martes, 13 de enero de 2015

4,3,2,1...0

Me inundo de cuentas regresivas, de bombas por explotar, de pequeños desastres naturales que arremeten contra cada futuro planeado por alguien estúpido. Ojalá las estrellas estuvieran siempre así, alineadas hacía nuestra cama (donde quiera que esté) y viajemos de la mano, y nademos en las aguas tranquilas de nuestros pensamientos antes de dormir. Escucho atentamente cada número en contra, cada última llamada. Se nos acaban muchas cosas, se mueren parte de nosotros, se desatan cocodrilos hambrientos; pero también, del otro lado, siempre te encuentras tu. No sé en qué nos vayamos a convertir después de que todo se apague y cada quién se vaya a su casa, cuando juntos encontremos sobre la mesita de noche nuevos papeles que interpretar y nuestras gargantas afónicas prefieran gritar en silencio nuestra canción ó tomar té de limón. Los números me absorben pero eso quiere decir que la vida se mueve, hacía el final de los tiempos y hacía el principio de todo.

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