miércoles, 7 de diciembre de 2011

Del porqué.

Se entumen entre papeles las manos escamadas por el frío. Pega la luna en el hastío de cualquier viernes. Entre el olvido y el perdón que nunca llega, se vuelcan como locos los suspiros. Ensanchado por la brecha al transatlántico que embarca, tras las olas del porqué, y la incertidumbre de tu beso de otro mundo.

No propongo nuevas cosas, ni entiendo lo que la soledad me ha enseñado. Sólo pongo en saco roto lo que escondo, las huellas de un pasado del que ya no hablo. Son los meses, las castañas, los miles de recados y correos, mis informes y mis miedos encartuchados y previstos en los sueños de fluoxetina de mis labios.

Parece que vuela, pero también parece que se arrastra por la espalda las palabras, las ideas, las vueltas, el temor de mis ojos, las violetas. Son cantábricos tus mares, son pesados los caminos, pero no por eso dejo en parte que las nubes no resoplen lo que escribo.

Son de abstinencia, de pereza, de crujidos los escombros que aún quedan, entre la basura que yo boto, y los cantares, las ocurrencias, los despidos. Día tras día como si faltara menos, como si escuchara poco a poco tus latidos.

1 comentario: