domingo, 30 de enero de 2011

Sola.

Entonces me dejaste sola, en la inmensidad del viento, con las venas en las manos, con la nariz escurriendo. Me reclamo a mi misma, de la misma manera en que se le reclama al viejo por lo errores del pasado. No, no te inclines en el planto que ha sido ensuciado.

Me dejaste sola, así, otra vez, como muchas otras. Pero esta vez, con las palmas hacia el cielo, indefensa como niño, con los ojos tan brillosos que podían ser dibujados. Te reclamo porque tengo ganas, porque grito, porque ya no vale la pena guardarme las pruebas, los modales o la discreción. Estoy hablando sola, como siempre, y eso me da derecho.

Sola, cómo si no lo hubiera advertido. En problemas, en las malas, en la enfermedad y en la muerte, sola. Así nacemos dicen los que no lo han sentido. Pero la soledad, cuando es de ti no la entiendo. Dónde quedaron las promesas?, dónde quedó el viento?. Sola, soplando al agujero de tu ausencia; inventando, calificando, sonriendo al espejo.

Sola.

sábado, 29 de enero de 2011

Templado.

Nada, pero nada, es lo suficiente bueno, ni lo bastante malo. Todo, desgraciadamente, todo, es templado.

La belleza de la lejanía me guiñe el ojo. Quisiera contemplar dónde fuera un panorama diferente. Salir, o ver por la ventana que el presente se clarifica. Pero, cómo se le hace cuando se descalifica al "hoy" y se torna incertidumbre. Entonces las limitaciones de la congruencia se estampan en mi frente, -debes de dejar de hacer, debes hacer, debes contestar, debes seguir-.

El pesimismo es la vía más sencilla hacia la seguridad. En lo obscuro y callado del ser se conoce mejor al "yo". Aunque no valga la pena seguir caminando, no queda otra más que hacerlo. Para acabar de una vez, maldita sea la templada memoria de mi historia.

viernes, 28 de enero de 2011

Blanco.

Se me acabaron las respuestas, las preguntas, los acentos, las intervenciones divinas. Entonces con una hoja en blanco y mucha tinta, espero mientras se me ocurre algo de qué escribir. No es fácil redactar lo no ocurrido, lo que no se hace sencillo. Las gotas de sudor caen por mi garganta.

… Se encontraba sola, escuchando a la tarde en su eterno magnetismo hacia la luna, rompiendo un par de bazos/vasos, terminaba el ginebra que días atrás había comprando… No, como hablar de una mujer que disfruta la tarde con alcohol.. Todas las mañanas se levantaba con el mismo dilema, cuántas hora podría seguir perdiendo en esas oficinas bofas?, cuantas horas le regalaría al materialismo, miraba por la ventana… Tampoco, no me gusta hablar de lo angustiante que me resulta el trabajo sin amor. Amor, hablar de amor siempre funciona… Entonces el blanco de mis ojos ocupo la mente, qué chingados es el amor.. y porqué darle tanta importancia. No, prefiero recuperar otro tipo de historias aunque sean autodestructivas y de vacío, antes de hablar de amor, mejor, dejo de escribir.

jueves, 27 de enero de 2011

Seeing.

Ojalá no muera así. Tal vez los problemas colapsaron las ideas, las estrujaron y dejaron en ruinas los sentimientos. Pero el tiempo hace arcos entre la piel, entre las personas, entre tu y yo.

No puedo describir el espacio vacío que has dejado, no puedo interpretarte a capela las grandes culpas que me persiguen por las noches, para, creo yo, matarme lentamente. Entonces es mi olocausto, pienso mientras me veo en el espejo, en lo que veo lo pasado.

Hay que ir viviendo momento a momento, dejar ir y retomar el camino. Aunque éste este destruido; es mi camino, sólo mio, descaradamente mío. No tengo planes, no tengo idea del futuro, soy un gran faro de luz que ha sido empañado por la neblina de la ausencia, de la melancolía. Lo unico seguro es que mi luz no deja de brillar por todos lados, quiere salir, necesita tiempo, un mejor tiempo.

Pero los sedimentos descansan en la memoria, atraídos hacia la luz, quieren salir para soplar libremente hacia el recuerdo. Para estallar en miles de resplandores, de esencia luminosa, blanca, amarilla, verde, pasiva y vistosa.

miércoles, 26 de enero de 2011

Basurero del vecino.

