es el hastío de esos besos, la piel sin ganas y los reproches. Debimos dejarnos antes de explotar aquella tarde de enero. Pero las cosas cómodas deben sacarse desde tajo para no dejar nada que haga regresar a lo mismo. Supongo, que, finalmente ha sido la dosis correcta para matar lo que ya no existía, para terminar con la costumbre, son las "sin ganas", con es fastidio.

miércoles, 27 de julio de 2011

De antojos.

Quizá llevaba veinte minutos manejando sin saber a dónde ir. No importaba mucho, escuchaba a Sabina, y eso me tranquilizaba, casi siempre. Esa noche decidí no pensar en nada. Ni en ti, ni en las circunstancias, ni en la lejanía, y mucho menos en los temores que me complicaban casi siempre, mi toma decisiones. Recordé que Andrés me había hablado de la diferencia entre complicado y complejo, y en ese momento lo comprendí en parte. Definirme era difícil, más no complicado, simplemente era una mujer compleja. Punto.

No sé qué hacía mirando hacía abajo cuando debía mirar enfrente. Pensé mientras recordaba todas esas conversaciones de aquella noche. Era fácil imaginar su mirada pixeleada, y su acento. Aquel que me hacía olvidar la soledad que casi siempre me acompañaba. No sé si pertenezco realmente por mandandato a otro lugar, ni sé si el destino realmente llega a alcanzarnos. Lo que se es que mi corazón está completo cuando lo escucho del otro lado del telefono, y mientras lo veo a los ojos. Sin importar que tan difícil sea entenderlo.

Las voces son un complemento de la apariencia, son las señales de alguna parte del cuerpo que trata de salir y manifestarse. Y eso eres para mi, una voz, que, aunque conexa completamente a mis sentidos, siento tan inalcanzable. Debe ser la lejanía, mis problemas y mis miedos. De ahí parte todo, supongo, de las cuentas regresivas y de pensar si, todo esto es un sueño o no.

No pueden juzgarme por tener temores e inseguridades, todos los tenemos. Simplemente que yo, los manifiesto y no los escondo. Quiero encontrarte en mi vida, que te asomes en mis ojos y te veas en ellos, que me comprendas sin decir una sola palabra. Quiero que me quieras dar tu vida, que acaricies mis antojos y mis ansias, que intentes persuadirme, que no me sueltes. Pero y si no.

Entonces, estacioné mi coche, apagué el motor, y se me antojó escribirte.

lunes, 25 de julio de 2011

Dos.

Se miraron a los ojos, y tomados de la mano, tal vez sin reaccionar al mundo, simplemente comenzaron a caminar. Habían ido al cine, la película poco importaba después de tantos besos escondidos entre palomitas y sus brazos encontrados en la butaca.

Llegaron a su sitio, y sin hablar se quedaron recostados en la cama, no hubo necesidad de prender las luces, ni de encender el televisor. Las palabras sobran cuando dos personas se aman. Y si, hicieron el amor, y aprendiendo a leer sus cuerpos, tropezaban con su piel, parecía como si estorbara el cuerpo para estar aún más juntos. El aire hacía remolimos en su cadera, en los labios y en su pelo largo. Él entendía poco de lo que tenía que hacer, sólo lo hacía sin pararse a pensar en nada. Después, cansados, siguieron tomados de la mano, y durmieron toda la noche.

Al despertar, el día acariciaba su rostro, ella tendría que irse, él que quedarse, y no volverían a verse nunca.

viernes, 22 de julio de 2011

Cuídate, de mi.

"No es que quiera amenazarte, pero, deberías de cuidarte, de mi" Me dijo, mientras cruzaba la pierna y yo sólo pensaba en sostenerle la mano y acariciar su cabello.

Pasaron los meses, y entendí hasta muy tarde lo que quería decir con esas palabras. Además de ser peligrosamente adorable, resultó tóxicamente adictiva. Se podía disfrutar sus risas, su mirada despreocupada y hasta la manera en que día con día me inventaba historias para justificar sus ausencias. Demás esta decir que su cuerpo era aquella aldea en la solía esconderme por las tardes, mientras ella me ocultaba del mundo, de su mundo. Eramos como amigos, como hermanos, o yo qué sé, tal vez solamente amantes.

