jueves, 24 de marzo de 2011

Renacer.

Después de 18 años, y contra cualquier pronostico, Gerardo, podría ver. Meses antes había contactado con un medico que en su haber tenía una larga lista de exitosas operaciones dónde le devolvia la vista a ciegos de nacimiento. No podría imaginarse que dentro de las estadísticas su caso era, esta vez, y por primera ocasión, motivo de probabilidad de mejora, parcial o absoluta. En pocas palabras y según lo poco que le había entendido a éste galeno, pues, tenía posibilidad de cambiar su vida para siempre.

Las ansias lo quemaban por dentro, y se imaginaba los colores, y el rostro de sabores exquisitos, la imagen de sus padres, los recuerdos de la infancia materializados en fotos y luces incandescentes. Podría elegir por sentido y no por instinto el rumbo de su vida, que hasta ese momento se limitaba a la obscuridad absoluta, a las palabras, los ruidos, los silencios y claro, los olores. Muchos lo llamarían milagroso, él sólo lo llamaba casualidad. Estar en la era, el tiempo, el espacio y las circunstancias de lograrlo, se sentía afortunado y melancólico. Estaba a punto de dejar su mundo, el que con mucho esfuerzo había conseguido, dónde sabía, conocía e imaginaba. La perfección tendría otro significado y, por supuesto, se descubriría a el mismo.

La noche previa a la operación se despidió de su cuarto, de sus objetos, de los libros, su rostro y el olor de su madre. Seguirían ahí pero de otra manera, decía adiós, mientras sentía el movimiento de su pecho intensificarse con el paso de la noche.

Al otro día paso todo muy rapido, y sin darse cuenta, amaneció recostado en una cama de hospital, escuchando a lo lejos el ajetreo de las personas recorriendo los pasillos y el olor particular; algo entre medicinas, coloro y muerte. En sus ojos una venda le daba la seguridad de lo ya conocido, pero sus ojos hambrientos de luz, se movían de un lado a otro. Lo primero que sintió fueron las manos cálidas del doctor retirando de su cabeza el pesado envoltorio. Después, nada, sombras nítidas, y humo estatico, vertientes de "algo" se deslizaban suavemente por sus pensamientos, tratando de organizar los conceptos de lo que percibía, o tal vez y sin darse cuenta, estaba viendo. El aliento y la respiración del doctor lo hacían recordar que había alguien, un humano, el primero que vería en su vida. Lo trato de imaginar y antes de poder hacer una construcción mental de esas que tenía ya gracias a el tacto archivadas en su mente. El color a piel, lo deslumbro. Algunas facciones de un hombre, más bien robusto, y algo maduro lo saludaron. El mundo empezó a vomitarle imagenes y las cosas que no sabía en realidad si eran lo que el pensaba se le presentaban como a un extraño. Era un ser de otro planeta, intentando comulgar con humanos.

Sin palabras, y admirado. Sujetaba sus manos, y sus dedos nerviosos se pellizcaban unos a otros. Su madre, de un lado, su padre de otro. Sus voces, al fin conocía el rostro del amor en aquellos tiernos sujetos, que mostraban unos ojos brillantes y calurosos. Lloró, había muerto, y empezaba a nacer, ahora veía, y tenía que aprender, otra vez, ya no había necesidad de imaginar todo ya estaba creado, todo tenía nombre y significado. No era dueño de sus objetos más preciados. El era nuevo, y lloro toda esa noche, estaba ciego, como todos, como extraños.

lunes, 21 de marzo de 2011

Duelo.

Calcule tu llegada, siempre eras puntual. Aunque esa tarde, y supongo debido a a nuestra ultima discusión, llegabas algo retrasada. Espere que entraras con mucho ruido, y mientras cruzabas la puerta preparé mis argumentos, mis armas y todas aquellas cosas que "comúnmente" se usan cuando dos personas tienen una pelea. En cambio llegaste tranquila, tu pelo ahora suelto te hacía ver más joven y dentro de aquella mueca había un brillo que no conocía.

