miércoles, 31 de agosto de 2011

Uno de esos días.

Hay días en que mejor sería no levantarse de la cama, dice una canción. Y me quedé pensando en la frase mientras transitaba por esos días, en que todo se acumula, y parece que, los pendientes, los correos electrónicos, el trabajo repentino y urgente, y no sé tal vez también los problemas personales, van a explotarte en la cara en cualquier momento, como una bomba de tiempo.

No es bueno perder el tiempo, pero tampoco tengo otra manera para calmar mis ansias que escribiendo y, en parte, desprendiéndome de los problemas con cada palabra que tecleo fuerte y sin detenerme a pensar mucho en lo que estoy escribiendo.

De eso se trata el blog, supongo, de dejar de mi lo bueno, lo malo y lo peor, para liberarme. No era otra mi intención desde que lo abrí. Aunque de él hayan surgido muchas cosas, como conocer mi cariño por escribir, encuentros cercanos del tercer tipo y con ellos el amor.

Y mientras veo el reloj avanzar, mientras trabajo también contra él, me detengo cinco minutos, que en vez de usarlos en tomar algo de agua o comer, prefiero emplearlos en desahogarme de alguna manera, aunque no cuente detalles, aunque no sea muy clara, como la mayoría de las veces, en lo que escribo.

Vuelvo al trabajo que seguramente no me dejará escapar hasta muy tarde. :)

Pd. Es el mes que menos he escrito en todo el año :S

jueves, 25 de agosto de 2011

Aplastado.

De camino a casa, pensaba en la ausencia de aquel sujeto. Desde cuándo se habían dejado de amar, y qué duende tan cruel los había obligado a permanecer. Los fines de semana ella, tomaba sus precauciones, y hacía planes, siempre, sin él. Inventando mil escusas para no tocar sus labios, para verle lo menos posible. Él por su parte, llegaba tarde a las citas, llamaba cuando sabía que no le iban a contestar y hacía todo lo posible por mantenerse ocupado en el trabajo.

El cariño era un cascarón vacío dónde sólo quedaba la palabra, los años, y las experiencias. Ella lo amó tanto que se terminó el amor en alguna comida que le hizo y que él no supo apreciar. El terminó por conformarse con ser exitoso y comprobar que era un hombre de provecho, dejando, siempre atrás su vida personal. Pero seguían juntos porque era más cómodo.

Hoy después de tanto tiempo, y después de llorarle unas cuantas noches. Descubrió lo lejos que se encontraba el amor de ellos desde hacía tiempo. No se puede sepultar dos veces al mismo muerto. Uno lo entierra, le llora, lo vela, y le pone flores. Después la nostalgia. Y entendió lo hipócrita que puede ser el amor cuando ya no se encuentra un significado real a esa palabra.

La pérdida nos puede mantener ciegos por algún tiempo, pero siempre la verdad sale a flote, y el desamor, aunque escurridizo a la razón, termina por aplastar de golpe, las lagrimas que no se sienten.

Olvido.

No es que no quiera hablar del tema, más bien, creo que hay ocasiones en que las paredes parecen tener más vida que los sentimientos, que, sin notarlo siquiera, se han dejado caer por la coladera de la ducha, donde tantas veces se han lavado los recuerdos.

Son ya varias noches que le doy vueltas al asunto, mientras trato de entender, o por lo menos de justificar el "porqué" de las cosas. Ese es mi problema, justifico a terceros y cuartos, y dejo en el tintero lo que a ti, con toda esa manía tuya de no comprender lo que digo, te toca. No hay sucesos que me delaten de manera mucho más sobria que mi propia frialdad. Y lo sabes.

El frío de mis pasos no es más que el viento que ha dejado, al caerse en mil pedazos el pasado que acompañaba los tuyos. Ves el piso mientras me escuchas, tomas tus manos y las entretejes como si ellas te fueran a dar una respuesta. Y no entiendes que la respuesta está en mi ojos, en las comisuras de mis labios mientras tartamudeo las ideas que me vienen a la cabeza, y dejo atrás todo lo que mi corazón está sintiendo. No porque quiera callarlo, si no, más bien, porque no te interesa.

Hace tanto tiempo que me fui, que parece increíble que todavía sigamos guardando razones para tener en la mano un boleto de vuelta. Te reto a que hagas un inventarios de mis acciones, que cuentes uno a uno mis defectos, que los hagas explotar para que me den en la cara y cubran de manchas azules mis ojos, mis labios, y mi cabello. Dejemos exhibir (una y otra vez, si te place) en una carta, en un boceto, en los borradores de tu correo electrónico o de tus recuerdos, todas las cosas que, por no saber rendirme, dejé pegados en tu memoria. Acaba, para tu tranquilidad, conmigo y mis acertijos.

Esta vez no te pido compasión, te pido olvido.

miércoles, 24 de agosto de 2011

te amo.

Es como si de pronto reestructuraras mis necesidades. Cuando las cosas que buscaba se pierden en la superficialidad, y el trabajo sea, por mucho, sólo un medio y no un fin, como antes lo entendía.

No sé si las cosas puedan acomodarse de tal forma que, entre tanto mundo, nuestras existencias transiten libremente juntas, sin atender al tiempo, ni al cansancio. Eres por mucho, mi fuente de inspiración, llenas mis letras, mis días, mis noches, mis sonrisas, y mi Iphone de detalles tuyos, de ti.

Te quiero, y aunque no tenga la manera de tenerte ahora mismo, aunque se me rompa en pedazos el tiempo, el corazón y las circunstancias, te quiero en mi vida, me quiero en la tuya, y todo se aclara en mi mente. Eres la razón por la cuál he llegado hasta aquí, y no lo hubiera entendido nunca, si no te hubiera conocido.

jueves, 18 de agosto de 2011

Para ti.

Escuchar tu respiración y sonreír, no desear otra cosa en el mundo que estar de tu lado del telefono. Contemplar tu rostro cuando inhalas o exalas. Poderme recostar en tu pecho, y escuchar por horas los latidos de tu corazón, quedarme dormida justo ahí dónde también sueñas.

No me sorprende ver lo mucho que te quiero, y mucho menos descubrirme escribiendo mientras duermes lejos de mi. El amor es así, y no puede haber nada más sincero que lo que mi corazón siente, y los millones de pensamientos que se atraviesan por la mente y resbalan por la garganta haciendo un nudo. Vivir contigo, en ti, disfrutar plácidamente de éste amor que parece crecer y por un momento voltear hacía el cielo y sorprenderme de lo grande que se ha vuelto.

Hay cosas que tengo muy claras, entre ellas; que te quiero, y que quiero estar contigo. Todo lo demás parece amontonarse y escurrirse con el pasar de los días, del trabajo y la monotonía. No me atrevería a decir estas cosas si no sintiera, tal vez, como siento ahora mismo, lo mucho que compartimos, y ver como la sintonía del corazón nos alcanza a cada momento como reclamándonos el estar lejos.

Y qué si te digo que quiero que seas el hombre de mi vida, y qué si te siento tan mío que no quiero compartirte ni con el aire, ni con tu mundo, ni con el mío. Te amo, y a tu viento que escucho, y a tus latidos que presiento. Te quedas dormido, y yo, lo único que quiero es besarte.

Intuición.

Cuándo las cosas causan tedio e irremediablemente, desesperadamente e indudablemente lo único que quieres es desprenderte, sacudirte, escabullirte. La cosa es muy fácil, si lo ves de un modo simplista; le pones "delete" y te largas a otra parte. Todo tendrá consecuencias, pero nada que no haya pasado antes, ni nada que no se "supere" con el paso del tiempo.