Se pasaban las horas entre pláticas y entre retoricas, siempre la misma. Me quieres?, entonces ella disimulaba no escucharme y empezaba a hablar sobre el "áperion" concepto que, de haberlo entendido antes me hubiera hecho entender de lo mucho de ella que me estaba perdiendo, o tal vez hubiera dejado de buscarle razones.

Sus besos sabían a laberintos y a crucigramas que no me molestaba en descifrar. Seguramente porque estúpidamente era lo que más disfrutaba.

Consecuentemente, el caos. Cuando ella dejó de atrapar mis manos con su cintura y odie no entender a ese tal Jacques L. Monod del que tanto hablaba cuando tomaba más de tres copas de lambrusco. Un día solamente desapareció, para siempre y sin que hubiera dónde ir a buscarla, todavía me pregunto si todo aquello ha sido causa de mi falta de cultura o porque no entendía nada de lo que me decía o de todas esas veces que hablo de Cartesius,y yo solamente quería besarla. Entre lo real, entre lo concebido y más allá de lo que realmente puedo entender, estás tu, en algún lugar del ese limbo del que tanto hablabas, de la "nada", de lo que tu misma creaste para mi, para que me cuidara de ti, o para que muriera de ti.

jueves, 21 de julio de 2011

Arañas.

Lo vi, pero no lo vi. Debe de ser algo de la conciencia. Pero, las calamidades surgen como pequeñas polillas que no parecen del todo caóticas, hasta que terminan por almorzase a su presa, sin que ésta pueda poner resistencia. Era el sexto mes, el octavo día, a una hora poco prudente cuando recibí la llamada.

En el otro lado del telefono, con voz poco confiable, se encontraba un sujeto con temperamento tan parecido a una aceituna que podría sentirse lo agrio en su voz. "he decidido dejarte". Inmovil frente al televisor apagado, un par de libros cerrados y mi cena fría, me encontré varios minutos inspeccionando si la voz era realmente aquella que me lanzaba flores, o era simplemente un número equivocado. Temblorosa y con algo de ardor en los ojos, me senté frente a la computadora, hurgue en mi correo electronico, y en otras palabras, lo mismo. "No volveré a buscarte".

Hacía bien en no volver a buscarme, las cosas se habían disuelto con el pasar de los días, las semanas y la lluvia. De todo aquello nada había quedado, quizá cascarones inertes, y un olor desagradable. En mi piel, cicatrices, en mis ojos nada. Debiste verme aquella tarde de enero, o tal vez si me viste y decidiste voltear hacía otro lado, no importa.

Te perdono, me perdono, y lo perdono. Las constelaciones de circunstancias explotaron en mi cielo, y sin importar lo que hubieras hecho, el destino estaba escrito. Tu no estarías conmigo y yo me iría lejos. Seguí buscando rastros de ti en la bandeja de entrada, y me encontré con muertos y zombies, y alguna que otra araña que tenían tu nombre.

Vemos hacía otro lado y tu frío como siempre, me contestas como si fuera un memorando.Sinceramente no me importaba. Sólo acariciaba el teclado intentando contestar algo, pero mis letras callaron, y mi indiferencia me hacía quedar pasiva. Te había olvidado.

martes, 19 de julio de 2011

La Torre.

Fumaba con prisa, como todo lo que hacía. A pesar de sus cortas piernas caminaba a mi paso, hablaba mucho y rápido cuando estaba nerviosa, y en general era rápida para todo. La observaba, me hablaba de cosas que no entendía, y en intervalos cortos seguía consumiendo el cigarro que parecía levitar entre sus dedos.

De vez en cuando volteaba a verme, pero la mayoría del tiempo veía a la gente, al pasto, al cielo, a los coches, corría tras lo extraño mientras yo lo miraba. Me confundía constantemente con su manera de tratarme, pero sobre todo, me volvía loco la distancia entre nosotros. Yo no hacía más que seguirle la pista, se tomaba el pelo entre los dedos y lo llevaba hacía atrás de sus orejas. Movía un poco la nariz cuando no le parecía algo y si me acercaba mucho daba unos cuantos resoplidos.

