viernes, 9 de abril de 2010

Minutos.

Lo lograría?, qué esperaba de aquel encuentro? los minutos pasaban lentos, pequeños agujeros amenazaban con salir de sus poros y no sabía qué hacer. Cogió el libro que estaba leyendo, logro acabar con unas páginas pero nada, no tenía idea de lo que esas letras querían decirle. Su imaginación estaba volando hacía su propia vida, no más bien hacía su propia ilusión. Miraba el reloj, faltaban diez minutos para las ocho. Él llegaría puntual, estaría igual de nervioso?, no podía saberlo, jamás supo lo que ese hombre tenía en su mente y mucho menos en su corazón.






Iban a ver una película. Ella no quería ver la película, quería sentirlo a él, sentir sus manos, abrazarlo fuertemente, decirle te amo. Y después, bueno ella sabía que después venía la ausencia como siempre. Era su amigo y su enemigo; su amor y su propio contrario. Y volvió a fantasear con rosas y el vino que había comprado, no tenía idea porque. Él quizá no quería tomar, quería ver la película, o más bien verla a ella, descansar en sus brazos, besarla, acariciarla y rendirse ante sus propios impulsos. Y su corazón, dónde estaba el corazón de aquel hombre que tanto amaba?.






Faltaba menos, el tiempo se le iba como una suave natilla de leche, corría suave pero imprecisa. No quería escuchar más a su propio reloj que marcaba las horas de un amor ilusionado, su corazón palpitaba rápido: descabellado, ilusorio.






No tenía nada que perder, puesto que no tenía nada. Él era su amor más entrañable; el dueño de sus letras, de sus sueños, de sus propios y malditos lamentos. Qué iba a decirle, no tenía nada nuevo que contar, sólo lo de siempre y lo de nunca. Un pesado suspiro engalanaba el momento y ella controlaba sus ansias: sus dedos volaban agiles contra el viento, pulsando su propia historia, contando los minutos; misteriosos segundos apaciguados.






Y sí él tocaba su puerta y ella no abría. Y sí mejor dejaba así las cosas y huía sin tener que salir de su casa. No tenía miedo, simplemente quería volar lejos, con él a todos lados a ninguno. Simplemente con él; a su lado.






Faltaban dos minutos y sería su hora, el silencio de la casa la eclipsaba. El tren sonaba a lo lejos pero lo sentía correr por su cuerpo lentamente; tenía ganas de aventarlo, o decirle que lo trajera a casa. Y si no lo dejaba salir  nunca, y sí lo amarraba a su cuerpo para siempre. No podía, él era libre, en cambio ella se había encadenado a su amor por voluntad propia. Tenía ganas de besarlo y abrazarlo; no pensaba en otra cosa, mientras el tren se iba alejando poco a poco sin traerlo. Las ocho y él todavía no llegaba, debía darle tiempo.- tiempo- ha tenido de sobra -se decía a sí misma-. El tiempo ha sido todo suyo como yo misma. El es amo y señor de todo lo que me rodea.






Su corazón latía fuerte, su estomago no dejaba de moverse, parecía tener voz propia.  Estaba muy nerviosa lo sentía en sus ganas, en sus deseos de abrazarlo. Lo imaginó en su sofá: temeroso y acostumbrado. Sembrado de sus propios instintos, reteniendo sus manos. Ella gozosa en silencio: pensándolo y recitando su nombre como cada mañana.






Qué pasaba porque no llegaba, y sí no iba a la cita, y sí como ella prefería huir y dejarlo todo. Como siempre.






Siempre  tuvo miedo del después y del antes. Pero "el ahora" estaba ocurriendo.Él volvía o empezaba a irse: era un nómada en su vida, un continuo viajero. Turisteaba por su cuerpo como un terrorista: y lo abandonaba, dejando desolado todo su universo. Triste, solitario, perfumado de él.






Pasaban cinco minutos de la hora acordada, era poco. O no era mucho, ella había estado contando cada segundo anterior a la hora, y ahora no tenía fin la espera. Era incalculable lo que podría tardarse, y sí no iba. Silencio, ruido de mundo, pero silencio de él, completo y frustrado silencio.






Dejo de pensar, volteo hacía la pared y dijo -no más-.

5 comentarios:

  1. Uffff esperar el momento que no llega .

    No puedo decir más que...he reconocido todas esas sensaciones

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  2. Exactoo!
    Ojalá pudiéramos siempre decir "No más!".
    Está chida la entrada, recuerdo perfectamente haber vivido eso y sentido algo parecido.

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  3. Un placer haberme pasado por tu espacio. Mañanita de domingo, y yo por aquí paseando por tu universo...

    Saludos y un abrazo enorme.

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  4. Hola Valery,

    me gustó que describieras el nerviosismo de la protagonista y me gustó el escrito en general. Hiciste que me pusiera a reflexionar por qué nunca me he puesto a pensar si la otra persona estará nerviosa cuando yo lo estoy. Supongo que yo he estado lo bastante nervioso como para pensar en esas cosas.

    En fin, saludos! Tengo que ponerme a recordar ciertos sucesos con esto en mente...

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  5. Hola a todos.

    Gracias por leer y por dejar sus comentarios.

    Resulta que sí, qué uno se cansa de esperar. Los minutos a veces, pueden extenderse por tiempo indefinido, el tiempo aplazado trae desesperación. Y eso que tanto esperas deja de ser real, para volverse una ilusión vacía.

    Hay que aprender a esperar y también aprender a decir, "basta!" fue suficiente y voltear hacía otro lado.

    Un gran abrazo a todos!!

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