viernes, 27 de agosto de 2010

Alto

Escupo al cielo, esperando justo en el mismo lugar. Me ausento y me dejo ver. Te creo, de crear; te deseo, de ojalá. Pero no, nada cambia en el lugar dónde me paro, ni la brisa, ni el cielo, ni mis manos.

Te sé, o te sabia. Recorría tus laderas y sobre tus pies dormía. Una y otra vez mis ojos te rogaron "quédate" y te fuiste o me fui, o nos cansamos.

Y hoy, o mañana, tal vez ayer. Llore y sobre mis ojos, la maldición de la ignorancia, de saberme llena de liquido ahogado. De emborracharme de querer, y sigo aquí, todavía, escupiendo para arriba.

miércoles, 25 de agosto de 2010

Naturalidad

El mar rugía a lo lejos, mientras el aire soplaba en mi oído como haciendo vacío. La noche disfrazada de luna entendía perfectamente su entorno. Mientras algunas parejas paseaban absortos el uno con el otro, dejaban sus huellas en la arena, que al igual que el amor, desaparecían con el tiempo, con la marea. El ruido de algunos lugares se extendía distraído y las luces bailaban ausentando el respaldor por momentos. Había suficiente viento para disipar el calor de aquella tarde y algunas gaviotas encontraban como presa mas fácil el bote azul de la basura.
La Lejanía ponía fin muchas cosas, entre ellas, curiosamente, a la ausencia. El dolor lo había derramado, parecía, en cada kilometro recorrido. Y desde lejos, como se contempla un hormiguero burbujeante aunque minúsculo. Así parecían mis problemas, los atardeceres, el tiempo, los nombres. Vaya, pero no es que sea milagrosa la distancia, pero agota a las rutinas y las borra.

Poco a poco comprendí que debía dejar ir, como en cada ola, cada noche, cada huella; el pasado que encadena. No es cuestión de rencores, ni mucho menos por cuestión de honor. Es cosa de naturalidad, nada es eterno, ni constante. Todo es pasajero y efímero.

Las grietas que se abren, los silencios que se gozan o los que sangran. Son parte de la vida. Los dramas y las misteriosas armas suicidas del corazón. No son mas que aves de paso, turistas que se cansan y regresan a casa. Todo termina en cierta temporada, y entonces caes en el espiral de la vida, y sin pensar, vuelves a empezar.

lunes, 23 de agosto de 2010

Hace tiempo conocí un sujeto que compró una farmacia en un pequeño pueblo. Me encontraba en un viaje de  en  tren. Se sentó delante de mío, y como ninguno de los dos llevábamos acompañante, estábamos solos en aquel pequeño espacio,  por lo que, no ponerle atención era imposible. 

Lleva consigo una caja de cartón, con el nombre de una firma comercial de medicinas y amarrada solamente,  con un largo listón color rojo. Además de eso, el sujeto frente a mí, no traía ningún equipaje. Al sentarse me dedico una fina sonrisa que correspondí en seguida (somos un eco, decía una fabula que leí de pequeña) así que me dispuse a actuar de manera pasiva frente a ese hombre. Tomé el libro que guardaba en mi mochila y me dispuse a leer a Isabel Allende, “la suma de los días”. Mientras pajareaba entre las páginas, cualquier sonido o movimiento captaba mi atención inmediata, por lo que decidí relajarme un poco y mirar hacía fuera, intentar dormir.

El viaje de tres horas, recién había comenzado, y yo no encontraba la postura adecuada, ni física ni metal, para sentirme cómoda en aquella butaca de tren. Entre el silencio ensordecedor del los rieles y el peso del tren, se abrió su voz como un eco desmayado. 

-Eres turista, puedo darme cuenta por tus zapatos y tu mochila, ¿te ha gustado el viaje?, te ves cansada, pero sobre todo parece que huyes de algo.- Todas esas palabras llegaron lentamente a mi oído y sobre todo a mi compresión, quería pedirle que lo repitiera, pero temía verme como una retrasada y loca,  en mi primera intervención en aquella platica. 