Pero yo seguía ahí, gratuito, fortuito, y callado; al pendiente, y calculando cada una de mis acciones. Como un juego de "Jenga" quitando y poniendo fichas, y con un miedo constante a que todo colapse por un mal movimiento. Y ahí estabas tu, arriba de tu torre balanceando mis sentimientos, y amenazando con dejarlos caer de tu mano en cualquier momento, despreocupada.

No sabía si era hielo, desfachatez o inocencia. Prefiero pensar que es lo ultimo. Pero su mirada me trasquila cualquier idea de dejarle, y prefería intentar descifrarla, como un antropólogo desempolvando los motivos por los cuales te siento lejana.

Y seguía fumando, ahora callada la entendía mejor, y la sentía mía, por un minúsculo momento como si fuera mía.

domingo, 17 de julio de 2011

Domingo aplastante.

Realidad, que te vistes de crueldad y me empujas hacia hacia el cuestionamiento y a millones de disculpas. Escucho historias y observo la mia. La discrepancia de situaciones nos mantiene al límite, cuando te quiero, no me quieres, y el que me quiere pasa a obscuras por el corazón.

Encontrar la sincronía es casi imposible, es como milagroso. Ella se queja de que él no la quiere. Él se emborracha con el disimulo de su voz. Y vamos dándonos de topes, y quedamos girando en círculos por la vida sin encontrar un sitio dónde descansar. Hasta dónde llegaremos para encontrarnos?. Me disculpo, aunque no vale la pena. Pago mis culpas con la soledad que me merezco.

Pero volteo hacía adeltante, ahora que la realidad no tiene fecha de caducidad, dejo las ilusiones en mis zapatos viejos, y veo como todavía sigue crudo el sentimiento recién encontrado. No hay justicia en el corazón, simplemente lineas ocupadas, y ruido. No me fijo más en la hora. No te darás cuenta lo difícil que soy hasta que pruebes mis besos, y quisiera hacerte una pregunta.

Alimento la esperanza, lo hago porque quiero, porque lo decido. Y de seguro que nada es seguro.

jueves, 14 de julio de 2011

Superficie.

No podría confiar en una persona que no tenga una canción favorita, que no llore, o que no cante cuando va manejando en el coche, que no me sonría cuando le sonrío. No podría estar con alguien que, lee textos y no los siente, que lee tecnicismo y no disfruta de una buena novela romántica.

La superficialidad abunda por éstos días, entre gente que sólo se preocupa por las cosas materiales; dígase, físico, dinero, modas, tecnología y demás menesteres intrascendentes, por lo menos para mi, creo que es difícil encontrar almas en ebullición constante. Seres que se preocupen por observan, sentir, disfrutar, y degustar de las cosas sencillas sin preocuparse del qué dirán o de las circunstancias de la vida. Yo entiendo que es fácil dejarse llevar, pero es idiota, ahora lo entiendo, que alguien no puedo ver las cosas más allá de lo evidente o lo directo.

Uno tiene que leer, ir más allá del mero razonamiento lógico. Es necesario para darle sabor a la vida, y promocionar el alimento del alma. Me sonrío mientras leo ésto, porque entendí muy tarde que era lo que no quería en mi vida. Es simpático cómo por costumbre somos capaces de soportar la ausencia las cosas más importantes de la vida. Pasarlas de largo y conformarse.

Pero tengo suerte, y la vida da segundas oportunidades, ahora que sé lo que no quiero en mi vida, a pesar de no saber qué es lo que realmente quiero y sí eso que quiero ahora mismo, es posible o no. Me quedo tranquila, porque sé que daré la vuelta a la superficialidad y a la razón sin razón. Quiero que me alimenten el corazón y satisfacer a los que necesitan ser, aunque sea un poco, iluminados por el mio. Fin.

Soledad.

Con un cielo plagado de colores, dónde no faltaba ni el sol, ni luna, y un par de estrellas ya en el cielo se acomodaban aquella tarde. Inclusive podían verse unas cuantas nubes a lo lejos, además de rayos brillantes y mudos. Casi a las ocho de la noche, y con un verano por demás extraño. Manejando por las calles de la ciudad, con los vidrios abajo y degustando los olores que emite la tierra mojada, el pan de la tarde y demás filtraciones creadas por humanos, me dirigía hacía "ningún rumbo". Todos los caminos dirigen a alguna parte, el chiste, es quizá, elegirlos con sabiduría, o por lo menos con destreza.

