jueves, 12 de febrero de 2015

Galáctica.

Si ponerse a escribir en estos días es encontrar un momento a solas dentro de los cada día más apresurados días que tengo, pues prefiero no escribir y dedicarme a la inmundicia del mundo. Pero como de vez en cuando amanezco con la prosa en cada uno de mis sentidos, pues me doy "el tiempo" y congelo por un momento todas mis labores artísticas o de intentar vivir por ahí para lanzarme en los brazos de las letras, de mis letras. Y escribo no porque tenga una idea fija de qué hablar, ni porque tenga el don de la palabra, si no más bien porque las ansias de no se qué que invaden cada uno de mis huesos me acarrean a hacerlo.

Las oportunidades son muchas, bueno, las oportunidades por lo menos de pensar que hay esperanza en algún sitio para ellas: pero estoy contenta porque la vida me ha regalado una segunda oportunidad de vivirla o de disfrutarla o de padecerla, o de lo que sea que hagamos todos los días mientras respiramos. Planes muchos, pero oportunidad para empezar a vivirla, creo, solo tengo una más. Por que la vida no es nada si no tienes, si no haces, si no te sientes feliz con lo que eres. y Si bien casi todos los días me despierto con la sensación de caer al vacío como una roca hueca, hay días en que camino con gusto aunque me hiele en invierno en una casa nueva que no está climatizada. Mi calidad de zombie casi llegando a los 30 me da la "moralidad" para saber que no importan la mayoría de las cosas del pasado o incluso de lo que vaya a pasar mañana, lo que realmente tiene importancia es la calidad con la que vivas el pequeño camino ahora enfrente, como el estar escribiendo, recibir un mensaje, o salir a cenar tacos. Bueno que divago, pero tampoco prometí algo coherente, ando en otra galaxia sin intenciones de bajarme de aquí, habría qué imaginarse como se vive en cada mundo para poder criticarlo, por eso me quedo en el mío, en la inmundicia de los días y en los pequeños ratos de alegría que me regalo de vez en cuando.

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