Así pasa con todo en la vida, siempre hay opciones, o sigues en el agobiante paso hacía el infierno personal, o le pones un "hasta aquí" definitivo por más que duela o saque de base. Hace tiempo descubrí que no hay herramienta más efectiva que la intuición, siempre se sabe qué es bueno, malo, peligroso, engañoso, sincero, o acarreará conflicto desde el principio. Aunque no lo queramos ver, y nos pongamos miles de dedos de frente para tapar la realidad y lo que evidentemente se percibe. Por eso no confío de todo en la razón, ésta puede jugarnos juegos de palabras, y empezamos a justificar nuestros verdaderos sentimientos.

Ante todo, y como dice aquel libro que él me regaló "A dónde el corazón te lleve" es la herramienta más útil del ser humano. Muchos tenemos el sentido agudizado en diferentes partes del cuerpo, supongo, en la cabeza, el corazón, yo en lo personal en el estomago, cuando algo no me parece, pum, la espina se clava y bueno sólo mis propias mentiras razonadas pueden hacer que olvide, más no deje de sentirlo.

Y hoy, sin más pretensión que aclararme un poco la mente, escribo, y hago caso a las corazonadas e intuiciones que marcan mi mundo. Hacía dónde voy, y si es lo que verdaderamente quiero. No toleraré más falsedad en mi vida, ni más represión hacía lo que verdaderamente quiero y siento. Si algo no me parece, lo sacaré de tajo, y punto, sin cuestionarme nada, ni poner "peros".

No hay justificación, hay sensaciones, y sobre todo, hay sentido común. O quieres algo o no lo quieres, nada a medias. Extremista, puede ser, pero creo, es lo más conveniente para la salud mental y espiritual. El tiempo se va volando, y perderlo es algo de lo cual no me daré el lujo.

Buenas tardes. Me voy a pedalear.

lunes, 15 de agosto de 2011

Curiosidades.

Era difícil recordar cuantas cartas había escrito, ni cuántas faltarían para que, al fin, se diera por vencido. Aquella tarde, y sin contar con ello, llovió tanto que la calle de pronto se vio sumergida en el agua café que parece emerger de quién sabe dónde, y todo empezó a tener un color verde claro y potente. ¿Cuántas tonalidades de verde se pueden conocer en una vida?.

Los brazos se le entumían un poco y antes de pensar en fumarse otro cigarro, tomó una pluma, como si no existieran medios electrónicos, y, comenzó a escribir, una y otra vez, desechando de vez en cuando las hojas, haciéndolas, con el puño, una esfera casi perfecta, manchada de cosas que no se atrevía a decir, ni siquiera frente al papel. Reflexionaba de vez en cuando mordiendo el bolígrafo y observando la lluvia caer ruidosamente desde el tubo de desagüe que pendía del techo. Diez años después y el mismo remitente encaraba al mismo destinatario. Recordaba los fines de semana tirados en la cama, las noches de lectura, las cenas de apenas un trozo de pan y queso, y las caminatas por los rincones de los parques apagados. Todo, en retrospectiva parecía perfecto. Atrás habían quedado las acciones, lo errores, los pleitos, y las largas noches de insomnio, esperando una palabra suya. Hoy escribía para él, para abarcar en letras lo que con sus labios no era posible decir.

Comenzaba siempre con un; Debes estar preciosa, y terminaba sin decir adiós, sólo con lineas y una carita feliz ":D" Pocas veces la soñaba, era como si conviviera con ella a diario. Entre su ropa, la casa, el trabajo, el coche, las melodías del medio día, la ensalada que tanto le disgustaba, y los dulces que aún le compraba cada semana en el supermercado, por si, por alguna razón iba a visitarlo.

Ninguna tarde era diferente, su cita a las siete en punto religiosamente y sentado en la mesa de la cocina dejaba caer la carga del día, contándole todo. Desde lo más simple que es despertarse por la mañana y encender la radio para confirmar la hora, hasta lo tediosa que se estaba volviendo su maestría a mitad de semestre. Las cuentas que había que pagar, los sobrinos que cada día crecían más y más, y lo triste que estaba el gato del vecino desde que había muerto la la esposa de éste. No ocultaba nada, quizá sólo aquello que era evidente, la extrañaba.