Sí, bueno, le dije,  todo viajante vacacional, trata de huir de algo, aunque sea del clima o de la cotidianidad. Y sentí que la respuesta vino de algún extraño y frívolo ente que la susurraba en ni mente. El hombre pareció a disgusto con mi respuesta, pero no dijo nada.

Al cabo de varios minutos, me pregunto si vivía en una ciudad grande. A lo que contesté con una negativa.  Mi ciudad, o por lo menos dónde me encontraba toda la semana, era una ciudad mediana, con un tráfico pesado, de ciudades medianas que se vuelven colosales con el tiempo. Con problemas que las ciudades de ahora tiene, y esas cosas. 

Entonces el sujeto comenzó a hablar sin parar por mucho tiempo. 

Yo antes vivía en una ciudad asi, grande. Con grandes calles, avenidas, y personas que se creían igual de grandes. Trabajaba como farmacólogo en una empresa, y hacíamos mezclas de medicamentos. Pero siempre he tenido un gran amor por el campo y lo que en el habita. Por las tardes del viernes, y dado que soy soltero (por muchas razones e intermitentemente) agarraba mis cosas y me iba a acampar, a veces por una o dos noches. Disfrutando del silencio y la paz de la soledad y la naturaleza. Pero sobre todo conociendo hierbas y empezando a hacerme de sabiduría popular de herbolaria. 

Cuando me di cuenta que mi vida en aquella ciudad era menos que vacía, y que no vivía con grandes lujos y no tenía en quién gastar lo que ganaba. Los ahorros de veinte años de trabajo habían ascendido a una cantidad bastante importante. Que me daba la oportunidad de tener opciones. Opciones que jamás hubiera considerado en mi juventud, porque sabrás, no soy joven. Soy quizá más viejo de lo que parezco. Mi edad no importa, pero te la diré para que tengas alguna referencia. En ese entonces tenía casi cuarenta años y de eso ya son más de veinte. 

Las opciones hicieron fila en mi mente durante meses. Podía salirme a viajar por el mundo, y volver solo cuando el dinero hubiera  acabado o me cansara de simplemente conocer. Porque sabrás, incluso de las cosas buenas te puedes cansar. Por eso hay que saber medir, todo, la felicidad, la novedad y sobre todo la libertad.

Otra oportunidad era, elegir una nueva ciudad y empezar de cero. Pero debería optar por alguna actividad para dedicar mi vida. El ocio puede llegar a matar a un hombre. En mi vida no tenía muchas cosas por las cuales sentirme orgulloso, pleno o feliz. Pero en definitiva, dejarme morir en la nada no era algo que estaba en mis planes. La decisión no fue tan sencilla como yo pensaba, el dejar una vida entera, por más plana que parezca, causaba efectos melancólicos y dolorosos. Supongo que era por lo mismo, no tenía nada de que huir aparentemente, era solo un cansancio de vida, quería hacer algo con los bienes que me sobraban, antes de morir y dejar como herederos a mi propia herencia. Una cuenta en el banco solitaria no era algo que quería dejar como legado en el mundo. Por lo que la opción de hacer un testamento y dejar mi “fortuna” en manos de los más necesitados era lo único que podría venir a mi mente, antes de que me surgiera la idea de usar el dinero para vivir.

Ahora que también vivir algo nuevo ameritataba, cambiar mi propia vida. Dejar de vivir en mí y quizá empezar a vivir con otros. La soledad es buena, hasta el punto en el que el egoísmo no la someta. Dar a los demás en vida, ser algo para los demás era para mí un plan más llamativo. Y de pronto una idea milagrosa y ecléctica surgió una tarde rojo otoño, del mes de septiembre. Debía salir al mundo y encontrar "dónde" hacer falta. 

Hacer, era lo que debía buscar como objetivo en mi nuevo proyecto de vida. Encontrar lo mejor que hago y brindarme. Amar, y lo que más amo en este mundo es hacer mezclas y fomentos de hierbas medicinales, aparte de eso no se hacer otra cosa. Las hierbas no era más que el contenido bruto de la medicina actual. Que no ha hecho más que empobrecer al necesitado/enfermo y curar a medias, males, que muchas veces, son ocasionados por el mal manejo de las propias medicinas. 

Por lo que decidí poner en marcha mi insipiente plan y concentrarme en dejar ordenada mi vida (esa que ya no era, pero que no había dejado de ser). Tome lo poco que tenía; mis libros, un par de cambios de ropa. No pensaba que podría necesitar más. Lo más importante lo llevaba sobre mis hombros y detrás de los botones de mi camisa.

Anduve vagando por algunas semanas, conocí poblados demasiado chicos, dónde el conocimiento estaba en su gente y aprendí un par de trucos más sobre el manejo de la hierbabuena y los fomentos de una extraña planta llamada Agastache que era muy usada en el norte de México como antiesmásmodico, es decir que calmaba un poco los nervios de quienes, en forma de té lo tomaban.

Con el pasar de los días y curioseando por vegetaciones diferentes, encontré un pequeño arbusto que era conocido por los lugareños, en su mayoría indígenas.  Era pequeño y tenía forma de arbusto, era conocido como "la planta de la buena voluntad", se creía que sus poderes eran tan fuertes, que quien lo bebía diariamente podía sentirse como el deseara, por más de doce horas. Pero que era conocido que el abuso de dicha sustancia, tenía efectos secundarios atroces. Desde hemorragias nasales, hasta convulsiones y perdida de la razón. No se había dado, según los que conocián el manejo de tan hermosa hierva, alguna muerte a causa de su uso, al contrario. Se aseguraba que desde que lo utilizaban la paz y la armonía entre diferentes tribus y pueblos vecinos había reinado.

Nadie necesitaba controlar por sí mismo sus emociones cuando estas, se salían de control. Era sencillo beber por la mañana en una tasa de agua hirviendo media cuchara de las hojas maravillosas de la planta de la voluntad, para quedar sometido a la cordura y las buenas intenciones. Se decía que la plante tenía efectos siempre positivos a quienes la consumian, y que al ser el amor, el sentimiento más positivo que había, era también usada (o mal usada) por algunas mujeres para hacer que el marido, o el hombre de sus sueños las amaran. Más de una había abusado de la sustancia, y había dejado al sujeto en un estado de permanente pasividad.

Casi al cumplirse el mes, llegué a Santiago, un pueblo algo hostil. Tanto el clima, como en su gente. El primer encuentro lo tuve cuando bajé del autobús. Con mi equipaje y mis plantas, poca atención podía poner en el camino al caminar. Y tropezándome de manera escandalosa con un lugareño, éste empezó a decir una sarta de majaderías sin sentido y a intentar golpear de la manera más torpe todo lo que llevaba en los brazos. Mientras intentaba mantenerme en pie y librarme de una batalla bastante peculiar, el resto de los espectadores, que no serían más de diez. Permanecían inmóviles ante mi necesidad. En cambió, creo que escuché decir -"Dale Manuel, para que aprenda a respetar!"- .

Fue después de que, por cansancio se alejó el dichoso Manuel, que me pude de manera instantánea liberar de tal aprieto.  Seguí caminando, buscando algún joven que pudiera ayudarme con mi pesada carga, para darme el siguiente paso y preguntar dónde podría asistirme esa noche. Nadie atendía a mi llamado, todos seguían ensimismados, caminando. Sí no hubiera sido por mi tropiezo con ese hombre, podría haber jurado que era invisible en ese lugar. Después de varios minutos de espera, decidí seguir un poco más por sus calles, antes de que llegará el próximo autobús para poder seguir  mi viaje, era obvio que en aquel lugar no iba a encontrar dónde quedarme.

El silencio de esa tierra áspera al salir de la central de camiones, era angustiante. El sol calentaba mi cabeza y comenzaban a brotar gotas de sudor por todo mi cuerpo. Mi agónica paz sólo se rompió con el sonido de platos quebrándose y la salida impetuosa de un sujeto por la puerta de una casa. Los gritos eran tan fuertes y chillantes que me era imposible escuchar porque discutía aquella pareja. En el interior un par de niños lloraban desconsolados y de pronto la puerta cerró en seco. De nuevo la calle parecía desolada.

