viernes, 10 de diciembre de 2010

Primavera.

Camino tras unos pasos imaginarios. Suspendidos en la distancia del anonimato, de largas cadenas de electrones, protones y kilometros. Debes oler a tabaco y limón, a café, tal vez un poco de madera por detrás de tu pelo. Tus manos largas, frías algunas veces. No sé qué decir de tu mirada, profunda y antigua, temerosa dentro de la fragilidad de tu inocencia añejada. En tus palabras se esconderán, tal vez, los recuerdos de una vida que apenas recorres, que apenas conoces. Me entregarías tu conciencia y yo, mis vivencias. No somos tan diferentes, aunque la raza lo diga, aunque nos separen más de seis personas, aunque el mar queda inmenso desde ésta vista.

Ojalá escuchara tu nombre en mi boca, ojalá escuchara el mío en la tuya, tal vez, en primavera. 

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