Me soñé esperando a la orilla de un sillón. Un café enfrente, la luz encontrada del establecimiento me daba la visibilidad necesaria. La esperanza se suicido con los minutos que pasaban. Los fantasmas están en la imaginación de los que creen ver visiones de un tiempo que pasa, de las manchadas paginas de una historia. Aferrarse es cosa de muertos, la vida esta en el día a día, en las cosas que nos ocurren.

Entonces bebí café, sola, en la comodidad del asiento. Seguí escribiendo porque es lo único que se hacer cuando estoy nerviosa. Todo el mundo estaba en sus cosas, y yo en las mías, solamente escuchaba el débil agotamiento de la vida de afuera. Los verbos cobran vida frente a mis ojos, los escojo al azar porque pensar mucho en ellos me haría dejar de escribir. La soltura de mis manos conocen la ubicación de las letras, toda yo me someto al trajinar de lo incierto, del saber que quizá nadie me entienda. Pero los demás, qué saben de lo que percibo, ellos creerán otra cosa, yo tengo fe.

Y muchos pensarán que es mi intencion hablar de poesía, no, no aspiro a tanto. La poesía es algo mucho más artístico y entregado. A mi eso de las formas no me preocupa. Prefiero refrescarme el cuello con las gotas de letras que recorren mis ideas, sin dejar escapar ninguna, sin atrasar las que llegan. Es el ultimo momento de pensar, es preferible sentir y escribir. Aunque, que otros paguen por mis culpas tampoco es la cosa. Soy responsable de lo que escribo y aun así no me importa saber que me leen otros, ni quiero esconder nada. Las letras es lo único mío, lo demás es parte de la gran masa incierta del basurero del vecino.

martes, 25 de enero de 2011

Ilusiones.

Vaya, uno puede poner la ilusión donde se quiera. Puede ser una ilusión efímera como la rosa del principito, o puede ser un poco más durable como una estrella, un rio, una montaña. Pero no por eso dejan de ser pasajeras, y menos por eso nos pertenecen. La ilusión es, eso, luz, fuerza, anhelo, sueño. Materializar la ilusión es otra cosa, puede llegar a ser sorprendente en un grado positivo o negativo. Por que la verdad no siempre es como la imaginamos.

Entonces, qué es la ilusión; un respiro de la realidad aparente. Una posibilidad, entre las tantas que hay en el mundo. Sólo que ésta te pertenece de manera creativa, es un tu huella en el mundo de los sueños. Tan o más significativos que la realidad material.

Por lo tanto una manera de callar a la realidad, a una realidad cruel, o una realidad a disgusto. Imagínate otra realidad, imaginemos que estamos a miles de kilómetros tomando un cafe con la persona, en un lugar soñado, en la certeza de la irrealidad. Entonces imaginantes a crear ideas, que la realidad está formado por millones de ellas, millones de ilusiones materializandose constantemente, de una y otra manera. Creo, imagino.

lunes, 24 de enero de 2011

Punto final.

Los finales son malditos comienzos de "algo" de lo que, la gran mayoría de las veces no se sabe nada. Lo unico completamente seguro es que tambien terminará. Porque nada es eterno: ni la vida, ni la esperanza, ni el dolor, ni el amor, ni las flores tan hermosas del jarrón de la estancia.

Somos seres que vamos rodando por ahi, al compás de sabe qué melodia, detrás de momentos, acaparando segundos de vida que se escapan entre las manos.

Parece todo un sueño viendolo en retrospectiva, no somos los de antes, ni somos lo que seremos. Entonces la vida se despliega en un mar de acontecimientos fortuitos o desafortunados. Dados echados al azar son nuestros cuerpos, el mundo no se contempla de la misma manera observando de diferente angulo. Pero se va aprendiendo de lo que en nosotros queda, de esos movimientos voluntarios, como pasos de una carrera de la que se sabe esta aconteciendo el final a cada rato.

domingo, 23 de enero de 2011

Se trata.


Uno se puede callar muchas cosas, se pueden discernir necesidades. Ver como la nada se convierte en polvo, como el polvo se somete al cuerpo y lo abraza. 

No quedan resultados desidiosos, ni incomodidades eternas. Las cosas pasan porque pasan. Las casualidades existen, los eternos destinos se trazan y no. Le pertenecemos al universo y a Dios. Somos dueños de nuestras voluntades pero le sometemos la gerencia a otros, con menos o más aptitudes, disimulando la contradicción. 