Debe ser que estamos a más de la mitad del año, pero los días pesan y por lo mismos se desatan y se van volando y luego como globos, no sabes si se han ido volando o han quedado atascados en el techo de los momentos importantes. Me cuesta reservarme detalles, todos ellos se filtran entre mi imaginación y mis dedos, hasta que terminan plasmándose en esta interminable sensación de, por lo menos de manera indirecta, contarme y desahogarme.

Entonces me dirigía hacía, "ningun lugar" llegué, me estacioné, y simplemente esperé. No me resulta hablar de lo difícil que se ponen las cosas, ni la frustración, ni los temores que entran en mi cabeza sin ser anunciados del todo. Me escuchaba a mi misma, y a la radio que tenía, creo una canción de Alejandro Filio. Recargué mi cabeza en la ventanilla, sople y resople, tratando de encontrar un pensamiento funcional. No había nada, simplemente la sensación que el día tiene muchas horas como para no olvidar un par de ellas.

Y congelada, no sé si por el aire acondicionado de mi coche, o por las gotas escasas de lluvia que entraban por la ventanilla del techo, me quedé inmóvil. No siempre hay cosas impresionantes que contar, y la simplicidad de la soledad a veces puede resultar majestuosa.

martes, 12 de julio de 2011

De comunicación.

Hay cosas que no se dicen, correos electrónicos que no se mandan, besos que no se dan, y así sucesos que van encallándose en la playa de las cosas que nunca ocurrieron.

Es difícil escribir un correo que se sabe no tiene fin ninguno, porque es obvio, siempre debe haber una intención, y hay cosas que ingenuamente carecen de ella. Entonces eso hace que las razones caigan desmoronadas y lo poco que logras construir, por lo menos en la mente, se pierde.

Hace tiempo (poco) recibí un correo que entre muchas cosas decía; "al paso que vas, lo que tu quieres es quedarte sola", Me quedé observando un tiempo esa frase. Y pensé que tal vez tenía razón, hay palabras que pesan mucho, dicen que cuando dices cosas ofensivas para poder borrarlas de la otra persona es preciso decir diez buenas por cada una mal dicha. Parece que éste tipo me debe muchísimas. Pero no tiene la culpa, él mandó el correo porque su intención era una, persuadirme, hacerme entender, o tal vez sólo por algún tipo de desesperación. Lo entiendo más no lo justifico.

Y sigo, que a veces yo también me quedo entintando palabras, no sé si para que salgan fácilmente después, o sólo por pereza emocional. Sólo hay una persona en todo el universo que hace que entone mis palabras al compás del tiempo, y por eso valoro tanto esa relación y por eso la cuido como la he cuidado hasta ahora. Pero son sucesos extraordinarios de gente extraordinaria en mi vida. En general, siempre he pensando que menos es más.

A qué va todo eso, que muchas veces es mejor dejar de saber, dejar de hacerse saber, dejar de existir para otra persona. Porque es mejor una ausencia larga y bien intencionada, a una presencia incomoda. Fácil, sencillo y sin tanto lío.

Pero bueno, moraleja del día de hoy, a veces hay que guardar silencio, amarrarse los dedos, mirar hacía otra parte, o tal vez, sólo seguir caminando..

Nos leemos pronto!.

domingo, 10 de julio de 2011

Mi cielo.

Cuando me voy a dormir no lo hago hasta que despiertas, hasta que te escucho, hasta que te siento. Qué si, que te amo, que te quiero. Lo sabes, lo sé, lo sabemos.

No hay noches obscuras, ni mañanas tristes. Tú estas conmigo todo el día, desde tu mundo me saludas, me hablas como esa voz que, de extraña a familiar no tardo ni un minuto. Tan diferentes son nuestras vidas, tan lejos nuestras historias, y aquí estamos, escribiéndonos juntos a cada rato.

Y tú me haces entender todo, entiendo el porque de la vida, el porque de los finales, el porque del pasado. Eres la razón por la que estoy frente a monitor, los fuiste desde el principio. Mi objetivo, sin saberlo, fue llamarte. Atraerte con mis letras, envolverte en mi y que no pudieras soltarte. Lo logré?, te lo pregunto no porque no lo sepa, si no porque me gusta escucharlo.

