viernes, 30 de abril de 2010

Abril.

En la ciudad se respira calor, los coches aparentan navegar en algunos espejismos de tierra y la gente se enfada sin razón. Pero yo por dentro siento algo fresco, un viento que derrumba mis ideas, las colma, las eleva. No escucho a mi doctor, aquel que  intentaba matarme ha muerto. Y yo, dentro, me meso entre nubes de viento.

Mi cabello comienza a danzar y me besa la frente constante. En mi cuerpo nacen luces que despliegan contornos de elegantes avestruces multicolores. Y el olor a manzana me despierta. Aún sobre mi boca percibo el sabor de lo eterno, de aquello que jamás muere, y canto, y siento cómo retumba mi caja de música, mi pecho y mi garganta; tan melodiosa y entonada.

Y luego cierro los ojos, imagino tus labios, tu mirada, me concentro. Sí vieras cuánto te quise. No, no, más bien, sí pudieras saber cuánto soy capaz de amar. Ahora la vista se vuelve, se empieza a metamorfosear, y encuentro otro panorama diferente. Cómo cambia la vida en meses, cómo se interrumpen destinos cuando la brisa sopla hacía el oeste. A veces helada, otras calurosa. Hoy para mi, fresca y hermosa.

Qué traerá la brisa en mayo, sí para éste abril ya ha cambiado, no lo sé. Pero hoy gozosa disfruto de lo que ha venido, de aquello que me colma, me abraza y me hace feliz. Hoy, sé que todos vamos renaciendo al igual que la brisa y el clima. Incluso Julio éste mayo luce diferente, él y sus luces, han muerto. En su lugar hay otro ser, nacido apenas éste año. Diferente y renovado; tal cuál su preferencia y su visión. 

Entiendo que jamás volveré a ver a Julio y lo acepto; la muerte duele, pero la vida sigue. Y qué rico se siente la brisa fresca entrando por mis poros, traspasando mi corazón, llegando a mis sentidos más profundos, saciando mi sed, brindándome amor. Y qué bello se siente ver morir a abril poco a poco, a veces la muerte, también refresca.

miércoles, 28 de abril de 2010

19 días y 500 noches.

Mi canción favorita, por mucho, es 19 días y 500 noches de Joaquín Sabina. A veces me he preguntado porqué. Empecé la entrada queriendo hacer una descripción personal de la canción, pero es que, la música misma me deja sin habla, ese hermoso ritmo, después los coros.

La canción me dice muchas cosas. La forma de describir el amor de esa mujer, es personal y egoísta. Empieza con una hermosa metáfora de lo que puede durar el amor; el amor puede durar menos que dos peces de hielo, a veces dura más y eso tampoco es conveniente. Después vuelve a su propio ser, Él ésta vez sí quería quererla y ella no; uff cuántas veces ha pasado eso, en el mismo momento en el que tu corazón se abre, consciente o inconscientemente, lanzas todo, y, nada. Simplemente el ser frente de ti; "dice hola y adiós" y tira dos besos.

Entonces viene el momento de reflexión y se dice que ya no tiene caso pedir perdón; porque lo perdonará, ya que no le importa. Cuántas veces he perdonado sin rencor, porque realmente no me importa.

Y los coros, esos me llegan directo, consciente de que terminará por olvidar. Porque todo es pasajero, todo pasa. Afirma qué tardará en olvidarle 19 días, qué claro son fáciles de llevar por tantas cosas que hacer, por tanto mundo y 500 noches. La soledad de la noche siempre trae fantasmas, no?.

Después el despecho, la locura, y claro la borrachera. Típico cada quién cura los mares cómo es posible.

Mañana iré al concierto de Sabina en Monterrey, fue mi regalo de cumpleaños de un hombre increíble que adoro. Y sólo puedo decir gracias, y claro, decir que estoy tan emocionada que no he dejado de pensar en eso.

lunes, 26 de abril de 2010

Call.

Debía acabar de cocinar la cena, ya había puesto en orden la ropa y la casa limpia. Sus deberes estaban hechos y la oficina había silenciado sus llamadas, sólo quedaba esperar la llegada de su compañero. 

Eran las siete de la tarde (o más bien ese momento en la cual no es tarde ni noche, ni luz ni sombra) cuando sonó el teléfono, del otro lado una voz familiar.

-Hola, sabes? la vida me ha tratado de maravilla; tengo un buen trabajo, dos hijos maravillosos y una hermosa esposa. No tenía nada que reprocharle a la vida, hasta ayer en la tarde. Me encontré con un amigo en común, recuerdas a Ricardo?, él me hablo de ti, me dijo que vivías aquí mismo.  Tuvo la  idea de darme tu teléfono. Yo respondí con una cara de sorpresa, esa qué tu bien conoces y le dije qué quizá llamaría para saludar. En cuando me encontré en mi casa, abrí mi correo, y ahí estaban todos esos recuerdos tuyos desbordados en la pantalla. Entonces recordé cuánto te amo, a pesar de la distancia, del tiempo y de la vida misma. Nadie ha pasado sus manos por mi pelo como lo hacías tu, nadie ha acariciado mis mejillas con ese amor interminable, y mucho menos, nadie absolutamente nadie me ha amado cómo tú. Te preguntaras porqué te digo todo ésto. Ésto es un acto de solidaridad y malicia, quiero qué sientas lo mismo que yo, y qué me extrañes tanto cómo definitivamente te añoro. Me dio mucho gusto saludarte. Adiós.

Aquella voz no la dejó hablar y la ahogó en el sillón por dos minutos. Después recordó la cena, puso el noticiero y sonrió. 

Concentración.

Qué difícil me parece concentrarme en algo. Hoy debo empezar a tomarme en serio mi tesis, retomar mi tema y enamorarme. Pero empiezo a leer y un sin número de temas absurdos, desligados y faltos de importancia toman mi cabeza y empiezan a juguetear con mis neuronas, enviando a mi mente muy  lejos de lo que realmente debo hacer y pensar.

Me doy cuenta, me transmito un regaño severo, y vuelvo a intentarlo. Funciona por media hora máximo, y vuelve lo mismo, preguntas sin sentido, ideas sin razón aparente; tengo hambre, qué estará haciendo?, y sí me voy a mi casa y trato de dormir un poco, me duele la espalda, creo que tengo ganas de ir al baño, ahh! ya entendí lo que me quería decir Kafka aquella noche..mmm otra media hora... ahora tengo a Ronnie sentando enfrente mío dictándome palabras mágicas.

No sé sí la concentración sea un totalmente un proceso mental en el qué tengas que trabajar, o sólo sea cuestión de actitud, quiero pensar que es cosa de las dos, pero hoy se niega a cooperar, o quizá soy yo, la que estoy completamente fuera del ritmo académico.