Entonces al terminar, generalmente después de cuarenta minutos, cerraba la carta, la envolvía en un sobre, lamia lentamente el sobre como si lo besara, el sabor del pegamento ya era para él como un manjar, como si de repente hubiera inventado un recuerdo y los labios de aquella mujer se enterraran en su paladar y su lengua, poco seca después de tanto tiempo. Sorbía un poco de ginebra y agua quina, su favorita. Y guardaba en el archivo del mes: agosto, septiembre, enero, todos con diferentes colores, para no olvidar en qué año, mes y carpeta se encontraba cada uno. Cerraba con religiosidad su pequeña caja de secretos y volvía con su familia, dónde su esposa ya cocinaba pollo con crema de todos los miércoles.


jueves, 11 de agosto de 2011

Búsqueda.

Hay cosas que no se deben prometer, a mi parecer; el amor, y la eternidad. No se prometen porque si estas dispuesto a brindarlo, creo, no importarán las promesas ni nada. Hoy leí una hermosa frase que decía algo como "Si una persona realmente quiere verte, hace todo lo posible para llegar a ti" - Sin miedos, sin excusas." Bueno que eso sì se puede prometer, hacer todo lo posible por conseguir el amor, o ve tu a saber qué; la oportunidad.

Entonces me quedo viendo todo lo que implica tomar esas decisiones, y las largas filas, costos, horas, y demás menesteres poco románticos que deben de ponerse a prueba por conseguir lo que tanto se quiere. No sé que le pase al mundo, ni sé porque todo se vuelve tan lejano. Pero no me espero sentada a que las cosas se acomoden, veré la forma de obtener lo que tanto deseo, de alguna manera.

Y hoy, en búsqueda de esa oportunidad me encuentro.

miércoles, 10 de agosto de 2011

Lo terrible.

La manía impredecible de quererte; de esperar tus labios, tu costumbre ésta de ser lo primero que viene a mi pensamiento cuando voy despertando, en buscar tu voz por todas partes, y que el tiempo se vuelva polvo cuando se trata de querer tocarte.

Acariciar tu mano mientras palpo el aire, ese que te esconde de mi, que te deja perdido entre el mar y la tierra, y un montón de papeles, y un escritorio. Hoy, sin más, sin querer aparentar otra cosa, me gustas. Y luego vendrán todas esas sensaciones, del miedo al miedo y la angustia. Pero también viene tu risa, las cosas que se dicen y mis ojos cuando te pienso.

La terrible sensación de que, en cualquier momento te borrarás y serás como un tatuaje que jamás ha sangrado. Lagrimas de esas que se van por la garganta antes de caer en pedazos por las mejillas. Y sopla el tiempo, y te vas. Parece como si se escribiera una historia a ojos cerrados, dónde los puntos no concuerdan, y las lineas quedan chuecas y la letra se perdiera.

No somo más que baile de soledades, ni somos menos que éstas ganas de besarte. Y las palabras se mecen como tratando de hacer el tiempo al que le faltan cuerpos, y tejiendo pestañas que se abren y cierran al compás de toda esa agua que parece ahogarnos.

Somos, o sólo soy, porque yo te sueño, y tu existes gracias a que te invento.

lunes, 8 de agosto de 2011

Al grano.

El calor de agosto le empañaba los lentes, mientras una gota de sudor recorria su pecho lentamente. Tras escudriñar los laberintos de sus ojos aquella noche, se dio cuenta de lo absurdas que eran las despedidas. Todas son iguales. Entonces la luces de los árboles se alisaban y se dejaban ver largas y manchadas sombras. Por la ventana las personas caminaban dejándose escurrir por el vidrio mojado, sólo figurando lentamente hasta desvanecerse. Era fácil darse cuenta que tras terminar de llover volvería el calor, y quizá un poco de brisa del sur para empapar la noche.