Eres mi amigo, mi novio, mi amante. No me parece extraño ser tan directa, y hasta podría pronunciar ese nombre con cuatro letras. Pero lo dejo para el cotilleo de otros, para que se lo pregunten. Mientras yo te sonrío de lejos, pero frente a tus ojos. Quiero ser como una imagen permanente en tu vida, como una presencia exquisita.

Qué si, que te quiero, a ti mi amor, mi cielo.

sábado, 9 de julio de 2011

Difícil.

Debe ser difícil vivir sin mi, sin escuchar mi nombre, sin escuchar mi voz. No sé cómo vives sin mis labios, sin el contorno de mi cuerpo, sin las risas. Cómo le hace por las noches para poder dormir sin mi aliento y mi sueño junto al tuyo.

Sería bueno que me contaras, qué tal los domingos, son aburridos? Hay cientos de razones para no saber dónde vas sin mi, quisiera saberlas. Ver que te falto, que no me olvidas, que te quedas todas las madrugadas frío de mi. Me quiero sentir culpable por no estar, de que me necesites para seguir, de que recuerdes todo los lados donde sin estar he estado, que me veas en otras caras, que me confundas en otras faldas. Dale a tus manos la oportunidad de expresarse, dile a tu razón que espere en la puerta. Y dímelo todo.

Me parece complicado tu vida sin mi, cómo arreglas la cama, cómo la destiendes, en qué lugar pones tu ropa, quién desordena tus cosas, y las hace aparecer en otra parte. Sé que debe ser difícil no vivirme, no palpar mi sonrisa, ni perderte en mi sangre. Y dime, por las tardes quién te espera después del trabajo?, quien te tiene la mesa puesta, quién usa mi plato?. No, yo sé que no es lo mismo. Sé que es lioso no tenerme, se que necesitas mis manos.

Hacía dónde vas que no me buscas?, qué te detiene?, cuántas horas me quedaré esperando que lo aceptes. O ya me lo haz dicho y no lo entiendo?. Dímelo con un beso, desaparece mi curiosidad por la noche, visita mi cama, duerme mi noche.

Ofrezco a tu dolor el mio, a mi falta, la tuya, a mi necesidad, tus ruidos., Debe de ser difícil, debe de ser complicado no tenerme.

Vacaciones.

Tengo ganas de descansar, de poner mi cabeza sobre su pecho y distraerme del mundo. Y ver el cielo, no importa si es de día o de noche, ni tampoco en dónde estemos. Quiero reposar este cansancio de no verte, quiero sujetar en mis manos el tuyo, y destruirlo. Que me leas al oído el libro que tu prefieras, la sección amarilla, o el obituario del día, no importa, en el idioma que tu elijas, y si no es mucho pedir; que me cantes en silencio tu canción preferida.

Quiero viajar en tus ojos y meterme a nadar en tus labios. Que tus manos sean como el viento del mar para que me acaricien toda. No pido mucho, tal vez, sólo que cocines para mi tus ideas, y me des de beber aquel vino añejado en todos esos años dónde no te he visto.

Volar en el avión de tus risas, de nuestros juegos, de las ganas que tenemos de vernos. Quiero también que las carreteras estén muy anchas, para que el amor transite libre, y que no haya más curvas que las que yo te muestro. No vale tanto el verano, ni el otoño ni el invierno, sólo quiero descansar, y que tu me ayudes a hacerlo.

El mundo se vuelve pequeño, los atardeceres rojos y eternos. Que no exista más hotel que mi pelo, ni más cama que mis deseos. Puede parecer pretencioso, pero te quiero entero, por días, meses, semanas, o lo que nos permita lo eterno.

Aunque para eso tenga que cruzar un mar entero, diez mil continentes, o venderle mi alma a lo incierto. No lo sé, hay millones de aventuras que tienen de título tu nombre. Siete veces, no, mejor dicho, siete veces siete, te escribo, como para atraer lo que quiero, para que se materialicen las ganas, para no ocultar lo que siento. Para amarte en agosto, y tal vez besarte en febrero.

jueves, 7 de julio de 2011

Cuan:

Te lo dije ya, pero me gusta, me gusta, me gusta leer como sigues ahí. Reconocer tu amistad a la distancia, y verificar que no me he equivocado. No sé en qué momento perdimos la razón, tal vez en una tarde de verano, en un estacionamiento, en un abrazo. No lo sé, pero sí sé porque somos amigos, y porque eres tan especial para mi.