Definitivamente la voluntad debe actuar directamente en el objetivo de mi tesis, de mi estudio. Debo relajar mis sentidos, agarrarme en serio ésto y generarme el proceso, dejando atrás todos esos objetos o sucesos que puedan interferir en mi estudio, en mi propia capacidad de trabajo. Pero es qué está tan callado todo, tan silencioso el sonido de mi mente, de mis ideas jurídicas, la voluntad desgarra mi vocación y la hunde en procesos químicos diferentes, cómo voluntad de dormir o leer literatura.

Tengo que meditar acerca de mi concentración, o mejor dicho, simplemente poner manos a la obra.

Ya contaré cómo sigue el proyecto. Quizá escuchen mucho de él por algunos días. O tal vez quiera solamente  seguir sin concentrarme.

domingo, 25 de abril de 2010

Uff, qué alivio!

Uff y yo pensé que eras especial, de esos que no se hacen y que marcan tu vida. Pensé de verdad, qué eras un cometa disfrazado de sonrisa. De noche me encontraba despreciando a las estrellas y diciendo -bah! de qué presumen no se dan cuenta de que él existe- ahora entiendo porque no decían nada. Debían gritarme -ilusa- desde allá arriba.

Uff por fin veo tu color de piel al igual que el resto, tan amarillo, café y rosa, cómo el del hermano de mi vecino, y yo pensando que tenías la piel de un color jamás creado y creyendo que tus ojos debían ser cómo dos milagros. uff! de buenas qué son negros como los de la mayoría.

Uff, pero qué alivio encontrarte tan normal, tan igual, tan común. Y ni qué pensar de lo que pensé que tu pensabas, tú tan inteligente y diferente; un ser excepcional y sensorial, toda una eminencia en su grado, todo un sujeto conquistador de mis ideas. Ahora veo, piensas igual que ellos, te mueves tal cual, y creo que hasta frecuentas los mismo lugares, yo qué pensé que caminabas entre nubes y pisabas tulipanes.

Uff pero qué gusto verte así, igualito, tal cual, y tan normal, cómo todos aquellos, similar a los que jamás mueven  ésto qué sí es diferente, mi corazón.

sábado, 24 de abril de 2010

Enamorda.

No sé que tenga el amor que llena de primavera mis sentidos, los enjuaga, los nutre y deja una fina capa de suavidad en todo lo que hago.

El amor es algo tan inexplicablemente explicable, se podría escribir horas acerca de él y jamás se agotarían los adjetivos, los verbos e incluso los nombres y pronombres. El amor es letras y sonidos, silencios y caricias. Besarte de vez en cuando, y en cuanto la noche llegue seguir reclamando atención de tu amor, o del mío.

Amor es abril y mayo, y cada letra del abecedario, es cantar por las mañanas al bañarme y sentir cómo palpita mi rostro al encontrarlo. Qué si lo pierdes de vez en cuando, si se va por otro lado o encuentra otros labios. El amor está depositado en cada uno. Y mañana cuando amanezca y observes cómo finaliza abril; encontrarás el amor de un dulce nardo, de un sol eclipsado de estrellas en pleno medio día, o quizá mi mano en tu mano.

Me encanta el amor porque me mueve, porque me inspira, porque me abraza sin ropa y me sigue cautivando aunque tenga la habilidad de destrozarme de vez en cuando. Me enamoro del amor y lo suspiro en rostros, en finas y hermosas canciones, en tus dos nombres y quizá en tu apellido y tu "G" igual a la mía.

Lo puedo escuchar sin escucharlo, lo puedo leer sin tener que observarlo, el amor me atraganta, me desnutre y a veces, de vez en cuando, se inclina como hoy y me satisface.

Sí le dijera que "te amo" hoy, no mentiría; lo amo, con un amor distinto a otros, un amor resplandeciente de presente, limpio, sacudido de aserrín y quimeras. Te amo con la verdad de mis ojos, con la garganta bien abierta para decir tu nombre a cualquier turista. Sí, eso diría, te amo, sin más, aunque los otros juzguen o poco les importe.

Quiero escribir del amor, porque me enamoro constantemente, de diferente forma y quizá del mismo sujeto. Confiando y teniendo fe del amor mismo, el amor plasmado en mis letras o en mis sueños, en mis cataratas mentales.

Estoy enamorada y me hace fuerte, grande y casi inmortal. Éste amor me está encantando, me está haciendo feliz, y esa es precisamente la finalidad del amor. Y qué sí mañana se acaba y el vaso se vacía. Mientras estoy así todo lo demás es humo, viento y nada. Yo soy poderosa cuando estoy enamorada, soy capaz de mover montañas y nubes, hacer milagros y reconstruir la vida con mis manos.

Uy qué emoción estoy de nuevo enamorada!

viernes, 23 de abril de 2010

Antes de que se me olvide.

Eran principios del otoño, por más que  el calendario señale que éste empieza hasta octubre, ese septiembre ya había llegado; y las hojas empezaban a cambiar de color, al parecer la vida les estaba arrancando su verdor, para regalarles aquel hermoso café rojizo, que a mí en lo personal me encanta. La naturaleza siempre es tan compasiva, les da una última oportunidad para causar admiración, y las deja jugar con el viento, para así terminar su viaje sepultando banquetas mientras son sacudidas por señoras en pijama cada mañana.

Mi despertar había sido difícil aquel día, entre la pereza del inaugural frío y los ruidos extraños de la noche anterior; mis ojos no encontraban una zona de tolerancia más que el callado ruido del agua en mi espalda. Tenía que ir a trabajar, seguir con una rutina exacta, y claro, visitar aquellos cuartos dónde se procuraba una justicia ciega, pero con una modalidad de juego de moneditas. La justicia no se movía si no era depositada en aquellos escritorios grises algún tipo de papel moneda. Ya casi me había acostumbrado, más no estaba de acuerdo. Poco importaba lo que ésta abogada recién nacida podría juzgar del poder judicial en aquel momento o incluso en éste.

El día transcurrió entre el calor de la tarde y los papeles tirados por todo el coche.  Una emplazamiento, dos actuarios que se me escondían y ya por la tarde tenía una cita en la iglesia. Trataba de visitar aquel santuario todos los jueves, ese día era martes, pero tenía una razón un poco más personal. En esa temporada mi necesidad espiritual había crecido tanto que se había vuelto casi diaria, y aquel día no era la excepción. Llegué al estacionamiento, un tono gris manchaba la zona, y algunas hermosas nubes amenazaban con salpicar las escaleras por donde pisaba,  así que opté por colgar en mis hombros aquel saco blanco que tanto me gusta, para proteger un poco a mi cuerpo de aquella amenaza de lluvia.