Me quedé plantado en el sillón, esperé a que lentamente revisaras el refrigerador y te percataras de mi presencia. -Ah, hola, aquí estas- me dijiste con una voz calmada, baja y con una sutileza perturbadora. En aquel momento se cayeron todas las fantasías de una batalla épica que tenía en mente entre tu y yo. Y no supe cómo actuar. Te dirigiste al dormitorio, escuche el ruido de tu ropa al deslizarse por tu piel, los zapatos, tus accesorios tintinearon dentro de la caja de madera que años antes te había traído de un viaje a Buenos aires. Pensé en ir tras de ti, pero ya estabas en el salón. Tomaste un libro y te sentaste frente a mi. Te pregunté cómo había ido tu día, y aquellas cosas que uno dice cuándo no tienen mucho que decir. Contestaste tranquila, con palabras fluidas, pero sin despegar tus ojos de libro, cómo si ahí se encontraran las respuestas a nuestros problemas. De pronto el silencio alimento entrada la noche entre tu y yo.

Finalmente despertando al momento que estaba viviendo, me dirigí a la cocina, mientras escuchaba el ruido mudo de las hojas cada vez que pasabas de una a otra. Me serví un poco de jugo, tome unas galletas y las mastiqué sin ganas. De pronto la puerta se cerró. Te habías ido.

viernes, 18 de marzo de 2011

Momento de ocio.

Me cuesta creer en la maldad humana, pero de igual manera me parece absurdo creer en la bondad como fin último de la humanidad. Se trata solamente de pensar si es primero el huevo o la gallina. Si nacemos como demonios inhumanos. Si vamos corrigiendo nuestro rumbo (con algo de suerte) o simplemente nacemos "buenos" y nos vamos corrompiendo con el vinagre de maldad sembrada, claro esta, por un ser poderoso, malicioso y juguetón.

Creo que mi opinión viene sobrando, pero es interesante explorar el significado de la bondad-maldad. Las definiciones y conceptos se me pierden en los hechos, en aclarar puntos y desestimar pruebas. Es decir, que todo depende del "cristal con que se mire". Las injusticias existen, eso está claro, el móvil de ellas es el sentimiento de mala intención (me parece que no todo el tiempo). Siempre he pensando en la doble personalidad de las personas, en el diablo y el ángel hablando en cada hombro. En como vamos tomando decisiones, y en las cuales no siempre estamos conscientes de cuales serán las repercusiones y tampoco si serán actos buenos o malos. Para eso sirve la religión, supongo, para crear lineamientos y leyes. Ahora recuerdo un principio general en el derecho romano "El desconocimiento de la ley no te exime de su cumplimiento". En pocas palabras la inocencia no te hace menos culpable, para nada. Al final de cuentas los hechos amparan tus acciones no tus intenciones. Al carajo pues con la libertad y libre albedrío.

Y no quiero meter mis narices en cuestiones de si existe o no el cielo o el infierno, el juicio final, o el purgatorio. Estoy tratando de entender simplemente los claroscuros de la vida. Lo cual me hace volver a la misma premisa, "todo depende del juzgador". Entonces, para una sociedad perfecta, debería ser un fascismo radical, en el cual todos nos sometamos a los mismos lineamientos. En el cual no habría razón para juzgar mal o bien las cosas. Las cosas solamente serían, tal como "el ser" lo haya ordenado. Uff bueno, el punto es que, los errores (resultado de las acciones "malas") son al final de cuentas la gran culpa que debemos cargar, hasta que nos demos cuenta que nada, nada, es lo suficientemente malo mi lo bastante bueno como para preocuparnos.

jueves, 17 de marzo de 2011

Tiempo fuera.

Vaya que si he andado ocupada últimamente. No he podido si quiera pararme a pensar ni a sentir nada. Y la cosa es que me han bombardeado por todas partes, entre trabajo y proyectos estoy hecha un gran lío. Pero como siempre lo he dicho, nada como estos momentos a solas para sentirme bien conmigo misma. Me hace falta escribir, lo que sea, quizás puras sandeces y cosas mías que no tienen ningún significado para nadie más que para mi. Pero el gritar (aunque sea al vacío) libera el alma y hace que pueda seguir en el mundo, y en la rutina.

El lunes pasado fui a cenar con alguien a quien aprecio mucho, volver a ver a esa persona me hizo sentir que las cosas valen la pena. No quiero introducir aquí al pasado, ni historias de las cuales ya se ha dicho mucho. Simplemente puedo confirmar que hay personas con las cuales te sientes a gusto, sin importar cuanto tiempo pase, ni las circunstancias que los rodeen. La amistad existe aunque sutilmente plagada de "momentos" que tal vez la hacen modificar el camino y la intención pero que no dejan de tener una legitima y buen intencionada amistad.

