Son los pies, los lunes y los viernes; pero también es tu voz. Las marionetas, las tardes de sol, la lluvia, los flores que ya no florecen (ni por ti ni por mi), y es también los días que se arrastran de otoño a primavera.
Son las lagunas mentales y los soles con estrellas.
Son las matinés de domingo que no acostumbro, tu codo y el mio, es caminar.
Son las siluetas danzantes y la noche, esa noche que no nos pertenece.
Es también la distancia acomodada a un lado de la cama, los despojos, los desechos de ternura, tu sonrisa y tu forma de besar.
Son las largas conversaciones que nunca terminan y es también silencio y resignación.
Son muchas cosas revueltas, es el mundo girando. Es ese "todo sigue igual"; es también olvido.
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