viernes, 17 de mayo de 2013

Ni ahora.

Nunca lo entendiste, porqué lo ibas a entender ahora que tus naves parten justo hacía no sé dónde. Cuando no veo barcas, no veo mar, no veo nada, ni mi misma. Recuero que alguna vez despreciaste mi sonrisa, recuerdo que también la querias.  Pero lástima, todo termina.

Hoy recuperé el aliento, me senté, disparé, maté a cientos de ti, a miles de ti, una y otra vez hasta cansarme, luego, miré la tele, tomé creo un poco de té, y despegue los ojos al sueño, ese que no logro alcanzar hasta pasadas las cuatro cinco, cuando todo se despierta otra vez, y yo parece que prefiero callarme mientras otros hablan, y me duermo. 

Y quizá pueden ser esos días en que uno se puede poner a escribir un sin fin de cosas y esperar que salga algo que no hable de lo mucho que molestan las cosas que se han hecho y las que no. Pero da igual, ni lo entendías entonces ni lo entenderás ahora. 

No hay comentarios:

Publicar un comentario