Llegué y me senté donde siempre: entrando, del lado derecho, hasta atrás. Tenía ese día muchas suplicas y necesidades que mi alma gritaba ahogadamente. Desde el aniversario luctuoso de una gran mujer, hasta el desgarramiento de mi propio corazón. Mientras me encontraba con la mirada perdida en aquel Cristo que parecía volar en el techo de la iglesia; le rogaba que me callera encima o me diera la oportunidad de sanar mi corazón de alguna manera. Soñaba por despertar de esa pesadilla que se habían vuelto mis sentimientos, entender qué siempre fue un “no” y qué al final de cuentas debía entender-lo. Seguía aquel culto con mis ojos congestionados de lágrimas a punto de salir, implorando un poco de compasión, un poco de realidad a aquel dramatismo que había secuestrado mi cordura.

Mientras seguía contemplando mi propia realidad, una sombra inundó mi ojo derecho. Pero tratando de no hacer caso, seguí concentrada en el altar y las letanías. Cuando algo familiar empantanó mis sentidos no pude detenerme y, sin pensarlo voltee. Era él, todo aquello que me mantenía implorando un poco de misericordia celestial, se encontraba depositado en el mismo asiento, a escaso metro y medio de mí. Sonriendo contestó a mi admiración y yo, me limité a ignorar, como me hubiera sido posible su presencia. Los minutos se contaban lentos, y no sabía si aquella imagen era producto de mi imaginación o de una rara broma del destino. Aquel sujeto debía estar a kilómetros de mí, o por lo menos eso creía. Pero era evidente que había llegado a la ciudad, y justo habíamos asistido a una cita silenciosa e inconsciente. De esa muestra del poder de la suerte y el destino guardo una moneda y una huida. La primera fue desplazada hacía a mi porque supongo que no traía dinero nacional para la colecta y mi desaparición del lugar se dio justo después de que aquel sujeto abandonara el asiento para ir a  consumar aquel acto de amor divino que es la eucaristía. Yo decidí marcharme. Desde aquel día me he preguntado muchas cosas de ese encuentro, y obvio también he pensando mucho en cómo narrarlo. Hoy me han dado ganas de hacerlo, hoy después de muchos meses, de muchas lagrimas y de comprender que nada queda ya de toda esa historia, se las presento. El encuentro improvisado de dos seres que negaban existirse y que al final de cuentas fueron estrellados contra el destino, o quizá contra algo más fuerte.

jueves, 22 de abril de 2010

Hasta la M.

Estoy cansada de sentir, me duele seguir sintiendo por todos lados. Soy como una bolsa de plástico que va rompiéndose con el aire poco a poco. Agujera mis lados más superficiales y me deja vacío el fondo.

Hoy, estoy despierta, con ganas de destrozarme el cuerpo, el alma, y las ideas, vuelvo a bombardear mi sitio, descargando aquí parte del dolor que recorre mi espalda y se posa en mis pulmones. Mi corazón late, y no sé porque sigue haciéndolo, ojala me hiciera caso y se durmiera por un rato, qué se olvidara de su trabajo y me dejara volar por ahí, sin sentir, sólo volando.

Me fatiga, dormir y no poder hacerlo, pensar en mi futuro y en algo qué quizá jamás llegue. Me cansa, me da pereza seguir tratando de entender a la suerte y el destino. Quiero seguir aferrándome a una fe mancillada, removida desde mis entrañas. Aquel que ha querido arrebatármela me ha dado por todas partes, atacando mis sentimientos y mis sentidos. Mi dolor más profundo y superficial.

Pero hoy, sigo firmemente pensando; soy un proyecto y aunque me canse, Él tiene algo que enseñarme, algo tengo que mostrar, y hoy cómo ayer, a pesar de estar hasta la madre, no me daré por vencida.

.dormir.

Insomnio o sueños que aún no han llegado; regalo de conciencia no pedida,  pereza. Trata de cerrar tus ojos y concentra tu energía en perderla. Tal vez cuando te encuentres más cerca de aquel umbral entre saber qué sueñas y no. Logres conciliar el sueño, o confecciones uno. 

La Caja.

El cielo azul me daba la bienvenida a ese lugar que jamás habían visto mis ojos y mis pies saludaban afectuosos a un nuevo suelo. Siempre que desconozco algún lugar miro hacia el cielo y me siento en casa. Todos los cielos son prácticamente iguales, simplemente varían las nubes y el clima. Pero el azul de Roma, de ciudad de México o incluso de Buenos Aires es igual. Azul como los ojos de mi mejor amiga, azul como aquella camisa que llevabas puesta la última vez que te vi.

Caminé hacía el sitio donde debían estar los taxis, y tratando de no soltar mi único equipaje y  aquellas notas que había escrito mi Madre con la dirección exacta, seguí caminando, tratando de repetirme en voz muy queda los pasos a seguir. Nadie se percató de mi presencia, era nueva en ese lugar, ¿qué nadie me preguntaría de dónde venía?, ¿a nadie le importaba que fuera la primera vez que su aire acariciaba mi cara, que su sol calentara mi espalda?  No, a la gente poco le importa que visiten su mundo, se encierran tanto en sus propias historias que se vuelven ciegos, inconscientes y casi muertos para sus semejantes, para esos desterrados extranjeros.

Subí al primer coche con letras negras y hombre con cara de impaciencia y me dirigí hacía “ese” lugar. Debía dejar justamente aquella caja en el lugar indicado y sin voltear hacía atrás, abandonarlo. Mientras las imágenes más cercanas pasaban cada vez más rápidas y las montañas parecían ir perezosas reflejadas en esas manchadas ventanas, no pensaba en otra cosa, más que en su rostro. Podría dibujarlo como tantas veces, acariciar los finos y largos trazos de su nariz, aquel lunar antes de llegar a su boca y sentirme reflejada en sus ojos marrones. Deseaba no sentirme tan sola, pero no tenía miedo, tenía ausencia y esa sólo podría cubrirla algo que ya no existía, por lo menos no en el grado que yo necesitaba. Miré hacía mis manos y la caja jugaba al compas del camino; tan serena, inmóvil y muerta. Tal como él, así como toda su vida; contenida en una sola caja de madera fina y con grabados sin sentido. El hombre que había dado la semilla que me dio la vida, estaba en mis manos como un pequeño juguete inerte, frío y podría decirse; molesto.

