jueves, 17 de septiembre de 2020

Última gota.

Hay sabores y olores que evocan recuerdos. Tenía años sin provar una taza de té de menta, y al prepararlo me encontré directito con tu precencia, ahí estabas, frente mío intentando que durmiera. Fue un recuerdo que no esperaba que no buscaba y que quizá tampoco quería. Pero ni recordaba siquiera que el té de menta me recordaba a ti, estas en esa taza, ese sabor tiene tus palabras, las lindas y las hirientes. En ese pequeño cuenco de agua y sabor te escondiste de mi, y yo no sabía. Intenté dejar de lado la taza y seguir con mi vida, pero al contrario me senté a contemplarte. Dejamos muchas cosas colgadas, las palabras no llegaron a formarse cuando ya habíamos dado vuelta a la página. Quize pedir perdón pero no sé si sea necesario o justo. Yo decidí, tu también y eso no tiene culpables es solo la vida. Me intenté reconciliar contigo entre sorbo y sorbo, te abracé con ese amor que recordaba y te dejé ir en esa última gota.

jueves, 10 de septiembre de 2020

2020

Hay cosas que no se pueden apresurar, te lo digo cada vez que, con tus manitas en las mejillas me pides más palomitas de maíz. Y recuerdo que como tú yo tengo muy poca paciencia, y que he aprendido a tomarme las cosas con calma, aunque la ansiedad se disfrace de eficiencia. Y puede ser que este tiempo encerradas nos haya enseñado muchas cosas, pero sobre todo el saber esperar a que las cosas estén un poco mejor. Yo no sé si prometerte que lo estarán algún día, pero quiero aferrarme a la esperanza del día a día y vivir feliz con todo lo que ya tenemos, que es mucho. Tenemos suerte, mi pequeña hija, probablemente no recordaras este tiempo y si lo haces, será como una bruma de juegos y tardes largas de películas. Estamos juntas, abrazadas, como siempre, sentadas en nuestro sofá, charlando de las cosas que te gustan y convenciéndome de darte más helado. Tienes un gran poder sobre mi, y yo tengo gran influencia sobre ti. Nos pertenecemos tan intensamente que aveces no sé donde terminas tú y comienzo yo. Mientras escribo esto, cantas, compones tus propias canciones, tarareas la vida, y andas en tu pequeña bicicleta por toda la casa. Quiero recordarte así, porque el tiempo me ha arrebatado a mi bebé y me ha entregado a una niña efervescente, gritona y extremadamente inteligente. Los días se van comiendo los momentos que vivimos y la rutina a veces no me deja saborearlos. Nuestra vida juntas es una fiesta de cumpleaños, te levantas felicitando al sol por alumbrar tu cara y te duermes bailando con las estrellas. No paras, y no me dejas parar, y a veces sin aliento intento recuperar mi vida. Esa que se quedó en e camino pero que a la vez pasa como brisa sobre mi oído. Siento que estamos en constante espera pero no recuerdo de qué. Y mientras esperamos, te gozo y te contemplo. Felices tres mi pequeña niña, bienvenida a la infancia.