Caminé un par de calles dirigidas al centro del poblado. En cuanto más se acercaba más gente me encontraba a mi paso y el silencio  murió de pronto. El murmullo de la vida normal, apareció nuevamente en mis oídos. A pesar de que, aparentemente todo parecía muy común en Santiago. Su gente tenía en el rostro una marca que los hacía muy semejantes. No podría decir que eran familiares todos, pero sí había un rasgo peculiar y similar en cada uno de sus habitantes. Justo en medio de los ojos una gran arruga vertical se dibujaba en cada uno de los que veía. Desde niños, hasta ancianos. Mujeres, hombres, peluqueros, doctores y comerciantes, madres carteros.......

Fuera de un hostal, una mujer se espantaba el calor y las moscas. Con la boca apretada y el cuello largo y delgado, me otorgó por fin su atención. -Disculpe- Le pregunté un poco tímido, podría hospedarme por una noche en su lugar, es que ésta tarde parece robarme las pocas fuerzas que tengo y sí le soy sincero jamás había vivido un invierno tan bochornoso. Son trescientos pesos la noche, si quiere desayuno, tendrá que conseguirlo, no se cocina en éste lugar .



Entendiendo así que quizá ese era el lugar más adecuado para montar mi negocio. Con los conocimientos de esa nueva planta de la voluntad y la necesidad de paz social que necesitaban los pobladores de Santiago, 

sábado, 21 de agosto de 2010

Evolución

Darwin debió haber sufrido una evolución /revolución interna al darse cuenta de la inteligencia natural. De su respuesta, de las causas, efectos y sistemas. Saber que un pequeño cambio puede salvar la vida de toda una generación, de mutarse para la posteridad. Ver a una especie como única, con cada encuentro. Dentro del genero reconocer la especie, dentro de la especie al individuo.

Entonces, nada tiene de diferente el medio natural; su flora y fauna, sus cambios y repercusiones, con la vida interna del ser humano. Hoy pienso en los brazos nuevos que se me han formado para tener la computadora, el teléfono, el celular y el volante del coche simultáneamente. Los colores de los que me pinto para camuflajearme a veces y de los vistosos rojos y amarillos cuando me quiero hacer notar. Los colmillos y las garras, cuando he tenido que defenderme, las lagrimas de cocodrilo, la sonrisa de hiena, los ojos de búho. Todo por necesidad.

Cambios constantes, para sobrellevar los externos, para sobrevivir a las aves de carroña y los depredadores sanguinarios. Entonces la evolución tiene sentido, el mal y el bien, el peligro y las defensas. Todo esta dentro de cada uno, "el poder esta contigo", creo que si se piensa en Darwin cuando parece no haber salida a los conflictos. Nos daremos cuenta que todo es cuestión de evolución y de usar el problema como oportunidad para cambiar.

Lindo fin de semana a todos..!

miércoles, 18 de agosto de 2010

De nuevo.

El aeropuerto se encontraba atiborrado de gente. Mi equipaje: una mochila y 53 kilogramos de ansiedad que migración paso por alto. No veía tu imagen por ningún lado. Mi temor mayor era no conocerte y que me confundieras. Habían pasado tantas cosas y ahora mis marcas se notaban en mis rasgos. Tu imagen resplandeció detrás de una familia, quizá de procedencia oriental. Y me miraste.

Camisa blanca, jeans azul claro y una sonrisa infantil. Eras tu, pero no estaba segura de ser la misma que tu necesitabas. La distancia que nos separaba por fin disminuía y yo deje que tus brazos me rodearan.

De pronto mi mente y el mundo encontró su eje. El Oriente y la puesta del sol, en donde debían estar. El pasado como un sueño visto al amanecer, desaparecía con cada bocanada de tu aire. Mientras seguía mi oído en tu pecho y tu emocionado.

Lo siguiente que recuerdo es haberlo visto contandome sus planes y pidiendo que me incorporara a ellos. Por una u otra razón; estaba empezando a escribir en ellos, dormida por la seguridad de saberme cuidada. Jamás volvería la tormenta, ni los sube y baja, empezaba a vivir la realidad.