He decidido también dejar atrás y no aferrarme a nada. Pero sobre todo, cortar lazos. Las cosas pasan por algo, y bueno, aunque en ocasiones duela muchísimo. Lo que es, es. jajaaj simple. Por lo que a veces no es que "uno" se rinda, es que simplemente no hay nada porque luchar. Las cosas se van terminando a diario, partiéndose, posicionándose. Sin darnos cuenta damos sentido a la vida, la matizamos, y la vamos pintando de colores que jamás creímos que existieran.

He vuelto a empezar, como ya lo conté hace tiempo. Desde abajo y sin intentar escapar de las consecuencias de mis actos, pero, quedando muy en claro que la vida no se termina con las situaciones externas. Tengo una nueva oportunidad, que quiero aprovechar al máximo, quiero volver a sembrar, y reorganizar mis prioridades. Tengo mucha fe en que las cosas saldrán bien, y que pronto, le daré significado positivo a toda la onda negativa que me rodeo a principios de año.

Uff bueno, he vuelto a vaciarme un poco. Y siempre siento que me falta espacio, tiempo, palabras. A pesar de que hoy en la mañana le aventé un gran mail a un querido amigo sobre mi sentir, creo que me faltaba hablar un poco más y aquí e encuentro; manchando de Valery todo el ciber-espacio.

Gracias a los que lean hasta acá, se que no tiene nada que ver con lo que siempre escribo. Pero es lo que hay.

Un gran beso.

martes, 15 de marzo de 2011

Cruda.

Hay cosas que no se pueden explicar completamente. Como el hecho que después de mucho tiempo haya cosas que tengan el mismo sabor y la misma textura. Que las reacciones sean similares, que tu cuerpo reaccione más allá de la conciencia misma.

Pienso que tiene que ver con algo mucho más interesante que la sabiduría adquirida, o que los golpes del destino. Cuanto te das cuentan que los silencios siguen donde mismo, entre las mismas personas, que la paz reside en ti, y que sólo tu puede sabotearla. Eso es volver a reestructurar.

Hace un par de horas sentía una cierta cruda sentimental. Eso ocurre cuando te llenas de muchas cosas en el corazón y que el organismo no es capaz de digerir. Y me di cuenta que era porque no había podido escribir lo que sentía. Pero es que no he podido acomodar mis ideas. Son tantas cosas que no entiendo que me quedo como tratando de sopesar con palabras ideas inexistentes.

Por lo que, solamente me limitare a decir: "Estoy en el mejor momento para crear momentos".

viernes, 11 de marzo de 2011

Recapitulando.



Hay, como en todo, cosas buenas y cosas malas. La calamidad no viene solamente con eterna obscuridad y sufrimiento. No, hay chispazos de "algo" que iluminan el momento, aunque sea sólo una incipiente llamarada.

Por eso no caigo, porque se que hay oportunidad en tiempo de crisis. Porque he descubierto la miel en lo amargo, porque al tocar el piso es mas fácil agarrar impulso. Todo es cierto, pero me sigue faltando algo, y lo lamento.

Ritmo.

Bailamos? Yo me dejaba guiar por tu mirada. Primero con miedo, pero poco a poco mis músculos sucumbieron a los tuyos y la música me dominó por fin. Lejos mis preocupaciones se amontonaban y dejaban de ser tan pesadas. El ritmo desbordaba mis ideas y tu lenguaje sin palabras me cantaba al oído.

Muchas veces me dije "no puedo con esto" y era verdad. Pero es que no entendía que no tenía que cargar con las situaciones. Éstas se viven y se dejan donde pertenecen; en el vacío de la noche, en una fría mañana de domingo o en sus brazos.

Seguí moviéndome, relajada, acompasada y sutil. Empezaba a confiar, a dejar que las incidencias quedaran bajo mis talones, que sucedieran.

miércoles, 9 de marzo de 2011

Monólogo.

Me doy cuenta que tengo semanas sin poder escribir una entrada que "valga la pena". Esto creo que tiene que ver con todas las cosas que me han pasado este año, y supongo que también porque se puede ver evidentemente que he cambiado muchísimo en muy poco tiempo.

