lunes, 9 de enero de 2017

Latido.

La vida pasa estupidamente rápida, de un momento a otro las cosas cambian y otras quedan inmóviles y desesperantes. He dejado de tener prisa, ahora solo abro la ventana y espero lo que la vida vaya marcando su pauta.

Los años se van, otro comienza, damos paso a la vida, la primavera aguarda somnolienta a que se calmen las cosas y se seque el patio de atrás. Y mi vientre florece calmado, siento tu presencia poco a poco, primero como mareo matutino y por las tarde como cosquilleo. Mis ojos y mis mejillas parecen sonreír, la complicidad de mi cuerpo y el tuyo es única, no puedo describir el amor me invade y no sé tampoco como haremos para caminar juntos. Pero no me importa mucho. Es como si todo lo que soy se hubiera modificado a somos, tu presencia me cambia, me inspira y motiva. No te conocemos, no sabemos cual será tu nombre pero te amo con un amor tan profundo que confunde, como si todos los amores, las historias y los caminos hayan sido solo un juego, el poder que tienes en mi me traspasa como una brisa, me inunda de alegría e incertidumbre.

La vida sigue, la tuya late ya dentro de mi, estamos juntos y es lo único que importa.