miércoles, 19 de octubre de 2022

Hasta aqui

Casi siempre me despierto con esa pregunta. ¿Hasta cuándo? no tengo suficiente con el paso del tiempo, de las buenas cosas, de la vejez que se asoma con su sombra plateada. Aún tengo sueños, aún me atormentan historias de otras vidas, de otras canciones, idiomas, mundos. Es todo tan lejano, es tan tonto al despertar. Pero en medio de la noche, en la oscuridad de mi pensamiento duele, sigue doliento. Me he disculpado mil veces, quizá más de las que deberia, conmigo, con el mundo. Pero una y otra, y otra, me asechan. Muero de miedo entre las sábanas, me aferro a mi realidad, mi orilla está ahí, pero yo me sumerjo en el mar de pesadillas. Hace tiempo que aprendí la lección, desaprendí lo que debía. Lloré, corri, me lastime a mi misma, fui mi peor verdugo. Hasta cuando? en qué momento dejarè de atormentarme, hasta qué punto dejaré de regañar, de flajelar a mi yo aterior. Soy otra, estoy muy orgullosa de mi, de mi vida. En algún lugar leì, que no debía de juzgar a mi pasado con lo que ahora sé. Pero mis subconciente no lo entiende, se martiriza, parece que hay algo que no estoy entiendo, y por eso escribo esto, porque busco respuestas, soluciones, porques. Solo quiero dejar de soñar.

miércoles, 20 de julio de 2022

Así sea.

Todas las noches pides rezar para ahuyentar las pesadillas, juntas tus pequeñas manitas, cierras fuerte los ojos y casi gritando pides:-Porfavor Dios que no tenga peasadillas, así sea- y me pides que rece contigo, y te quejas de que no sé hacerlo, y tienes razón hace tiempo que mi fe se desvaneció y te admiro y también siento un poco de envidia, vas en el coche y pides porque sople el viento, y agradeces cuando sucede, amaneces y veo tu carita agradiciendole a Dios que el sol está ahí para meterte a la piscina y poder jugar. Y yo pienso, a dónde se va la fe, qué tanto me tuvo que pasar para dejar de creer en algo. Yo también gritaba, juntaba las manos y miraba al cielo en busca de algo. Ahora solo espero que sucedan las cosas, hago lo que está de mi parte y es todo, sigo adelante. Agradezco, claro siempre hay que saber agradecer, pero me falta esa ceguera, ese no necesitar más pruebas que el aire que pasa por mis dedos para saber que ahí está Dios. Mi fe ahora es la tuya, hija mia, me agarro a tu fe para volver a la propia y aprendo de tu capacidad de asombrarte y de dar gracias, de tu ìmepetu hacía lo más grande que hay y el amor que mueve tu corazón. Yo sabía rezar, supe hacerlo bien hasta que no le vi sentido. Qué hizo que lo dejara de buscar? No lo sé, la adultez, la realidad y crueldad, tal vez. Pero aquí estoy cada noche volteando hacía las arruguitas de tus ojos cuando los cierras, esperando encontrar en ti lo que parece que ya perdí.