Entonces entendemos, caminar es seguir o andar en círculos. La decisión jamás es clara, ni solemne. Es solamente parámetros, calderas, vientos, sonajas de las estaciones del año. Me haz marcado porque haz pasado, más o menos, menos o casi nada. Claro, no es que sea hipócrita ni que olvide que la felicidad estaba ahí. No, más bien entiendo que la felicidad esta dónde yo quiera que este. No se trata de una querencia sencilla, se trata de entender y dejar pasar. Tiempo, camino, vida, personas, sujetos, adjetivos, objetos, ojos, lentes, libros, películas, el humo del cigarro que haz dejado de fumar.

Hay que someternos a lo que es nuestro, ósea a la nada, a lo tuyo, a lo realmente tuyo, a lo que se palpa al despegar de un viaje, o al aterrizaje en casa. Se trata de seguir tratando.

sábado, 22 de enero de 2011

Sueños de enero.

Tenía días intentando dormir naturalmente, a pesar de su incapacidad, se resistía a tomar cualquier tipo de medicamento. Pero una tarde cualquiera sucumbió. Se preguntaba mientras pedía las pastillas en la farmacia, si todos esos mitos sobre el suicidio con pastillas funcionaba. Se subió a su coche y recorrió el pequeño camino que le quedaba a casa. 

La vida es algo más complicada de lo que siempre pensó, todos los dramas que había sufrido anteriormente eran niñerías a la par de eso que le comprimía el alma día y noche. Quería no pensar, no sentir, desaparecerse dentro del colchón del mundo. Nadie la echaría de menos, y si era así, todos eran más fuertes que ella. Recapitulaba, no era posible pensar tan egoístamente, o se lo permitiría. 

Todo era como una historia de terror, una ficción, lagunas mentales en su mente, grises, tenues luces, fuertes y grandes ademanes de mal gusto. Llego a su casa e intentando no pensar en nada, tomo sólo dos pastillas, pero sin alejar el resto de su buró se tiró en la cama. 

Doce de la noche, el peso de la droga ahogaba su cuerpo, pero su corazón seguía latiendo, oprimiendo el silencio, concentrando en el dolor para una noche de sueños narcóticos. Ya por la mañana la desesperación volvía sin olvidarse de ella ni un segundo. Aparentemente la droga sólo hacia el efecto necesario, seis horas, o menos. Pero ella se sentía agradecida, descansar un poco era un alivio al final de cuentas. 

Debía seguir, era impresionante, como el mundo caminaba sin ella. Los demás reían, la tele rugía con lo mismo de todas las mañanas sin percatarse del sol gris, de las telarañas, el dolor, las lagrimas. Nadie se daba cuenta que estaba desfalleciendo poco a poco. Y su alma no dejaba de sangrar a pesar del mundo, encima del mundo, sin sonido.

El cuerpo es una maquina interesante, pensaba. Las necesidades naturales quedan como sólo un suspiro al lado de las necesidades emocionales, de los grandes fantasmas que le martillaban el alma constantemente. Ya en el baño, las lagrimas otra vez aparecieron, es más sencillo disimularlas con el agua cayendo irremediablemente sobre su cuerpo, sobre su débil, delgado y estúpido cuerpo.

Aveces se puede llegar a tener aparentemente todo, pero no tener nada. Un buen auto de ultimo modelo, ropa sin estrenar, una computadora nueva (la que siempre quiso), una casa nueva, un prometedor futuro laboral, o por lo menos si ella así lo desea. Y no tener nada, voltear y sentir que nada es suficiente, no hay con quien compartir. Y quiere tener fe, una fe que sale siempre en los tiempos de tormenta, la  desesperada fe del que peca. 

Vestirse es una locura, las ganas se quedan atoradas entre el espacio y el closet, el frío no deja escapatoria al empalme, los desgarrados trazos de su cuerpo se tiñen de telares, lanas, algodón. Camina por la calle pretendiendo ser normal, pero mezclarse es una tarea difícil, nadie se da cuenta, aunque los ojos se le inunden de sentimiento.

Claros espejos de luna, delgadas cuencas de sudor, maldito enero.

viernes, 21 de enero de 2011

Esas intolerantes ganas de no decir nada, de callar silencios que matan. El dolor muerde el anzuelo todas las mañanas cuando los sueños desesperan las ansias e inundan los desconsolados momentos.

No, no volveré a escribirle, no lo haré porque hacerlo es afirmar que calladamente acepto mi derrota, prefiero dejar como un cáncer desahuciado al amor. Para que muera lento, para que muera solo.