Para qué querría que lo dejara justo en ese lugar, él ni siquiera había conocido ese país, incluso dudo que hubiera tenido una conciencia exacta de lo que yo viviría para poder llegar ahí. No lo concia, ni él a mí. Porqué importaba que lo dejará ahí o en cualquier otro lugar, en la esquina de mi casa o debajo de mi cama. Él no existía, tampoco su voz, ni su ausencia vivida. Pero no lo hacía por él, lo hacía por mi Madre, que me lo había pedido, con una voz suplicante a la que nunca  he podido negar nada.

El coche paró, pagué y me hice entender cómo siempre, a señas. Justo cuando el auto desapareció entre esos grandes árboles desconocidos para mí; me percaté que había llegado, “ese” era el lugar exactamente; era un parque verde, con bancas blancas y caminos rojizos. Algunas flores estratégicamente plantadas acompañaban cada camino. No veía en ese lugar nada extraordinario, pero no estaba ahí para juzgar o hacer alguna pintura. Estaba ahí para hacer un favor y al realizarlo debía marcharme y seguir con mi vida. Caminé varios pasos tratando de averiguar cuál sería la banca que él había mandando hacer desde tan lejos, y sí, el nombre de mi padre resplandecía de entre todos esos nombres ingleses, debía dejar su caja recargada y dejarla. Sólo así. Pero me quedé sentada por un tiempo, hasta  que el cielo empezó a diseñar el nombre de un amor pasado; justo cuando el sol deja de chocar con las nubes y el morado de la noche acaricia la frente de la luz comprendí. Era la primera vez en mi vida que viajaba con mi padre, la primera vez que platicaba con él y  mi último adiós. Sólo así, solos él  y yo, juntos y quizá para siempre, unidos. Así hice las paces con él, y claro, con el recuerdo de su madre y lo que yo había podido vivirlo, es decir: nada, en silencio, en paz. 

miércoles, 21 de abril de 2010

Salir

Hoy salí del hospital por la mañana, ver la luz de nuevo y esa mañana reluciente; me causó asombro. Pareciera como si después de dos días en el hospital la ciudad hubiera cambiando repentinamente de un color medio gris a un verde primaveral intenso e iluminado.

Mientras esperaba en el lobby recordé un chiste que me dijo mi primo Alberto el día que me internaron, algo así como “A qué le tiene miedo Caperusita Rosy?.. al Lobby” ; ni ahora ni en ese momento lo entendí, pero al recordarlo sonreí, mi primo se había quedado conmigo cuidándome la noche que llegué al hospital ya que mi madre traía una gripa bastante preocupante. Es hermoso tener a alguien que se preocupe por ti, y sobre todo que haga TODO lo posible por verte sonreír incluso en los peores momentos.

Al ir hacía el auto mi madre tomo mi mano, yo obedientemente la seguí. Creo que jamás dejaré de su pequeña hija y jamás dejaré de sentir seguridad al caminar tomada de su mano. Al subirme al auto, me dolía un poco la espalda, pero el dolor era bastante tolerante. Nada que ver con aquel día de dolor y sudor (el cual no quiero describir y mucho menos recordarlo). Llegué a mi casa y ya me estaba esperando un lindo almuerzo lleno de fibra y cosas bastante nutritivas. Así sucedió todo el día; los miembros de mi familia se dedicaron a localizar cualquier tipo de necesidad alimenticia o de comodidad que yo requiriera para así satisfacerla. Tengo tanta ternura y agradecimiento que me hace pensar que no merezco tanta atención. Pero  ahora entiendo que el amor es precisamente eso, entrega y agradecimiento. Dentro de cualquier enfermedad, calamidad, obscuridad y/o problema: la gente que nos quiere es el regalo más hermoso  y la bendición más grande que Dios ha otorgado a cada persona.

Pero claro que “ser familia” no es una actividad fácil, no cualquiera es suficientemente valiente para contar malos chistes en la sala de urgencias de un hospital, preparar un almuerzo lleno de papaya, llevar de contrabando chocolates y nieve a una enfermo, o agarrar la mano de una bebe de 25 años en pleno estacionamiento. No, “ser familia” es un acto de valentía y entrega, de olvido, perdón; pero sobre todo un acto de amor, sin palabras, sin obstáculos e incluso sin necesidad de unión de sangre.

Tengo muchas cosas que agradecer, primero a Pablo mi gran doctor que estuvo conmigo todo el tiempo, de muchas maneras; sosteniendo mi mano, y alimentando de suero con glucosa a mis venas; se lo dije ese día y lo vuelvo a reiterar, dentro de mi malestar, tenerlo cerca me hacía feliz y eso no se pude agradecer con ninguna palabra, sólo con un gran abrazo que pronto te daré.

Quisiera seguir escribiendo de lo agradecida que estoy, de que me siento relativamente sana y muy contenta, pero creo que los aburriré. Espero que todos se encuentren bien y sientan como yo. Qué la primavera es muchísimo más que un verde matizado y rosas abiertas, es también gente que ríe y llora; gente que necesita y gente a la que tenemos que agradecer. Sean primavera en la vida de sus seres queridos, apoyen, abracen y cuenten chistes no importa si son o no buenos.

Feliz día.

martes, 20 de abril de 2010

Vacaciones blancas.

Me he vestido de blanco con un gran escote en la espalda, me han servido una coctelera llena remedios milagros que cuelgan directamente de mi vena. Y muchos hombres vestidos de blancos me han venido a ver. 

El dolor físico se convierte en mi amigo y creo que nos estamos empezando a entender, todo es cuestión de comunicación y afecto. Mi hotel parece de tres estrellas la comida no es tan buena, pero la verdad no tengo mucha hambre. En cuanto a la vista, hubiera preferido al mar, pero bueno ahora mismo veo el exterior y me parece una pintura de Van Gogh. En la pared un Cristo con los brazos abiertos, qué espero sea sólo para protegerme y no para darme la bienvenida; creo que tengo todavía mucha "lata" que dar, y sobre todo muchas palabras que escribir.

Mi estado de ánimo, bien. Me preocupa los que me quieren que parecen preocupados, pero estoy bien, el dolor interno es más fuerte y ese ya lo he vivido y he sobrevivido qué creo es más peligroso. El físico es sufrible y manejable con drogas. Debería haber alguna droga para el dolor de corazón. Cuando salga de aquí trataré de reunir algunas hiervas de olor: canela, clavo y claro está chocolate y nieve; podría hacerme rica!!...

Quería escribirles, para no sentirme tan sola. Y ahora que estoy un poco más atontada que de costumbre, gracias por leer y espero volver pronto, quizá mañana!..

Los quiero.

lunes, 19 de abril de 2010

Lunes.

Tener esta ansiedad por escribir es a veces complicado (y hablo por todos aquellos que aman escribir y que lo hacen de corazón que no es lo mismo que sólo hacerlo), la gente que nos rodea no siempre tolera que plasmemos situaciones en letras y que a demás las expongamos a mucho o poco público, el pudor les gana y la verdad es comprensible. He tratado desde hace tiempo de ser un poco más reservada y no dar muchos detalles, hablar del fondo y no del a forma, para así, no comprometer realidades. 

