miércoles, 27 de agosto de 2014

Ampollas.

Deben de ser las cinco de la mañana, sigo en el piso como desde anoche, esperando que algo se mueva. Las aves empiezan a despertar pero solo aletean sus alas, el viento sopla frío y yo con las manos cansadas, prefiero no ver el reloj para no notar que el tiempo pasa. Cuánto tiempo he sujetado esta cuerda? no lo sé, sólo sé que por aquí hay lluvia y sol, frío y calor. La mente juega sucio cuando te obstinas en algo. Mis manos llenas de ampollas y el entumecimiento de cada parte de mi cuerpo me tiene agotada, ya no sé si hay algo al final de mi cuerda, ya no me importa. Ya solo la sujeto para tener algo a que aferrarme, dejar de hacerlo sería liberarme a mi misma de.. no recuerdo bien qué. Las siete de la mañana llegan y el naranja tiñe cada uno de los rincones de la pared, espero ver eso que tanto cuido esta mañana, al bajar lentamente la luz por los rincones del cuarto, recuerdo que es hora de ir al trabajo y salgo de la cama. Hay días para soltar cosas, sin razones, sin quererlo siquiera, hay días en que olvidas que tienes algo en la mano y simplemente sigues.

lunes, 25 de agosto de 2014

Dedos de mantequilla.

Una vez perdí todo, me encontré en medio del vacío de mi propia conciencia arañando las paredes de algún pensamiento que no me llevaba a ninguna parte. Ese día y el que le siguió, así como otros que se enredaron en esa melancolía descendieron conmigo en lo más profundo de mi propia oscuridad, y me vacié completa, de todo lo que me sujetaba hacia arriba, me deje caer en un remolido de mi misma. Ese día entre las caminatas conmigo misma, los atardeceres lluviosos y todas las cosas que no existían realmente ya, me conocí a mi misma. Me enamoré de lo más hermoso que tengo, de lo único que no puedo perder mientras tenga vida, ese día perdí todo, y gané lo más preciado e importante, a mi misma.

Y puede que mañana se acaben las cosas, y puede que mañana cambie de nuevo de dirección y me tire al vacío de la aventura incierta y convierta mi realidad en una catástrofe natural, puede que termine vaciando mis canicas, que vacíe mi vaso y convierta en desierto mis mares y mis cielos se derritan, puede que mañana pase lo que todos tememos y perdamos la capacidad de soñar y volar y de tejer palabras con los dedos llenos de mantequilla, quizá un día otra vez, lo pierda todo de nuevo, y disfrute el vacío, y me regocije en lo incierto, porque todo lo que importa lo traigo puesto.