Te leo de nuevo, y encuentro al ser que por mucho tiempo admiré, y admiro, y deseo que los proyectos y los planes se realicen todos. No sé ni porque no te envío un mail y te lo digo o hago una llamada y ya está. Creo que es porque ésto de crear un blog tiene mucho que ver contigo, o tal vez por costumbre.

Podría explicar por mucho rato porque me siento tan feliz de leerte, porque me parece tan interesante lo que piensas y porque absorbo todas esas energías que capto en tus textos. Pero lo sabemos, tu y yo lo sabemos, por eso me quedo callada, esperando leer más, esperando escribir contigo un día como ya lo hemos planeado. Tu con todo ese verbo filosófico&literario y rebuscado, yo con ésta simplicidad que me caracteriza.

Sé que me leerás en algún momento, espero que lo hagas, porque directamente te escribo esta entrada a ti, para darte la bienvenida al mundo de las letras, aunque no creo que te hayas ido nunca, esperando que ese animal literario que vive en tu cabeza salga de vez en cuando a hacerme reír y a hacer que siga disfrutando de lo que escribes.

Y si, amigo mio, nos seguimos leyendo.

Parapa.

miércoles, 6 de julio de 2011

Madrugadas.

Despertó, y antes de recordar que era martes, miércoles o sábado. Notó que algo faltaba. A su lado el reclamo de una figura ausente. Las piezas se habían movido y las decisiones estaban a punto de ser tomadas. Pero la soledad que estaba en su lugar, vestida de azul y blanco, se reía de ella esa mañana.

Volteó hacía la ventana y el sol apenas empezaba a clarear, las luces de la calle seguían encendidas, tal cual, las de su corazón. Volvió a poner la cabeza en la almohada tratando de recapturar el sueño, pero en su mente sólo existía su nombre, y una imagen pixeleada. Volteándose de un lado a otro recordó sus sueños y las pesadillas que, noche tras noche la perseguían sin falta y sin demora. Tres, cuatro, cinco de la mañana y sólo pensaba en escuchar su voz. Pero algo la detenía, quizá la hora, las diferencias, y claro, un poco de orgullo.

No estaba nada claro, ni las ideas, ni los deseos, y mucho menos las circunstancias. Lo único claro era que estaba enamorada. Y su corazón latía más fuerte cuando lo recordaba, cuando imaginaba sus manos entretejiendo su cuerpo, creándolo de la nada. Parece que las cosas más importantes en la vida primero son creadas por la imaginación para después materializase dónde tengan que hacerlo. En su caso, a millones de años luz y a estorbosos accidentes de la vida.

Hubiera querido meterse en su cama esa madrugada para sobornar a la razón de aquel hombre y meterse en su vida, en sus pensamientos, sueños y esperanzas. Pero el blindaje de la distancia y los errores de calculo la mandaban de vuelta a su cama, sola, y sin él.

Y sí él no seguía ahí, sí no la llamaba, sí no la echaba de menos, si no la amaba. Si todo se había ido por la borda, si todo había sido un espejismo, si ella no era suficiente, o si no encontraba el camino de regreso. Hacía dónde iría ese día, con quién tendría que hablar, a quién le contaría que estaba sufriendo de esa manera, y por ese sujeto?. La intranquilidad la envolvió en suspiros, y sus piernas empezaron a moverse por toda la cama.

Por fin una melodiosa fantasía le respingo el corazón, un mensaje, sólo uno le cambiaba la noche. Y volvió a dormir.

martes, 5 de julio de 2011

De la noche.

Es como si se cayera al vacío en cámara lenta. Todo se reduce al segundo dónde te estrellas contra el piso, por ahí de las nueve de la noche y en pedazos, intentas entender qué ha pasado. Aunque hayas sabido que ibas de picada tiempo antes, el desastre siempre termina por ser sorpresivo.

