lunes, 28 de junio de 2010

Tiempo levitado.

Eran las cinco de la mañana, llovía tanto que las ventanas de mi cuarto se sacudían terriblemente y se filtraba un frío ahogado. Entre el bochorno de una noche de verano y un gran pozo de lodo; sumergía mi imaginación. Seguía acostada, mis pies inmóviles descansaban sobre las sabanas, mis ojos serpenteaban entre algo llamado pensamiento y los ruidos externos. 

Me perturba cuando hay relámpagos, lluvia y aire. Pareciera que la naturaleza se enfadara con todo lo que toca y yo prudentemente vestida, como esperando a que levantara la tapa del techo y me llevara con ella. Es complejo explicar como se puede escuchar tanto en el silencio. Inclusive la lluvia, mi corazón en el oído, la respiración en mi abdomen causan ecos por todos mis sentidos. Mis ideas revoloteaban por todo el cuarto, encontrando nidos en las esquinas y desapareciendo por las sombras y yo exactamente en el mismo lugar, pero fuera de el. 

Y Proust viene a mi mente, hace tiempo, no recuerdo si un año o dos leí "En busca del tiempo perdido", hasta hace pocos meses volví a leerlo y ahora cada vez que escribo o pienso de qué escribir, lo evoco. Para los que no lo han leído Proust enmarca de manera hermosa la historia de la escritura . Y creo que es importante entender a lo que se refiere porque dibuja precisamente lo que hace al escritor (cualquiera que sea su naturaleza) escribir. 

El alumbramiento de un libro que no se conoce, pero cuyo anuncio es el libro mismo de Proust se lleva a cabo en tres actos. El primero habla sobre la simple voluntad de escribir, la pretensión misma, la necesidad. El segundo, aunque algo largo, nos indica el verdadero problema del "tiempo perdido" y es ahí dónde yo me coloco, en el tiempo en el que "algo" impide al escritor escribir. No quiero tampoco hacer un resumen del libro, quiero más bien explicar porque tanto énfasis. Resulta que, para mi escribir es como amar, amas tanto que llega un punto que te es imposible hacerlo más. Porque te has terminado los abrazos y las letras. No lo sé, no sé que sea ese "tiempo perdido", incluso no sé si realmente se pierda, o sea simplemente un acomodo de minutos para así, poder usarlos mejor. 

Entonces, creo que, es válido si Proust tuvo la idea y la vivencia del tiempo perdido levitando por su incapacidad o más bien su apatía de hacer lo que más amaba, es probable que así pase con todo. Puede ser que el tiempo levite entre la voluntad y las circunstancias, entre el amor y lo que te impide amar. Todo flotando por el tiempo, hasta que un milagro golpea tu frente y todo se acomoda de nuevo.

sábado, 26 de junio de 2010

Yo deseo..

Volver, sentarme y pensar en qué escribir no es el problema. Creo que la razón por la que dejé de hacerlo /escribir/ fue por que me ciclé. Empecé a escribir solamente de lo que sentía demasiado dentro y olvidé que hay muchas cosas lindas también en el exterior; en el otro, en un paisaje: dónde las nubes dejan al sol filtrase suavemente y se dibujan lineas de alegría iluminada, roces de algo divino, y se cree en Dios y en todo aquello que representa.

Ver dentro es luchar contra fantasmas, miedos y deseos. Quizá este ultimo sea precisamente la razón misma por la que el ser humano es lo que es, lo que nos vuelve naturalmente imperfectos. El deseo es un bien neutral que puede colocarse en el lado negativo o en el positivo. Como la felicidad es un deseo ésta puede venir también de cosas constructivas o de cosas maliciosas. Pero no estoy aquí para juzgar el bien sobre el mal. Más bien para hablar sobre el deseo.

La devoción, el Amor y el sufrimiento. Se sabe que la felicidad es el bien ultimo al que todo hombre aspira. Los medios y la metodología es personal, diferente y respetable. Mientras el camino sea limpio y lleno de luz la justificación de la felicidad es correcta.

Pero los Hombres somos como niños. Pequeños que creen que todo debe estar a nuestra mano, y no distinguimos fácilmente el limite de nuestros deseos. Es sabio aquel que respeta esos limites y que además encuentra estos como parte de ese camino. El sufrimiento motivado por decisiones sabias como el poner limites a los deseos, es parte de la luz que dejará que distingamos lo que en el futuro nos llenara de dicha. Pero el sufrimiento no es sinónimo de infelicidad o de dolor; estos son estados que pueden volvernos adictos y amargan la vida. El sufrimiento, sea físico o sensitivo, es camino de alegría si se toma con madurez y respeto hacia los otros.

Entender el misterio del amor es un camino sembrado de esa clase de sufrimiento, que sólo ilumina el camino a una felicidad sana, limpia y llena de amor.

Respetemos el misterio, tomemos responsabilidad del camino y preparemos nuestro corazón a la felicidad.

Vengo limpia, renovada y alegre. Espero poder, ahora sí, impregnar éste espacio con cosas más positivas. Gracias por leer y por los hermosos mensajes que dejaron en mi entrada pasada. 


jueves, 3 de junio de 2010

Despedida.

No he podido escribir, como nunca una masa extraña se interpone entre mis sentimientos, mi pensamiento y la manera en que me comunico. No tengo idea de qué decir, de qué hablar, ni tengo ganas de sentir nada. 

Estoy cansada, supongo. La batalla fue difícil, dentro de mi estaban todos esos guerreros dispuestos a todo y afuera, estaba el dolor esperándome para masacrar la esperanza de "volver a intentarlo", una y otra vez. Porque el amor aguanta muchas cosas, pero todo tiene un límite. Y el fondo se toca cuando te enteras que se está luchando en soledad contra el viento.

No tengo otro sentimiento más que cansancio y tedio. El amor se me queda congelado en esos dos estados y me aburre. Es un necio que de tanto hacer daño terminó por acostumbrarme y haciendo que nada me importara. Y realmente me quedo sin palabras, todas me parecen ya dichas, trilladas, y fastidiosas. Y aunque cierre los ojos y trate de escuchar a mi corazón, no escucho nada. En mi mente algo empieza a despertarse y la inteligencia  comienza como capataz a tratar de enderezar lo que, por sentir sin prudencia, se ha destrozado.

No sé, empiezo por no encontrarle sentido a escribir lo que pienso y siento. Creo que no vale la pena porque simplemente no hay nada ahí. No he podido leer ni libros ni los blogs que tanto me gustan, porque simplemente estoy apática.

Dejaré de escribir por un rato, necesito silencio y paz. Muchas gracias a todos los que me han leído éste tiempo, por sus palabras siempre tan hermosas y los lazos que desde lejos se han formado. Espero que tengan un hermoso verano.