jueves, 4 de noviembre de 2010

No somos machos, pero somos muchos.

Tema controversial esto de la sexualidad, pero calma, no hablare de ella desde el punto de vista físico o preferencial, que ya de eso estamos hasta el tope. Hablemos del machismo y del feminismo, de la discriminación y de la actitud hacia ello. Pero esperen, no es mi intención alzar mi voz en contra del hombre, ni enaltecer a la pobre mujer luchona y abnegada. Es mejor posicionarnos en nuestros lejanos puntos de partida, en nuestras propias trincheras, por así decirlo.




En la diferencia ésta la unión, si no fuéramos tan diferentes la compatibilidad sería nula. He descubierto que inclusive los homosexuales, jamás dejan de pertenecer a sus géneros naturales. La lesbiana no deja de ser mujer en materia psíquica, por más intereses masculinos que parezca tener, o más testosterona que segregue. Siempre será una mujer, aunque ojo, lo digo porque tenemos una manera de pensar muy diferente a nuestros amigos hombres. La mujer es un círculo vistoso de temas y referencias, todo baila en espiral, con perspectivas diferentes, con ambientes diferentes. El hombres es un ser más sencillo, es un cajonero de opciones, abre uno por uno, para encontrar la respuesta, o la opción que necesita, el hombre abre el cajón del trabajo y ningún otro puede estar abierto, se acomoda y piensa en ello, mientras que los otros, aunque presentes, descansan bajo el obscuro momento de volver a abrirse.



Lo anterior nos hace reaccionar a situaciones iguales de manera distinta. Veamos el ejemplo de la política. Cada ve z es más común ver que las mujeres incursionan en este medio, y que al igual que sus homólogos masculinos desempeñan un papel con sus matices y situaciones controversiales. Sólo hay una gran diferencia en éste aspecto, siempre se culpará del éxito de una mujer por el grado de apoyo que recibe de su pareja o de sus colegas masculinos más cercanos. Una Dilma Russeff jamás hubiera existido sin un Lula atrás. Una Cristina Fernández sin un Néstor Krichner a su lado. La cosa no es por cuestión ideológica ni de intereses, la cosa es por una dependencia al machismo arraigado en la cultura latinoamericana. Ahora que también existe el contraste en cuanto al poder se trata, cuando éste esta a cargo de los hombres, y en su uso cometen algunos errores, es sencillo buscar una culpable femenina; como una Martita Sahagun, en el caso de nuestro ex presidente mexicano. Y todo lo anterior sin meterme a situaciones de la historia que han quedado en el libro rojo de la maldad femenina.



Pero podría estar mucho tiempo comentándoles pasajes de la historia en muchos ámbitos en los cuales, hay una desigualdad marcada entre los sexos, donde una magdalena nos representa como pecadoras universales, y quizá, culpables de muchos fracasos masculinos. Quizá la forma más fácil de segregar a la mujer es por su propio genero, mientras sigamos señalándonos entre nosotras, seremos victimas y verdugos. Pero la cosa no termina aquí, las diferencias se avalancha hacía todas partes, hasta que los hombres son alcanzandos de frente, considerándolos incapaces de criar una familia y estandarizándolos como hombres proveedores, no educadores, como sujetos capaces de cometer toda clase de infamias y no ser “juzgados”, cosa que es totalmente falsa, todo hombre es culpable de un engaño amoroso, por ejemplo, incluso antes de cometerlo, sólo por el hecho de ser hombre. Cuantas veces no hemos escuchado, “así son todos”, y de ahí partimos al grado de intolerancia y falta de individualidad humana. Somos de dos sopas; mujer u hombre, pero somos también, capaces de comprender, qué sigue de ahí.

1 comentario:

  1. Me Facina la manera en la que escribes, no lo dejes de hacer nunca...

    Y.

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