Simplemente estaré donde debí estar siempre, protegida de mi misma y con un futuro que seria firmando una tarde de septiembre.

Estaba en casa, a kilómetros de distancia.

domingo, 15 de agosto de 2010

Recorrido.

Amar en solitario. Cuando sabes que amar es una carretera de una sola vía, cuando el amor nunca regresa, y se espera (sabiendo que podría no ocurrir nunca) que todo algún día será perfecto (en algún sueño)

Estar enamorado de quien se sabe no va a querernos. Es escribir sin tinta, desechar cada día y mandarlo a volar en un avión frío de papel. Disfrutado los segundos de presencia, muriendo lentamente por la ausencia. Creyendo que te extrañan y que evitan estar contigo por lo mismo que tu, por amor.

Pero de pronto te das cuenta de la verdad absoluta y el cristal de la esperanza (peligroso y puntiagudo) se rompe en mil pedazos y duele.

“No te quiere”. En pocas palabras encontré la solución a muchas preguntas. No, más bien encontré cierto alivio. Entender que el amor no es siempre reciproco ni proporcional me ayudó como antibiótico en momento de crisis. Siempre imaginé que el amor, visto desde mi esfera voladora, todo desde mi corta visión panorámica. Era como si pretendiera que él sintiera lo mismo que yo. O con la esperanza de verlo (un día) como en un espejo, imitando mis movimientos, reaccionando, realizando, sintiendo.

Me equivoqué, si no te quieren no te van a querer y punto. Esperar contagiar al otro con ese “amor”, es imposible. El amor es un acto espontaneo, la voluntad (como he logrado a descubrir /por la mala/ es sólo ficción) sale sobrando, quizá en algún momento uno puede hacer uso de ella, pero en casos de “amor pasional” la posibilidad empieza a reducirse hasta que, de pronto no encuentras rastros de ella.

Tal “noticia” aparecía de golpe en mi lógica y razón (o en eso que te habla en la cabeza y te grita la verdad, aunque no la quieras oír). Pero ya lo sabía (siempre lo supe en algún lugar dormido de mi cerebro), sólo que me cegaba mi propio sentimiento y aún algo más peligroso; la esperanza. Que como todo si no es usada con prudencia, puede ser un arma mortal y camino libre a la destrucción.

Supongo que a todos nos toca conocer ese tipo de cataclismos, esos sentimientos desbordados, el extravió de la realidad y claro, el conocimiento de un demonio personal (sea cual sea su rostro y su intención).Nuestro propio purgatorio, es tal como Dante lo ha descrito, una repetición de lo mismo, un circulo vicioso eterno, espirar continuo de “eso” que condena (sea lo que sea). La secuencia y la perdición, la clara imagen de que “hasta lo que se dice amar, destruye”. Es por eso que también, los deseos sin orden, tienen el poder de acabar con el alma y peor aún, con el amor.

Pero al final de cuentas, la verdad abre la ventana a la realidad y aunque duela, la verdad trae consigo libertad y ésta última, felicidad. Moraleja; después de todo, y a pesar de lo que el corazón diga, la voz interna (que no he identificado el origen; alma/razón) es la única buena consejera. Sí recibes al amor partiendo de “mañana”, el amor jamás será hoy. Quizá muchos que no lo hayan vivido no sabrán de qué hablo (yo misma antes no lo podría comprender).

Pero es que el desamor es el verdadero aprendizaje, el poder, la abstracción e incluso el significado real del amor, estoy segura. Y viene sólo cuando la marea baja y las verdades, brillan como tesoros de un barco destrozado por la tormenta con los primeros rayos de sol sobre la arena del alma. Y es ahí cuando uno está preparado para reconocer a quien te ama cuando este llega.

miércoles, 11 de agosto de 2010

Descripción

Algo hay de fortuna en la tristeza, la suerte hace ciegos a los que viven el la obscuridad. Yo prefiero creer que los momentos enseñan y que como un leproso dejando su piel, todos dejamos partes en otros. Valery's recorriendo el pasado, tiritas de mi en cualquier lado. Hoy, para unos, solo queda eso, de su presente me he apagado, acaso importa?

