viernes, 3 de julio de 2015

Muerte diaria.

Evito tener contacto, me lavo las manos con todo lo que tiene que ver con eso. Desparasitando cada pensamiento y filtrando con agua limpia cada palabra que menciono. Hay cosas que es mejor ignorar, saltar y volar por arriba de ellas. Es imposible olvidar tajantemente parte de una vida, pero es posible no hacerse daño, no darle importancia y sustituir. Pero este método no es fácil y lo aprendí a la mala ya hace varios años, funciona pero se requiere destreza. Sólo que hay días que es necesario dejarlo brotar un poco, que escapen los gases tóxicos y vuelen a dónde no puedan hacer daño. En esos momentos (irónicamente) me siento frente a mi hoja en blanco y camino por el balcón, veo hacía la calle y encuentro otro paisaje, otros sonidos, un té de menta y el camión de nocturno que hace tanto ruido, la vecina con el televisor enorme, los martillazos, las pisadas, todo tiene vida, sólo por un segundo, luego vuelvo a mi vida y muere otra vez.

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