Si se ponía atención se podría escuchar al ronco viento y como éste hacía erizar la piel con su rugido. En esas horas que todavía no es noche, ni es día, era de locos encender la luz del cuarto, pero él, más por miedo que por oscuridad decidió hacerlo. Frente a ella manchas rojas y azules como visión de fotoquinesis. Nunca había sentido como se quiebra la voluntad por dentro, hasta que la certeza de la traición se precipitó contra ella, arrebatándole, orgullo y vanidad. Todo al mismo tiempo. Fue así cuando un chillido extraño le araño los tímpanos y la hizo volver a ese cuarto, y a esoso ojos. El se ponía a hablar con las manos cuando algo le molestaba o estaba nervioso. Ella simplemente seguía escuchando: las campanillas de la bicicleta del niño de la esquina que hacía poco tiempo habìa dejado las ruedas de apoyo y ahora iba y venía por el barrio mientras su madre lo esperaba en la puerta. Los autobuses que llevaban ya el ultimo pasaje del día y que seguramente iban atiborrados de gente. La señora del piso de arriba golpeando el mantel y dejando caer las boronas de la comida para servir la cena más tarde. De repente una corriente de inquietud se desparramo sobre sus manos, y estas empezaron a sudar amargamente. La voz del hombre frente a ella se había desplazado por el pasillo aumentando su velocidad y su tono. El dolor que le hinchaba su piel hasta casi reventársela le impidió contestarle.

No había ya ni una sola luz en toda la calle, el ruidoso silencio empañaba ya los pasos del sujeto que iba y venía consolando un poco, la tenue quietud del silencio. Cuando la fatiga la obligo a cerrar los ojos, él encendió un cigarro y tomó las llaves de la taza que tintinearon de manera melodiosa despertándola del micro sueño apenas obtenido. De pronto el sonido del adiós dio un portazo, y las nubes cubrieron de nuevo el cielo oscuro, dejando caer las lluvias de agosto sobre el tejado.

jueves, 4 de agosto de 2011

MeValeryM

Pues eso, que nunca he dicho porque mi blog tiene ese nombre. En principio porque así me llaman, y después, porque realmente me valen muchas cosas, entre ellas, decir lo que siento.

Dicho esto, me quedo pensando en lo que me ha cambiado la vida. Lo diferente que soy de hace un año, de hace seis meses. Es parte del crecimiento, de las cosas que pasan, de las situaciones que cambian. Ayer le decía a un buen amigo que parece que la vida se empeña a volverme "cabrona". Y cada día me vuelvo más dura, mucho más desconfiada y quizá, muy, pero muy fría. Me parece que es mucho más cómodo para el alma acomodarse detrás del escudo de la indiferencia, y que nos valga madre, lo que de los demás recibimos.

Sé también que con el tiempo todo termina por no importar demasiado. Y que los temas tienen fecha de caducidad. Ayer por la noche pensaba en "las segundas oportunidades" pero creo que lo estaba enfocando hacía otro lado. Y, apenas ayer no creía en ellas. Hoy, puedo asegurar que existen. Pero las oportunidades nos las damos nosotros mismos. Ni la vida, ni los dioses, ni las personas nos darán esa segunda oportunidad. Pero no porque no quieran, si no porque no les interesa.

No existe en la vida ser más poderoso, y hablo de la vida de cada uno, que uno mismo. Hace tiempo que dejé de creer en los milagros y en las cosas que se resuelven por arte de magia. Los rezos y las penitencias se quedaron en mi otra vida. Hoy tomo las riendas de mis decisiones, las cuentas de mis errores, pero también me hago vales para segundas oportunidades. No es que no crea en Dios, creo, pero no lo culpo, ni me justifico en él. La cosa es simple, no hay nada en el mundo que se mueva si tu no quieres que así sea. Claro me refiero a las cosas que dependen de nuestra propia voluntad, lo que depende del otro se queda dentro de la esfera de voluntad propia. Y así vamos rodando por la vida. Cosa simple, hoy me doy una segunda oportunidad y una diferente perspectiva.

Primero, me libero, dos, me decido, y tres, me dedico a hacer cosas para resolver mi vida.