viernes, 13 de febrero de 2015

Nimiedades.

La felicidad al igual que la tristeza nubla los sentidos, te hace parecer una maquina absurda de sentimientos irremediables. La razón, esa que quizá un día defendiste a capa y espada escapa por un laberinto de sensaciones de adolescencia tardía. Juego con las nimiedades de mis problemas, acaricio las suaves telas de la probabilidad, me derrito ante el precipicio de tener un plan. Maldita sea, disfruto la situación por más absurda que me parezca. Porque todo aquello que parece pequeño es una célula que forma parte de un todo aún mayor. Faltan pocos días, quizá en mayo me abrumen pensamientos psicóticos y salga dentro de mi el espíritu mismo de tirarme al vacío. Por lo pronto me entretengo con mis propios instintos, con mis juegos de niños, con mis problemas de locos.

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