No hay nada que poner en orden, porque nada sirve. Montones de persona como piedras negras sin valor, en cenizas conforme pasa el viento y los minutos. Arde todo en un fuego azul que no sirve ni para calentar la hoguera "del amor quemado". Las partículas heladas de la conciencia intentan reconocer el paisaje, pero todo es tan borroso que es preferible no entender nada. Y cierras unos ojos que ya no forman parte de ti. El dolor más intenso se siente cuando ya no se siente nada.

Momentos después, quizá horas. Se asoma un poco de luz, no entiendes porque sigue el mundo en marcha y odias el sol, y a los hombres que hablan, y rien y lloran y sienten. Las ventanas del mundo se abren, pero no puedes salir, inmóvil contra el suelo te consuelas con la tierra que entra por las rendijas de la carne todavía ardiendo.

No hay consuelo, ni lo buscas. No hay razones, o tal vez, se destruyeron. Sólo el vacío, la incontinencia, los latidos interrumpidos; paráfrasis de tu existencia. Malas horas para recordar el mar, el olor del vino, el color de sus ojos. Momentos que se desperdiciaron en una memoria podrida. Lamentos del desastre, en la noche que olvidó su nombre.

lunes, 4 de julio de 2011

Defectos.

Debe de ser algún defecto de fabrica, pero cuando estoy más enojada es cuando menos hablo, cuándo más me importa algo, me quedo callada. Cuando tengo que dar explicaciones, no sale nada. Y todo se concentra en una pequeña caja debajo de mi lengua y quién sabe tal vez sale en forma de palabras por los dedos que ahora escriben.

Recuerdo a mi madre diciéndome "vaya, qué no tienes nada qué decir?", a mi exnovio con una cara de "dame explicaciones" y a otras personas que me han importado exigiendo que de un paso, que diga algo, que pida perdón, que me enoje, que suelte todo lo que no siento. Y me veo a mi, callada, sin saber qué decir, pero con millones de preguntas, respuestas, y comentarios. Pero nada sale, todo se concentra y se vuelve una gran pasta chiclosa de la cual no se puede despegar ni una sola palabra.

Sé que soy yo la que está equivocada que he perdido millones de cosas importantes por no saber decirlas, por no darme a entender, por no hablar a tiempo. Pero también sé que el silencio es a veces más efectivo que la verborrea, que el mirar, el acariciar y el actuar; son maneras mucho más objetivas y claras para hacer entenderme. El problema es que poca gente entiende eso de mi, y creo que esperan que yo hable y prometa cosas, grite, llore, patalee, reclame, dicte, o manifieste lo que quieren escuchar, que por importantes, no salen de mi boca tan fácilmente.

Aunque las circunstancias cambian a las personas, la necesidad, el amor, la distancia, los sueños, los planes, las ilusiones, y vaya un montón de fragmentos de mi vida han cambiado estos últimos meses. Y te das cuenta que hay gente que te hace hablar de más, como si las cosas fluyeran con tal naturalidad que no hiciera falta filtros, ni cajas debajo de la lengua, ni apariencias, ni mascaradas. Todo tal cual es, tanto lo positivo, como el amor, como lo doloroso de los celos. Todo conjugado, y haciendo vuelcos en las palabras, los versos, y las expresiones.

Sentir que es necesario expresar que me pongo celosa, y no quedarme callada. Tener la necesidad de decir que lo amas, que lo extrañas, que lo necesitas, que haz soñado con él. Soltar la lengua de más sin darse cuenta, y añadir nuevas palabras a la voz que por tanto tiempo se guardo con recelo.

Más que un defecto de fabrica me parece un problema de selección, una retorica etiquetada, o sintaxis especializada. Pues que no se cómo explicarlo, porque recién lo descubro, pero de que se me ha dado de ser imprudente, se me ha dado. Espero que mi interlocutor no lo note del todo.

Ya veremos.

Moluscos.

Ya por la tarde y con todo ese tedio que acarrean los inicios de semana, se sentó a beber una taza de café cómodamente en la silla de la cocina. En la mesa, un libro por demás maltratado y leído, y un lápiz con el cual dibujaba y escribía anotaciones.