Tengo algunos cuentos que no he subido, muchos proyectos, muchas historias que contar. Pero no me he animado a compartirlas. Creo que todo tiene su momento, he aprendido a esperar. Y eso hago ahora, espero a que llegue un mejor momento. O más bien dejaré que las cosas se me acomoden en la mente y en el corazón. Aunque para ser sinceros no me ha ido tan mal, he tenido muchas sorpresas agradables en el ultimo mes, mi corazón canta muy fuerte y me siento muy en paz.

Y pienso que mi buena estrella tiene que ver con eso de "tocar fondo", lo hice empezando el año, perder todo, y de pronto encontrar que no hay nada en el mundo más importante que "yo". Entonces cuando se parte de esa idea, y se empieza a trabajar desde ahi, todo sonríe.

Qué mas... Pues, que tengo dos viajes este año, que me dan una ilusión increíble. El primero ya en menos de dos semanas, el segundo, el más importante, dentro de poco también. No he dejado de soñar con las fotos que recibí hoy en la mañana de ese lugar y la sorpresa que me espera.

Casi cumplo 26 años, y los empezaré con proyectos increíbles. De entrada empezaré a escribir en serio y me darán la oportunidad de publicar algunas cosas y sobre todo, explorar temas que me gustan muchísimo y tienen que ver con lo que estudié. Todo, como ya lo dije, tiende a acomodarse.

En mi vida personal, sorpresas, grandes y hermosas sorpresas. Lo sé.

Y uff, creo que hablar de mi, es cosa difícil, prefiero inventarme historias! jajajaja
UN BESO A TODOS.

martes, 8 de marzo de 2011

De a poco.

Hay caras desfiguradas. Gente que deja de ser. Entonces el pasado se convierte en recuerdos, los recuerdos en significados y palabras y luego, poco a poco, como sin querer se convierte todo en historia. Y se plasma y se entierra y se olvida.

lunes, 7 de marzo de 2011

Agradecimiento.

Todo se acomoda como engranajes perfectos; la vida va sorprendiendo a cada paso. Cuando se cree que todo está hecho un desastre y que el caos impera frente a los ojos inmóviles del que "observa". De un momento a otro, la claridad llega sin previo aviso, con la sorpresa del que no espera nada.

Hoy vivo tan en el presente como jamás lo había disfrutado. Y la paz me abraza con tal fuerza y sin ganas de soltarme. Soy la llave a todo lo que deseo hacer y lo estoy logrando, estoy en el lugar preciso, en momento indicado, con las coincidencias maravillosas que me va regalando el destino.

Tengo mucho a agradecer, y lo hago. Gracias al universo que me inspira, que me regala.

viernes, 4 de marzo de 2011

Hoy soy.

Hay cosas que no se cuantifican, por ejemplo; no puedo ser "un poco más segura", "amar mucho o poco" y muchas otras frases que suelo repetirme a diario. Uno no puede querer tres o cuatro kilos, ser dos metros más segura. Soy segura, estoy enamorada o no.

Y ésto se transfiere a todas esas cosas que me propongo a diario. Soy amor, trabajo, esfuerzo. Soy lo que soy, y mientras no se esté en la disposicion de hacer la diferencia, no lo haré. Es decir que a pesar de lo que siento (tristeza, felicidad, enojo,etc.) las cosas son y se ocurren diario. Puedo decidir hacer algo, o no, que en "no hacer" también están mis decisiones.

Entonces, puedo tomar la decisión de estar "jodida" con un montón de razones históricas o simplemente reír y seguir mi camino. Hoy elijo lo segundo. Hoy me voy a provocar todas las cosas buenas que deseo, y después les cuento los resultados.

Un gran abrazo lleno de "buenas intenciones".

miércoles, 2 de marzo de 2011

..

Acaricie tu rostro, lo hice sin que te dieras cuenta. Tuve la sensación de estar conociendo de nuevo tu cara, como si fuera la propia. Hay sentimientos que las palabras no recuperan, voces que no necesitan escucharse para entenderse claras. Tu sabes lo que pasa, lo que se encharca, lo que jamás llega.

Entonces, lejos, muy lejos condené a mis pies a no moverse del suelo, permanecí callada. Mientras veía tus labios moverse pensaba en todas las veces en que me gusto probarlos, en tus ojos grandes y profundos, en tu mentón, en aquella nariz donde resbalaban lentamente mis ideas. Te descubrí en mis manos; seca y horizontalmente te mecía en mis ideas.

Debe ser por la primavera.