jueves, 15 de abril de 2010

Pregunta.

Tengo dos cosas en cada mano, un puñado de verdades ocultas y un secreto. Qué vale más?. Primero tendría que explicar cuál es la diferencia. Las primeras son hechos, que se regalan naturalmente y se guardan en la obscuridad del conocimiento. El segundo es parte fantasía aficcionada:  es un suspiro convertido en palabras y mi propia verdad disfrazada.

Pero tengo que soltar algo; qué valdría más, la verdad general que de alguna forma brota por todas partes, o eso qué oculto entre las paredes de mi alma. Difícil decisión la mía. pero se preguntarán porque tengo que soltar alguna, por qué no permanecer con los puños cerrados y guardar silencio?. Pues la respuesta es qué el tiempo terminará por arrebatarme ambas un día que decida soplar fuerte contra mi cuerpo; y no podré cuidarlas, tendré que cuidar mi cara y dejaré, por miedo, qué las dos se vayan volando hacía el cielo.

No es difícil comprender lo que digo, es cuestión de preservativa y subjetividad; deben acomodarse entre el pretérito indefinido y el yo materializado en "él". Imaginen el terror de una palabra sin limites, la verdad siempre se adelgaza y se familiariza, pertenece a la historia y a veces al sujeto que la contiene, no proviene del lenguaje si no de los hechos, es algo menos que pasajero, es simplemente algo que sucede. Por el contrario aquello que se me escurre entre las profundidades de mi Yo, es refrescado por cosas menos ornamentales, más sencillas, intangibles, serenas y autómatas. Es el deposito de mi propia esencia y la cuidadora de mi existencia. Es decir que mi pretérito indefinido se vuelve una mentira a la luz de la transparencia de lo pasajero, de lo que la gente llama "vida", y "realidad". Al final de cuentas mi secreto es sólo mío, y carece de valor para quién lo mire. En cambio todas esas verdades acumuladas en la palma de mi mano, pueden recorrer al mundo y todos las darán por "buenas" (y no de juicio si no de afirmación y veracidad). Es decir que pertenece a la misma mitología universal, a la creencia común, plantadas en todas partes, dichas, gritadas, cantadas por todos. Pero pocos las reconocen cómo yo, sólo las pasan, las viven y las dejan ir. Yo en cambio les doy el valor de trascendencia y eso las hace mías, mis verdades ocultas y selladas. 

Estoy entre la ambigüedad del Yo, y  la verdad del ser; o el somos. Así qué tendré que liberar alguna, hoy me quedo con la duda. Y dejo la pregunta abierta, por sí alguno entiende de qué hablo. 

Ésto es igual a un grito hacía el creador del vacío y de lo eterno, a ese conocimiento colectivo.

1 comentario:

  1. Hola Valery,

    Muy difícil pregunta, me parece. Y por ahora no puedo responderla muy bien porque acepto que no estoy seguro de haber entendido a qué te refieres con "verdades ocultas".

    Dices que pertenecen a la creencia común, que están plantadas por todas partes, dichas, gritadas y cantadas por todos. Y luego dices que pocos las reconocen como tú. Entonces si de alguna forma tú lograste poseer estas verdades y las has hecho tuyas porque les das una trascendencia, ¿qué diferencia haría que las soltaras? La gente sólo las pasará y las dejará ir, entonces igual y no tiene caso soltarlas.

    Pero por otro lado, creo que tu secreto vale más y no es algo que debería dejarse ir a la ligera.

    Así que no sabría qué responder. Quizá esta es una de esas preguntas que tienen más valor cuando no han sido resueltas. De cualquier forma, has hecho que recuerde esa idea de "conciencia universal", y eso es bueno.

    Saludos y mucho éxito.

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