Mirando de frente intentaba crear formas en los azulejos, para luego notar lo sucio que habían quedado desde la ultima vez que cocinó carne dorada. El reloj de la cocina marcaban las seis de la tarde, pero debía ser más temprano, porque el sol todavía fastidiaba mucho por la ventana y podía sentirse algo caliente el aire que se filtraba. Pensaba en el tiempo perdido, en los años, y en las cosas que debió haber hecho y que no hizo. Pensaba en resumidas cuentas, lo que se piensa después de haber vivido un año difícil y sobre todo, tomado decisiones que cambian la vida o la dejan dónde estaba.

El pasado arremetía contra el piso y se estrellaba creando pedazos que chillaban y ensuciaban todo. grandes trozos de vidrio congelado remarcaban aquellos besos que no sentía y el amor que había huido entre algunos libros de texto. Después "aquel" rostro entraba levitando por la sala principal y se sentaba a su lado, lo intuía, pero como si fuese un espectro, trataba de no voltear, para evitar materializarlo.

A veces es mejor matarse entre el anonimato de los días, caminar en el sendero de la culpa y saber afrontar los errores antes de que ellos terminen por aplastarte. Sus ojos se le llenaban de minúsculos moluscos de mar que empapaban todo su rostro. Abrió nuevamente los ojos, viendo el café todavía humeante en la mesa, bebió un poco y notó que era julio, y que todavía quedaban meses para que se acabara ese año, deseo tener un control de avance y comerse los minutos y las horas, u olvidar, y mandar los recuerdos a quemarse, junto con las promesas, los hechos y las circunstancias. En vez de eso, siguió buscando formas en los azulejos, pensando en lo que haría al siguiente día y lo que le esperaba en el trabajo. Siguió ocupando su mente con cosas más temporales, acabó su café y eran las seis y diez.

sábado, 2 de julio de 2011

Sorpresa.

A veces no puedo creer lo diferentes que somos, y lo bien que se nos ve juntos. Me asombra la capacidad que tienes para hacerme feliz, para arrancarme sonrisas, para juntar mis esperanzas entre tus manos y quedártelas.

Me sorprende lo que tus frases hacen y desasen según te apetece, el poder de tus deseos en los míos, las noches y las horas que se nos convierten interminables.

No puedo creer lo real que eres y lo que tu perfección hace con mi imaginación. Mi nombre y el tuyo se escuchan bien juntos cuando se les pone de apellido el amor que nos tenemos. Las horas que nos esperan y las que se han ido, los presentes que nos acarician las mejillas y nuestras voces recorriendo océanos.

Todo en conjunto es una gran sorpresa que la vida me regalo sin merecerla. Quisiera gritar tu nombre y que el mundo se entere de lo que me haz dicho anoche. Pero soy celosa de tu voz, y me lo quedo para mi, para mi compromiso contigo, para el amor que crece.

viernes, 1 de julio de 2011

Efemérides.

Un día como hoy pero muy diferente, empecé a escribir la historia que me cambió por completo. El día era soleado, caluroso y yo desperté con un cielo rojo y un estacionamiento solitario. Las letras fluyeron por la noche, y ya en la madrugada, mis dedos trataban de tocar las fibras que momentos antes se habían movido hasta dejarse caer al vacío de los errores provocados.

Un día como hoy, después de muchas lunas, de parques extraños a los cuales no he regresado, de millones de letras, de caracteres, de innumerables y aletargados momentos de contemplación, estoy frente al fastidioso momento de conmemorar lo inexistente, lo virtual y lo intangible. Me quedan las historias, palabras y lagrimas que por añejas, se han secado.

Algo así como hoy, pero con otro cuerpo, otra mente y otros silencios, me enamoré de las ideas que recorrían como hormigas danzantes los falanges de mis dedos. Te culpo, y no, de lo que ha venido, te exijo explicaciones y pareces inmóvil. La vertiginosa manía de contarme a diario como suceden las cosas. Recarga tu cabeza en el umbral de mi puerta, frena tus besos a la par de tus ganas, restringe tus emociones al grado de hacerlas explotar contra las ventanas. Quédate en la banqueta frente a mi casa toda una noche y entiende que sigo existiendo, y no.

Cámbiame estos dos años por los besos que no he dado, déjame olfatear su perfume en mi almohada, clávame las espinas que he dejado olvidadas, o mancha de una vez mi cuaderno. No dejes que las cosas se queden en el papel de lo incierto.

Seguiré escribiendo hasta que no quede más lugar dónde hacerlo que su piel, ni más tinta que la mía.