Pero tengo una razón para escribir todo y es que tengo una memoria altamente visual, debo aprender por medio de lectura; y me interesa escribirme para entenderme, para realmente ver porqué soy así, (quiero retomar la entrada de ta tartamudeando la vida, espero explicarme) porqué cometemos el mismo error varias veces?.. porque no nos escuchamos, ni a nosotros ni a los demás. Yo, como batallo para escuchar, escribo de todo lo que me pasa, para entender y sobre todo, para visualizar cuál es mi situación actual. Sí pusiéramos atención en  nosotros mismos y en nuestro al rededor nos sorprendería el grado de personas negativas, intolerantes, egoístas, y sobre todo la crítica que soltamos y también de la que somos víctimas. Y muchos otros sentimientos negativos que vamos enterrando por todas partes y sobre todo en mucha gente.

Eso da lugar a sentimientos dolorosos, que se convierten en máscaras con las que caminamos; estoy triste, no sé qué hacer con mi vida, estoy confundido, no tengo trabajo, mi enfermedad no me deja ser feliz... etc. Y nos vamos acostumbrando a caminar con la máscara todo el tiempo, incluso cuando somos felices. Y los sentimientos dolorosos o negativos son a veces tan fuertes que el cuerpo los expresa por medio de dolor físico y es ahí cuando nos empezamos a hacer más daño. Hoy me doy cuenta que hay sentimientos que tengo que dejar en una tarde de martes o una noche de lunes, no podemos ir cargando sentimientos por todas partes, tenemos que soltarlos antes que se apoderen de nuestro cuerpo.

Qué cómo estarás preguntándote; Pues creo que hay ejercicios que yo misma he tratado de seguir, cosas que no he leído en ningún libro, sí no que creo, deben estar escritas en el "sentido común" en cada ser humano, cosa de supervivencia. Pero les comparto lo que a mi me ha servido:


  • Debemos hacer un inventario de sentimientos y claro está, vincularlas con personas o situaciones que creemos culpables de dicho sentimiento. Organizarlas en dos. Negativos-positivos.
    • Escríbelas, o guárdalas en tu mente, cómo mejor te funcione, yo las escribo.
  • Reflexiona sobre la influencia de los sentimientos en tu vida diaria, qué tanto te afecta. Y sí piensas que han sido causales de enfermedades o situaciones clave en tu vida.
  • Hay comportamientos míos que accionan dichos sentimientos, y sí los hay, qué tan frecuentes son.
  • Qué me hace hoy día  estar o no "satisfecha". 
  • Después de todo ésto, pregúntate. Logró algo guardando tanta "cosa", reconozco qué soy yo la que al final de cuentas la creo todas esas situaciones. Porque debemos estar conscientes que nosotros ponderamos la vida y le damos valor, a veces en sentimientos, otras en olvido.
  • Toma tu lista y ponte metas de olvido y de perdón. Pero sobre todo piensa que cargar con ese morral de cosas te impiden ser feliz ahora, o más bien sentirte dichosa y satisfecha.
  • Aprende de los sentimientos negativos, y qué cosas los causan. Pero sobre todo, escucha tu propia voz interior nadie es más sabio que tu mismo. Nadie puede darte la felicidad sólo tú o yo.. cada quién.
Y sobre todo no te desesperes, la vida es un continuo aprendizaje. Seguramente cometerás errores reiterativos y volverás a sentir dolor. Pero lo importante es no ser sordo a tus propias necesidades y pensar en lo mejor para ti, llena tu morral de vida con cosas positivas y enseñanza. Lo demás, lo que los demás piensen, que lo aprendan ellos, que lo vivan ellos.

Qué tengan un hermoso lunes.

viernes, 16 de abril de 2010

El pueblo estaba obscuro, en silencio; sólo lo adornaban algunas estrellas ya que la luna había huido por esos días para esconderse quizá en otro continente: lejos de esa tierra llena de gritos tenues. Pero dentro del pueblo su ausencia se sentía como un plomazo de ausencia de un amor ingrato. Hacía tiempo que los habitantes caminaban sólo de día y en las noches se colocaban detrás de sus puertas y rezaban o simplemente callaban.

Todo era normal por la mañana, la gente hacía sus deberes, trabajando sólo para comer, ya que el tener lujos costaba más que ganarlos en sí, se prefería tener un perfil muy bajo y luchar sólo por sobrevivir en esa tierra áspera de sueños. Las rutinas de la iglesia habían cesado meses atrás después del ultimo enfrentamiento; el cura así como las dos monjas que proveían de material espiritual a sus habitantes habían desaparecido, sin decir adiós victimas de la ingratitud de una mala reputación hechiza o quizá habían sido victimas de la misma razón por la que el pueblo se contenía en ahogos de horror. En cuanto a otros servicios de asistencia como doctores y abarroterías: los primeros eran suplidos por mujeres conocedoras de hiervas medicinales y los segundos  mantenían en sus estantes lo necesario y lo que se podía conseguir de la ciudad más cercana.

Esa noche se podía ver la obscuridad de la tierra a medio platinar y se sentía una temperatura helada para ser mayo; cuando de repente un estruendoso ruido espantó a las aves qué dormían en los escasos árboles de la zona. Dentro de las humildes viviendas sus habitantes se escondían debajo de sus camas, apartándose de las paredes y de las ventanas. Habían llegado los que se creían dueños de la paz y la cordura; los amos del terror y de la concupiscencia. Llegaban atravesando el umbral de la ley, pisoteando a una autoridad fallecida a tiros, muerta a manos de no tener aliados para hacer justicia y manejar su conveniencia al poder del oro.

Por más que pasara el tiempo era imposible acostumbrarse a aquellos que robaban todo lo suyo; desde propiedades, hasta sus mujeres más jóvenes; habían matado en más de una ocasión en enfrentamientos contra los suyos, a más de una docena de menores y a sus madres. Sin mencionar al centenar de hombres que han muerto ya, queriendo defender inútilmente lo suyo. Esa tierra esta huérfana de padre, mientras su madre se escondía llorando por debajo de sus sábanas manchadas. 

Pero qué podrían hacer sus habitantes, pocos se habían preguntado eso. Porque el miedo había dormido sus sentidos y sus defensas; era un virus que carcomía su sistema y los congelaba sin habla, sin esperanza  y sobre todo los dejaba desahuciados de ideas.


Este escrito es una protesta, estoy cansada de la inseguridad, de aquellos que quieren matar los ideales del pueblo. Pero sobre todo es un grito para un pueblo dormido, desierto y contenido.