Los grises se acomodan en mi pecho, en mis pensamientos grita la desesperación. El daño fue causado, por todos los lados posibles, no hay marcha atrás. La muerte es la inminencia que no tolera vuelta atrás. Yo no me aferro más, pero qué difícil despertar la paz que no se reconoce tan necesaria hasta que se pierde de plano.

Hoy con las manos abiertas imploro, lo que se tan que implorar, las verborreas, los parachoques, las escasas suelas de mis zapatos. Nada tiene sentido, pero aquí sigo temblando.

miércoles, 19 de enero de 2011

Crisis

Parece que volvemos a empezar. Tengo un sentimiento ambivalente en este momento. Quisiera decir muchas cosas, quisiera contarles aquí todo lo que me ha pasado "realmente" en mi vida. Pero después pienso que es innecesario dar datos tan personales, ni a ustedes ni a mi nos interesa contar/saber tanto. Les puedo decir que vuelvo a empezar. Tenía un plan de vida personal que he desechado, porque en parte me equivoqué, porque en parte creo que "así pasan las cosas".

Tengo que confesar que estuve en crisis, una crisis de esas peligrosas y tardadas. Dos semanas de aislamiento, muchas, pero muchas lagrimas, seis o siete resbalones, llamadas angustiantes y enfermas. Pero aprendí de la crisis. Aprendí que tiene sus pasos y la superación de la misma requiere recorrerlos todos. El más difícil es el final, porque creo, en él uno se puede atorar por mucho tiempo. Descubrí que de una crisis sólo se sale de dos maneras; o te haces a la idea de que así son las cosas y te resignas o tomas una decisión. La decisión es luchar por lo que "te llevó a esa crisis" un error, una situación, un accidente, o catástrofe. Pero ojo, luchar por algo no quiere decir que sea el mejor camino, la lucha a veces es parte de un error tras otro. Lo complicado es identificar dicho camino. Interiorizar y pagar, lo que se tenga que pagar. Todos cometemos errores, no todos somos capaces de perdonarlos y menos de perdonarnos, pero es de suma importancia hacerlo, porque si no, el estancamiento en la crisis puede ser muy peligroso.

Ahora, yo puedo decir que no he podido salir de mi crisis completamente, pero es una lucha constante entre el alma y el cerebro. Digamos que estamos tan divididos cómo unidos. Hace tiempo conocí a un tipo que me decía que tenía que ser más racional, y creo que hoy puedo darle la razón absoluta. Pero la razón tiene mucho de corazón y de sentimiento. Uno no puede razonar algo que no se ha filtrado por las emociones más profundas de su ser. Por eso hablo del alma cerebral. Hoy puedo distinguir al cerebro (ese musculo que te ayuda a discernir cosas, aprender y todo eso neurológico que sería aburrido e incomodo explicar porque no lo entiendo) como parte integradora del sentimiento y de la razón. El cerebro es la oficina del alma, archiva todas esas cosas que, pueden desarrollarnos como personas o destruirnos con nuestros propios e incontables errores.

Por eso es imposible separarme de la fe, sea cual sea, en mi caso, creer en Dios y tener fe. El cerebro me indica los errores, las situaciones. La fe racional me hace saber a ciencia cierta que éstos no  son el fin del mundo si dentro de mi alma, reconozco y acepto que lo he cometido. Todo con la conciencia y el amor por uno mismo, que sin eso es imposible arrepentirse de corazón. Hace días pensaba en los milagros, y en que a pesar de que soy una persona creyente, no los concebía de una forma tan tangible. Dios es tan milagroso que actúa a veces sin hacer nada. Ese "dejar de hacer" como llaman los abogados es el milagro glorioso del aprendizaje en el dolor, en la conciencia y en la fe razonada. Podría darles datos biblicos cómo Pablo o Pedro, Dios les permitió cometer errores, Dios les dio la oportunidad de enmendarlos y sanar y purificar su oficina del alma, su propia conciencia. Pero no con un milagro inmediato, si no, con un dejar de hacer. Decidió con ellos mismos debía enfrentarse a sus demonios a sus actos. Pedro negó a Jesús tres veces, y dudo de algo que ya había visto. Pero Dios no le dio el milagro de la aceptación. El tuvo que arrepentirse y después buscar el camino para salir de la crisis. Su salida fue la resignación del un acto, la decisión de no volver a hacerlo y la conversión. Tal vez todo ésto esté fuera de lo que siempre escribo en estas paginas, pero me parecía necesario contarles.

