lunes, 4 de julio de 2011

Defectos.

Debe de ser algún defecto de fabrica, pero cuando estoy más enojada es cuando menos hablo, cuándo más me importa algo, me quedo callada. Cuando tengo que dar explicaciones, no sale nada. Y todo se concentra en una pequeña caja debajo de mi lengua y quién sabe tal vez sale en forma de palabras por los dedos que ahora escriben.

Recuerdo a mi madre diciéndome "vaya, qué no tienes nada qué decir?", a mi exnovio con una cara de "dame explicaciones" y a otras personas que me han importado exigiendo que de un paso, que diga algo, que pida perdón, que me enoje, que suelte todo lo que no siento. Y me veo a mi, callada, sin saber qué decir, pero con millones de preguntas, respuestas, y comentarios. Pero nada sale, todo se concentra y se vuelve una gran pasta chiclosa de la cual no se puede despegar ni una sola palabra.

Sé que soy yo la que está equivocada que he perdido millones de cosas importantes por no saber decirlas, por no darme a entender, por no hablar a tiempo. Pero también sé que el silencio es a veces más efectivo que la verborrea, que el mirar, el acariciar y el actuar; son maneras mucho más objetivas y claras para hacer entenderme. El problema es que poca gente entiende eso de mi, y creo que esperan que yo hable y prometa cosas, grite, llore, patalee, reclame, dicte, o manifieste lo que quieren escuchar, que por importantes, no salen de mi boca tan fácilmente.

Aunque las circunstancias cambian a las personas, la necesidad, el amor, la distancia, los sueños, los planes, las ilusiones, y vaya un montón de fragmentos de mi vida han cambiado estos últimos meses. Y te das cuenta que hay gente que te hace hablar de más, como si las cosas fluyeran con tal naturalidad que no hiciera falta filtros, ni cajas debajo de la lengua, ni apariencias, ni mascaradas. Todo tal cual es, tanto lo positivo, como el amor, como lo doloroso de los celos. Todo conjugado, y haciendo vuelcos en las palabras, los versos, y las expresiones.

Sentir que es necesario expresar que me pongo celosa, y no quedarme callada. Tener la necesidad de decir que lo amas, que lo extrañas, que lo necesitas, que haz soñado con él. Soltar la lengua de más sin darse cuenta, y añadir nuevas palabras a la voz que por tanto tiempo se guardo con recelo.

Más que un defecto de fabrica me parece un problema de selección, una retorica etiquetada, o sintaxis especializada. Pues que no se cómo explicarlo, porque recién lo descubro, pero de que se me ha dado de ser imprudente, se me ha dado. Espero que mi interlocutor no lo note del todo.

Ya veremos.

2 comentarios:

  1. Pues guarda silencio, tu eres la dueña de el, pero cuando por fin vayas a decir algo... fijate que no este Eugenia al lado Caray! :P

    BESO!

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  2. JAJAJAJAJA.. Ché robe.. Ya sé qué pena, pero ella tiene la culpa... Gracias por leer..

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