Paraguas.

Te diste cuenta cómo brillaba anoche la acera mientras caía la lluvia, quizá no te percataste, pero mientras sostenía aquel paraguas por primera vez y escuchaba tus cuentos y leyendas, traté de imaginar las historias que provienen de mi propio pasado, aquellas que me mantienen despierta hasta las tres de la mañana arañando, entre otras cosas, paginas de libros y galerías de sinfonías sin letra.

Y fue justo cuando estaba sentada sobre la banca mojada, qué me di cuenta que mientras caía la lluvia el tiempo pasaba, y que así pasaba la lluvia y quizá también el tiempo de imaginar recuerdos. Últimamente he andado más que abstracta, un poco enrollada en pensamientos sublimes y en existencias comunes, como la mía. He visitado varias mentes deliciosas y he aprendido mucho, entre mi recorrido lo encontré a él y una tarde por el centro.

Caminar y mojarme los pies, sostener en mi mano una paraguas: la defensa contra algo a lo que no le tengo miedo, como la lluvia, el amor y los problemas. Puede dolerte vivir y seguir caminando, ocultar cosas, e involucrarte; pero a veces lo que más duele es mantenerte en ti, me ha costado mucho seguir siendo yo misma; he perdido desde amistades, hasta compromisos. He defendido a capa y espada mi propia forma, mi contenido; al molde lo he dejado recorrer por lares blanquecinos o turbios: pero jamás he dejado que mi liquido se mezcle con otra cosa. No por arrogancia, ni miedo; si no por que me gusta ser Yo, aunque no siempre me funcione.

Entonces llegué a mi casa, con los pantalones húmedos y la sonrisa marcada, es hermoso rescatarme de éste modo y volver a pintarme, tal vez sin saberlo, la felicidad en alguna parte de mi óleo.

jueves, 15 de abril de 2010

Pregunta.

Tengo dos cosas en cada mano, un puñado de verdades ocultas y un secreto. Qué vale más?. Primero tendría que explicar cuál es la diferencia. Las primeras son hechos, que se regalan naturalmente y se guardan en la obscuridad del conocimiento. El segundo es parte fantasía aficcionada:  es un suspiro convertido en palabras y mi propia verdad disfrazada.

Pero tengo que soltar algo; qué valdría más, la verdad general que de alguna forma brota por todas partes, o eso qué oculto entre las paredes de mi alma. Difícil decisión la mía. pero se preguntarán porque tengo que soltar alguna, por qué no permanecer con los puños cerrados y guardar silencio?. Pues la respuesta es qué el tiempo terminará por arrebatarme ambas un día que decida soplar fuerte contra mi cuerpo; y no podré cuidarlas, tendré que cuidar mi cara y dejaré, por miedo, qué las dos se vayan volando hacía el cielo.

No es difícil comprender lo que digo, es cuestión de preservativa y subjetividad; deben acomodarse entre el pretérito indefinido y el yo materializado en "él". Imaginen el terror de una palabra sin limites, la verdad siempre se adelgaza y se familiariza, pertenece a la historia y a veces al sujeto que la contiene, no proviene del lenguaje si no de los hechos, es algo menos que pasajero, es simplemente algo que sucede. Por el contrario aquello que se me escurre entre las profundidades de mi Yo, es refrescado por cosas menos ornamentales, más sencillas, intangibles, serenas y autómatas. Es el deposito de mi propia esencia y la cuidadora de mi existencia. Es decir que mi pretérito indefinido se vuelve una mentira a la luz de la transparencia de lo pasajero, de lo que la gente llama "vida", y "realidad". Al final de cuentas mi secreto es sólo mío, y carece de valor para quién lo mire. En cambio todas esas verdades acumuladas en la palma de mi mano, pueden recorrer al mundo y todos las darán por "buenas" (y no de juicio si no de afirmación y veracidad). Es decir que pertenece a la misma mitología universal, a la creencia común, plantadas en todas partes, dichas, gritadas, cantadas por todos. Pero pocos las reconocen cómo yo, sólo las pasan, las viven y las dejan ir. Yo en cambio les doy el valor de trascendencia y eso las hace mías, mis verdades ocultas y selladas. 

Estoy entre la ambigüedad del Yo, y  la verdad del ser; o el somos. Así qué tendré que liberar alguna, hoy me quedo con la duda. Y dejo la pregunta abierta, por sí alguno entiende de qué hablo. 

Ésto es igual a un grito hacía el creador del vacío y de lo eterno, a ese conocimiento colectivo.

miércoles, 14 de abril de 2010

Inundanción

El día está cómo para ser poeta; para agarrar la pluma y soltar las prendas. El día se presta para acurrucar la mente en unos labios suaves y tibios, y así dejarse ir entre mordiscos. O para cobijar las dudas y sanar heridas, descoserse en letras mientras cae la lluvia.

Podría evocar mis ansias de tenerlo cerca, de acariciar su espalda y trabajar sus ganas. El día se me antoja para desvestir mi cuerpo y prestarme a inundaciones de viento; para mojarme el alma y suavizar poco a poco los días; notar que casi es viernes y dibujar tu rostro en la humedad del vacío. Pero no importa que te encuentres lejos, o detrás de todos esos grandes cerros; el día a pesar de todo se me antoja suave y lluvioso, inundando de ti.

Hoy mientras el cielo oculta sus ojos entre almohadones espesos, se me antoja un chocolate o más bien un recuerdo; quiero improvisar tus manos y mantenerte cerca, escuchando ruidos que amenazan tormenta. Dejemos que la ciudad resbale, que los ciudadanos se quejen y que choquen sus grandes naves. Abre tu mente y deja que la lluvia te toque, así podrás entender que mientras el agua acaricia tu frente, algo de mí, también te recorre.

martes, 13 de abril de 2010

Ojitos de cascabel.

Hoy por la mañana y después de que el despertador se quedara dormido junto conmigo, decidí meterme a bañar y tratar de congelar un poco los minutos para que me duraran más, lo hice esta vez con agua fría para despertar mis sentidos y tal vez para serenar un poco mi necedad de salirme a correr todas las mañanas.