Me tengo que ir, después les digo que siguió...

sábado, 8 de enero de 2011

Cochambre


Parece que el polvo se sacude bajo los pies y así arrastran su tristeza por el lienzo cargado de moho. Las cualidades desaparecen, los logaritmos son espejos, tribulaciones nerviosas de las cosas que se dejan bajo la alfombra.

Versos escritos, patadas, sudor, mil granos de colores frente a mis ojos.

Se pudren los minutos en la arena del cenicero. Los coloquiales sucesos, la mala forma de determinar las acciones mientras las lagrimas arden como veneno por las mejillas. Y el negro de mis ojos mancha mis manos y todo el rostro se transforma en silogismos. Nada hay detrás de los dientes, las palmas hambrientas de sol, sujetan unos puños sin lastima lamentablemente, cada vez que respiro.

viernes, 7 de enero de 2011

Ayer te pregunté.

Qué sientes en el pecho?, ayer te pregunté porque el mio se estaba ahogando. Quién iba a decir, después de todo el recorrido andado, después de echarle la culpa a otros, de llorar por los rincones, de rellenar las grietas de ausencia y deseo con terrones de polvo suelto, estaría sintiendo ésto. Quién iba a decir que viéndote a los ojos dudaría, contaminando cada beso, rebanando las antiguas muestras de cariño, trasquilando las nuevas, escombrando la basura con las manos. No es tu culpa que mis sentimientos se hayan alejando de la orilla, que mi profunda seriedad y la frialdad de mi boca, de mis palabras que todavía yacen congeladas detrás de mi garganta te torturen. 

Te libero de toda culpa. Quién iba a decir que mi pecho y el tuyo se encontraran  flotando en la incertidumbre de mis actos. Que las lagrimas pesen, que los reproches sobren. Asumo la responsabilidad de que no me entiendas, que te preguntes  "el porqué" todas las mañanas, que sientas que se te ha caído el mundo o que no ha servido nada. Quién iba a decir que yo tendría esta vez la culpa, que ocurriría en los errores que por tanto tiempo no comprendía, que estuviera del otro lado de la silla, disculpándome por mi y por lo que me hizo ser así.

Soy el resultado del pasado, los consuelos no otorgados, la amargura serenada. Soy lo que ves, o menos, tal vez solo una alfombra manchada, dos letreros en la frente, tres dedos de menos. 

Ayer te pregunté qué se sentía, porque yo siento lo mismo.

miércoles, 5 de enero de 2011

Pum!


Se sacuden las ramas, las hojas van cayendo hacia la obscuridad del suelo. Nada esta claro; ni la luna, ni el abismo, ni el gran tronco de aquel delgado árbol. El invierno promete heladas, el viento sopla del norte, o tal vez de un sur alejado.

Las glándulas salivales envueltas en polvo para hornear. Los ojos pesan como si miles agujas los sujetaran al rostro. Las manos han perdido la voz, los caballos del alma pierden la cordura.

El agua esta helada, la piel arde entre el músculo o donde debía estar el cuerpo, tirado, sin compasión, sin suerte.

Estoy llorando.

lunes, 3 de enero de 2011

Renuncio.

Renuncio, eso de perder el tiempo es algo que se me da, así que he dejado que todos esos distractores abandonen mi mente. facebook, msn, gchat, twitter (aunque realmente jamás lo he entendido) lo único que no he dejado es mi blog, al final de cuentas, lo considero una perdida de tiempo continua.             Y la decisión fue precisamente porque tengo muchas cosas que hacer, la ventaja de tener negocio propio es ser tu propio jefe, la desventaja más grande es precisamente el peligro de ser tu propio jefe.
Y lo más angustiante de renuncia a la vida social-virtual, es la muerte virtual. He dejado de existir para la gente de la red. A pesar de tener mi blog, éste no da señales tan nítidas de vida, como el facebook por ejemplo. Entonces ahora, no tengo que comentar, ni malos entendido que aclarar. Ósea estoy muerta para todos los demás en el ciber espacio. Considerando que, ahora la vida real y la virtual caminan de forma paralela, me siento un poco excluida. Por ejemplo en la cena de año nuevo, mi familia empezó a tomar fotos, y subiéndolas de inmediato a facebook, todos comentaban de ellas, y a mi me dijeron, OK, te haremos llegar una copia. JAJAJA sí, mi familia tiene problemas con la adicción a los teléfonos móviles y las redes sociales. Y claro, repercute en todas las demás áreas sociales de mi vida, inclusive en el trabajo. Será posible tener una vida normal sin tener una red social? Creo que eso sólo me lo podrá contestar el tiempo. Ya les platicaré.