En otra escena, prendo las luces y escucho /algo temerosa/ a los espectadores, y no los veo.
Comienzo, como todo, como un pequeño animal recién nacido, entumida y lenta. Pero pronto, escucho mi voz y recuerdo todo. En esta me toca dejarme para mi los trozos y ordenarme de nuevo. No quiero recuperar lo perdido, eso ya es olvido en sus brazos. Quiero hacerme crecer piel nueva y reconocerme siempre. Y seguir amando.

martes, 10 de agosto de 2010

Un minuto.

Hoy hace frío, te lo he contado otras veces, no me gusta caminar cuando mi nariz parece desprenderse de mi cara. Pero siempre has tenido la habilidad de sumergirme en suaves y cálidas palabras que me hacen olvidar lo que "no me gusta". Ir de tu mano, caminar (a cualquier sitio) es sinónimo de felicidad. Te lo dije hace treinta años, antes de nuestros hijos, y después de que se han ido. Abrir los ojos y descubrirte, como se descubre uno el pie o la mano al otro lado de mi cuerpo, siempre; me hace estar completo. Cuando a veces escapas por ahí; me quedo como un escritor sin hojas de papel dónde plasmar-me. Somos desde que las palabras se dijeron y los papeles se firmaron (seguramente desde antes), algo más que uno sólo, somos el todo, sin medias partes, siempre enteros sin amarres.

Hoy hace frío, y sabes perfectamente que el café lo tomo muy caliente cuando está esté tiempo, y jamás lo olvidas. Parece que mis deseos fueran los tuyos, porque no necesito expresarlos para que sean cumplidos. Tienes la llave de mi mente, la conoces, te la sabes de memoria, por eso, ya nuestras miradas pueden ver el agua correr por las ventanas y aún así encontrarse entre las gotas que resbalan. Porque no somos, Soy en plural y aveces sin "s". Simplemente unidos.

Hoy hace frío, y por primera vez no huele a café y camino solo por la casa, hace una eternidad de día que te has ido y yo me he pintado de negro por fuera para distinguir mi transparencia, no soy, ni somos, ni estamos. No tengo ni mano, ni pie, ni tú. Tengo frío y se me ha desprendido todo. La luz pesa, como si cargara la pena del sol a cuestas y me congelara el alma. Tú fría, yo frío, estoy porque me ha tocado morirte, y muerto o peor que eso vivo, frío, transparente, sin.

De silencio.

miércoles, 4 de agosto de 2010

Volaré

Una voz que sonó a lo lejos me marcaba el inicio del abordaje. Siendo sinceros todavía la idea me parecía absurda. Hacia justo una semana de tu llamada y después de no verte por casi treinta meses me disponía a viajar 3450 km para encontrarte en medio de tu mundo.

Que porque había accedido, quizá mas por curiosidad que por entrega. El amor se me había secado justo en medio del corazón, como un marchito fruto seco. A pesar de eso me sorprendí, imaginando nuestro encuentro.

No te llevaría rosas, porque entre nosotros las ofrendas habían extinguido las oportunidades. Te llevaba mas bien el sacrificio mismo de mi orgullo. La elocuencia de mi voluntad, solo para que una vez mas, hicieras uso de ella.

Ya en el asiento del avión, mi somnolencia a la realidad se disipo un instante. La azafata "liz" me pedía amablemente que dispusiera mi asiento para el despegue. Después de eso choqué directo contra un techo de nubes moradas. Y tu presencia impregno cada movimiento de mis ojos.

Volver a verte, como le dije a Manuel ayer por la tarde. Significaba resusitarte para después prenderte fuego. Aunque todavía no sabia de que tipo de llama alumbraría tu pelo al verte de nuevo. Mis brazos contenían la hoguera y esperaban tu viento.

-Dejemonos de cosas- te solicite aquel día. Cuando tu curiosa llamada parecía salir de marketing de telefonía. Y las palabras mágicas salieron directamente del auricular. Ven a verme.

Y tal como ayer volaba a tu encuentro. Mientras el pasado se quedaba haciendo lodo abajo de mis ganas.