Salí de mi casa pasadas las nueve de la mañana con mi mente salpicada de urgencias; llegar temprano, tener cosas que hacer, y cumplir con ciertas normas de oficina. Ser lo que todos esperan que seas; ayer precisamente estaba hablando con Ivonne mi prima, sobre lo difícil que es cumplir con "todo" y a parte tener vocación para hacerlo. Me resulta complicado trabajar en algo que posiblemente no quiera hacer toda mi vida. Pero me pregunto; qué quiero hacer toda mi vida?... No tengo idea, y tampoco tengo porque saberlo. La vida es tiempo, el tiempo es un espacio prolongado hasta donde dure la vida, mi vida. Sí mañana dejo de escribir hay tres posibilidades; que haya dejado de necesitar/amar escribir, que simplemente no tenga ganas y me deje de tonterías, cómo dice la gente que no entiende, y tres que simplemente mi tiempo de vida se haya agotado. En cualquiera de los casos, saber qué diablos harás en el futuro y por el resto de tu vida carece de importancia. Importa qué harás ahorita o qué decisiones tomarás en la próxima hora. 

Presente, eso es lo único que me pertenece; hoy tengo ganas de escribir y contarles la monotonía de mi vida, pero también decirles que me siento afortunada por todo lo que me rodea, por las personas que me aman, por ellos qué siempre han estado ahí y por aquellos que han llegado hace poco. Recuerdo el fin de semana y una cena que compartí con una familia hermosa; las risas, la mano que sostenía mi esperanza y su rostro. Te das cuenta que las personas pueden llegar a ser maravillosas en familia, divertidas y llenas de vida. 

Y la vocación va orientada precisamente a esa idea, compartir,  vivir y  ser felices; el método depende del momento y de lo que las circunstancias te provean. Quiero tener una familia para dar y recibir momentos, para hacer lazos, para compartir vida y ser vida por medio de ellos. Tener quien me cante ojitos de cascabel, o cualquier canción antes de dormir y tener a quién acariciarle los cabellos y acariciar su rostro para alimentar su sueño. Esa es la vida y la vocación, lo demás, lo accesorio; sirve para sobrellevar la vida y alimentar desde estómagos hasta egos. El alma solamente se alimenta de momentos y éstos los da la gente que te quiere, la familia comiendo fondue y riendo entre ellos, mi madre cocinando, y ver que alguien se preocupa mientras sufro un ataque de asma qué prefiere no dormir para cuidarme. Eso es precisamente la vocación de vida, vivir el presente y porqué no; disfrutarlo.

Qué tengan un hermoso martes.


lunes, 12 de abril de 2010

Tar tartamudeando la vida.

Si algo me fascina es precisamente el comportamiento humano. Disfruto y a veces también sufro al observarlo y claro está; entenderlo. Hace poco leí un libro del Maestro en psicoanálisis S. Freud "Mas allá del principio del placer"; el texto de freud puede resumirse en tres ideas o principios. El placer, la realidad y la repetición compulsiva. En resumen expone que todos los seres humanos buscamos el placer repetidas veces para evitar el dolor.

Ahora bien, yo tengo una idea desde hace un tiempo. Creo que la felicidad/placer es directamente proporcional a la infelicidad/dolor que puedes llegar a sentir (y hablo de la misma "cosa" motor del sentimiento). Pero los seres humanos no nos conformamos con la felicidad; el placer está también en repetir el dolor aún sabiendo que la felicidad no está por ese camino. El placer se aleja completamente del fin mismo del ser humano y  es ahí dónde lo corrompe. 

Sin importar que tipo de "placer" busques ya sea profesional o personal; la repetición compulsiva de eventos te van marcando. Quisiera hacer un psicoanálisis de mi misma, y darles datos. Trataré de hacerlo y espero no ser juzgada con mucho rigor. Crecí en un hogar dónde falto una figura paterna, muy diferente a un hogar disfuncional, ya que fue mucho más normal que muchos otros que tenían a ambos padres. Crecí y fui desenvolviéndome en la vida, busqué quizá motivada por mi amor a la justicia una carrera que me llevará a ello. Siempre me gustó proteger al débil, seguramente también por lo que me tocó vivir. El amor se me presentó un par de veces, siempre busqué personas que se mostraran ausentes, y después terminaba por no funcionar.

Patrón de repetición, mi búsqueda por la soledad y por defenderme a mi misma. Cómo romper con la repetición y buscar nuevas maneras de vivir?.. es un camino difícil. Y empiezo por hacer una lista de lo que yo trato de hacer y me ha servido;

1.- Tener bien claro qué tipo de acciones son las que repites.

2.-Conocer tu pasado y desencajar cuáles acciones son las que son típicas en ti.

3.- Lograr encontrar un porqué; analizando tu pasado, para después sanar heridas y perdonar.

4.- Es placer o felicidad lo que busco en mi vida..?

5.- Pensar bien antes de actuar, a la luz de las repeticiones. Al momento de hacer una elección preguntarte. Ésto me lleva a ser mejor persona, me hace bien, hago bien?, y sobre todo. Ya he sentido éste dolor antes, porqué quiero sentirlo de nuevo.

Quiero seguir escribiendo sobre lo que he descubierto en mi últimamente. Pero como creo que nadie logrará leer completa esta entrada, lo dejaré para después. Para quién termine de leer, primero muchas gracias; segundo, espero que les haya interesado y sobre todo lo encuentren útil.

Continuará....

viernes, 9 de abril de 2010

Minutos.

Lo lograría?, qué esperaba de aquel encuentro? los minutos pasaban lentos, pequeños agujeros amenazaban con salir de sus poros y no sabía qué hacer. Cogió el libro que estaba leyendo, logro acabar con unas páginas pero nada, no tenía idea de lo que esas letras querían decirle. Su imaginación estaba volando hacía su propia vida, no más bien hacía su propia ilusión. Miraba el reloj, faltaban diez minutos para las ocho. Él llegaría puntual, estaría igual de nervioso?, no podía saberlo, jamás supo lo que ese hombre tenía en su mente y mucho menos en su corazón.






Iban a ver una película. Ella no quería ver la película, quería sentirlo a él, sentir sus manos, abrazarlo fuertemente, decirle te amo. Y después, bueno ella sabía que después venía la ausencia como siempre. Era su amigo y su enemigo; su amor y su propio contrario. Y volvió a fantasear con rosas y el vino que había comprado, no tenía idea porque. Él quizá no quería tomar, quería ver la película, o más bien verla a ella, descansar en sus brazos, besarla, acariciarla y rendirse ante sus propios impulsos. Y su corazón, dónde estaba el corazón de aquel hombre que tanto amaba?.






Faltaba menos, el tiempo se le iba como una suave natilla de leche, corría suave pero imprecisa. No quería escuchar más a su propio reloj que marcaba las horas de un amor ilusionado, su corazón palpitaba rápido: descabellado, ilusorio.






No tenía nada que perder, puesto que no tenía nada. Él era su amor más entrañable; el dueño de sus letras, de sus sueños, de sus propios y malditos lamentos. Qué iba a decirle, no tenía nada nuevo que contar, sólo lo de siempre y lo de nunca. Un pesado suspiro engalanaba el momento y ella controlaba sus ansias: sus dedos volaban agiles contra el viento, pulsando su propia historia, contando los minutos; misteriosos segundos apaciguados.






