miércoles, 26 de enero de 2011

Basurero del vecino.

Me soñé esperando a la orilla de un sillón. Un café enfrente, la luz encontrada del establecimiento me daba la visibilidad necesaria. La esperanza se suicido con los minutos que pasaban. Los fantasmas están en la imaginación de los que creen ver visiones de un tiempo que pasa, de las manchadas paginas de una historia. Aferrarse es cosa de muertos, la vida esta en el día a día, en las cosas que nos ocurren.

Entonces bebí café, sola, en la comodidad del asiento. Seguí escribiendo porque es lo único que se hacer cuando estoy nerviosa. Todo el mundo estaba en sus cosas, y yo en las mías, solamente escuchaba el débil agotamiento de la vida de afuera. Los verbos cobran vida frente a mis ojos, los escojo al azar porque pensar mucho en ellos me haría dejar de escribir. La soltura de mis manos conocen la ubicación de las letras, toda yo me someto al trajinar de lo incierto, del saber que quizá nadie me entienda. Pero los demás, qué saben de lo que percibo, ellos creerán otra cosa, yo tengo fe.

Y muchos pensarán que es mi intencion hablar de poesía, no, no aspiro a tanto. La poesía es algo mucho más artístico y entregado. A mi eso de las formas no me preocupa. Prefiero refrescarme el cuello con las gotas de letras que recorren mis ideas, sin dejar escapar ninguna, sin atrasar las que llegan. Es el ultimo momento de pensar, es preferible sentir y escribir. Aunque, que otros paguen por mis culpas tampoco es la cosa. Soy responsable de lo que escribo y aun así no me importa saber que me leen otros, ni quiero esconder nada. Las letras es lo único mío, lo demás es parte de la gran masa incierta del basurero del vecino.

2 comentarios:

  1. Es mi primera visita en tu blog.
    Y no será la última con tu permiso.
    Saludos.

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  2. Gracias Antonio eres bienvenido siempre!

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