miércoles, 27 de julio de 2011

De antojos.

Quizá llevaba veinte minutos manejando sin saber a dónde ir. No importaba mucho, escuchaba a Sabina, y eso me tranquilizaba, casi siempre. Esa noche decidí no pensar en nada. Ni en ti, ni en las circunstancias, ni en la lejanía, y mucho menos en los temores que me complicaban casi siempre, mi toma decisiones. Recordé que Andrés me había hablado de la diferencia entre complicado y complejo, y en ese momento lo comprendí en parte. Definirme era difícil, más no complicado, simplemente era una mujer compleja. Punto.

No sé qué hacía mirando hacía abajo cuando debía mirar enfrente. Pensé mientras recordaba todas esas conversaciones de aquella noche. Era fácil imaginar su mirada pixeleada, y su acento. Aquel que me hacía olvidar la soledad que casi siempre me acompañaba. No sé si pertenezco realmente por mandandato a otro lugar, ni sé si el destino realmente llega a alcanzarnos. Lo que se es que mi corazón está completo cuando lo escucho del otro lado del telefono, y mientras lo veo a los ojos. Sin importar que tan difícil sea entenderlo.

Las voces son un complemento de la apariencia, son las señales de alguna parte del cuerpo que trata de salir y manifestarse. Y eso eres para mi, una voz, que, aunque conexa completamente a mis sentidos, siento tan inalcanzable. Debe ser la lejanía, mis problemas y mis miedos. De ahí parte todo, supongo, de las cuentas regresivas y de pensar si, todo esto es un sueño o no.

No pueden juzgarme por tener temores e inseguridades, todos los tenemos. Simplemente que yo, los manifiesto y no los escondo. Quiero encontrarte en mi vida, que te asomes en mis ojos y te veas en ellos, que me comprendas sin decir una sola palabra. Quiero que me quieras dar tu vida, que acaricies mis antojos y mis ansias, que intentes persuadirme, que no me sueltes. Pero y si no.

Entonces, estacioné mi coche, apagué el motor, y se me antojó escribirte.

5 comentarios:

  1. Todos los tenemos y supongo que debemos de tenerlos ademas. Nuestros miedos y nuestras inseguridades son al fin y al cabo y en su medida justa los pies que mantenemos en el suelo.

    Que insoportable debe de ser alguien sin ellos...

    Ademas... Y si, si?

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  2. Pues tienes razón mi querido Unai, pero también es cierto, que es difícil reconocer los temores y las inseguridades, bueno, por lo menos a mi así me resulta.

    Y si, si, pues, no podría pedir algo más perfecto.

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  3. Es mas valiente quien asume sus miedos, que quien los esconde por miedo al que diran. Verdaderamente prefiero a los primeros que mas humanos son. Un saludo!

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  4. Bonita entrada :) eso del miedo me recordó una entrada pendiente, la del booster jaja

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  5. El punto es saber hasta donde permitir que nuestros temores no nos bloqueén, pues a veces nos dominan y dejamos de hacer cosas que quizá no hubieramos imaginado. Que bueno que le escribiste.

    Muy bonito y reflexivo texto.

    Saludos!

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