Y sí él tocaba su puerta y ella no abría. Y sí mejor dejaba así las cosas y huía sin tener que salir de su casa. No tenía miedo, simplemente quería volar lejos, con él a todos lados a ninguno. Simplemente con él; a su lado.






Faltaban dos minutos y sería su hora, el silencio de la casa la eclipsaba. El tren sonaba a lo lejos pero lo sentía correr por su cuerpo lentamente; tenía ganas de aventarlo, o decirle que lo trajera a casa. Y si no lo dejaba salir  nunca, y sí lo amarraba a su cuerpo para siempre. No podía, él era libre, en cambio ella se había encadenado a su amor por voluntad propia. Tenía ganas de besarlo y abrazarlo; no pensaba en otra cosa, mientras el tren se iba alejando poco a poco sin traerlo. Las ocho y él todavía no llegaba, debía darle tiempo.- tiempo- ha tenido de sobra -se decía a sí misma-. El tiempo ha sido todo suyo como yo misma. El es amo y señor de todo lo que me rodea.






Su corazón latía fuerte, su estomago no dejaba de moverse, parecía tener voz propia.  Estaba muy nerviosa lo sentía en sus ganas, en sus deseos de abrazarlo. Lo imaginó en su sofá: temeroso y acostumbrado. Sembrado de sus propios instintos, reteniendo sus manos. Ella gozosa en silencio: pensándolo y recitando su nombre como cada mañana.






Qué pasaba porque no llegaba, y sí no iba a la cita, y sí como ella prefería huir y dejarlo todo. Como siempre.






Siempre  tuvo miedo del después y del antes. Pero "el ahora" estaba ocurriendo.Él volvía o empezaba a irse: era un nómada en su vida, un continuo viajero. Turisteaba por su cuerpo como un terrorista: y lo abandonaba, dejando desolado todo su universo. Triste, solitario, perfumado de él.






Pasaban cinco minutos de la hora acordada, era poco. O no era mucho, ella había estado contando cada segundo anterior a la hora, y ahora no tenía fin la espera. Era incalculable lo que podría tardarse, y sí no iba. Silencio, ruido de mundo, pero silencio de él, completo y frustrado silencio.






Dejo de pensar, volteo hacía la pared y dijo -no más-.

miércoles, 7 de abril de 2010

Off-i-cina

Música telefónica, murmullos de gente que quiere moderar su voz pero no lo logra. Imperios capitalistas que piden rendimiento a menor precio, cómo si trabajar fuese cosa de compravender tu propia vida.

hojas de maquina manchadas y blancas,  esperando a ser pisadas pidiendo ser impregnadas. Impresoras que fallan siempre cuando más las necesitas, conscientes de que son necesarias; como damas de compañía dejándose alagar y rechazando el cortejo. 

Y en cada recinto dos seres parecen uno; dentro de cables y piel se divierten o sufren pensando, involucrándose. Creando problemas qué después serán resueltos por entes semejantes, todo invertido, caminado hacía la cotidianidad.

Y el ruido no cesa, se dejan escapar olores a café y tacones que hablan de llamadas perdidas. Dentro de toda la mañana en mi oficina creo vivir en un lugar dónde todos se saludan, pero poco dicen de ellos, de lo que son fuera; son extranjeros conocidos entre sí, un lugar lleno de amnistía. Cuando empieza a callar, allá por la tarde; todos vuelven a su propio país y creo, a la vida.

martes, 6 de abril de 2010

Puntos y suspenso.

Sin más por el momento: lo siguieron tres puntos suspensivos..., el tiempo marcó una linea longitudinal entre las noticias y la razón. Su cabeza se lleno de origami sin orden y en su pecho, las cenizas empezaron a volar por todas partes.

Sí se trataba de volar hacía otro lado, la decisión sería fácil; cualquier lugar menos el suyo -pensó-. Y su mente delineo  las iniciales de su nombre. Tomó un mechón de su cabello, lo mordió pensando en la idea de huir;  no podría llamarse de otra forma: "escape silencioso". La idea la saludaba en aquella pantalla y de pronto vio una ventana surgir esplendorosa frente a su escritorio.

Una nueva vida -se dijo a sí misma-. Y se imaginó impregnada de sal caminando sobre algas marinas. Tomando el timón del día y dejándose mecer los pulmones dentro del mar en una noche menguante. Y sí decidía salpicarse entre lo infinito y el futuro. Sólo por esta vez y qué su juventud tapara los errores.

Volvió a mirar los puntos suspensivos, los recorrió uno a uno. Cada uno significaba una respuesta diferente, caminos de ideas entumecidas por el tiempo, sedientas de respuestas; como su propia boca. Tempestad de vida y sonidos huecos de un futuro que no existe; pero que asoma sus fauces, como un sabueso dentro de un hoyo olfateando a su presa. Su pequeño latido constante al igual que aquel cursor amenazaba con salir pronto del camino. Cerrar la puerta y dejarlo todo así tal cual, como siempre.

Pero esos puntos volaban por su cuello y la asfixiaban. No la dejarían dormir por la noche, o sí?. Apagó la idea y se sumergió en su propio silencio. Dramatizó el momento cómo siempre, y lloró.

A la mañana siguiente los puntos suspensivos estaban enterrados junto con todos los demás en la playa de su mente. Y ella mojaba los pies en una piscina cristalina, mientras sus ojos contemplaban lo que tanto había soñado.

En el mundo, algunos de sus habitantes la buscaban; pero en su lugar sólo encontraron el color morado derramado en un cuerpo frente al monitor encendido.


lunes, 5 de abril de 2010

kamikaze

Podemos ser verdugos, victimas, espectadores. Los roles en la vida nos pueden llevar a hacer daño o dejar que nos hagan daño; según en qué tenemos que perder y sobretodo qué sentimientos sean más fuertes.

Pero a veces, cuando tomamos decisiones y estas deben ser maduras o simplemente tajantes. Somos como aviones kamikaze que van a estrellarse inminentemente contra la vida. Riesgos suicidas, pero necesarios.

Hoy amanezco como un avión suicida que debe dejarse estrellar contra el piso para crecer. Apoyo mi visión hacía otro lado, trato de relajarme y dejarme llevar. Saboreo el aire en mi cara, me sacudo el polvo y me visualizo feliz.

Al final de cuentas, del suelo no paso. Hoy sé que yo controlo mis sentimientos y mis emociones, y sé que mis convicciones son más fuertes. Pero todo depende de perspectiva; quizá aquel  que espera mi caída allá abajo no piense lo mismo.