martes, 20 de abril de 2021

Formar parte.

Me asustaban las cosas que decía tu mente, los largos silencios se conviertiron en rutina. Debes estar ríendo de todo eso, y es que ha pasado tanto tiempo que parece que pertenece a otra vida. No gané la guerra pero tu tampoco. Habría que ver hacía donde fueron a quemarse las banderas y quizá ahí tendríamos una respuesta. No importa, en realidad jamás importó. Tu mirada no hizo estragos, fue más duro el espacio entre tus palabras, la inexistencia de las mismas. Yo escribía en los muros para darnos aliento, motivación, no hay memoria. La música que tanto odiabas resuena en mi cabeza, como si quisiera molestarte, sigo limpiando mis pies antes de ponerme los zapatos, observando el taque de la gasolina, escribiendo las dosis correctas, chequiando los precios en la estantería. Hay cosas que me robé, manías que guardo en secreto, tics y chistes para las que solo esas personas tendría sentido. Pero se han escapado, bendita sea la ausencia, el humo y las cosas que no dijimos. Agradezco que no estés tanto o más que tu estadía. Pero es inevitable casi molesto, reconocerme en mi misma, la mella que ha quedado. Fué el día más frio de enero cuando se deciso todo, lo recuerdo y los espasmos recorren mi cuerpo, mis manos se quedan heladas. Si algo tengo que reconocer de la vida, es que no importa cuanto tiempo dure algo, cuánto signifique o deje de importar. Las personas dejan huella, se quiera o no, destruye paradigmas y los recompone, reconoer lo anterior me llevó tanto tiempo como me tomó negarlo. Pero lo reconozco, de alguna forma, estás en mi, y muestro una humulde gratitud ante eso.

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