viernes, 17 de mayo de 2013

Puedo.


Puedo no dormir nada uno noche más y desplomarme en las oscuras páginas de lo indevido. De todas aquellas escenas que tardan tanto tiempo en ser borradas y que más bien por morbosidad se encienden como farolas escarchándolo todo. Dejando todo cubierto de cenizas. No recuerdo la ultima vez que me pinté de esas luces de viento ahumado, sudoroso y tedioso, fue creo aquella tarde tuya, verde, toda tuya. 

Pero esta noche es tormentosa, como cada noche, que se aparece para ensanchar el mundo para cubrir la oscuridad y mirarme de frente para persuadir mi miedo y enfrentarme. Para seducir mis faltas, para darme tres o cuatro estocadas en la espalda. No hay lucha, hay solo un mensaje. 

No tengo ya nada que perder, cuanto creí tener algo descubrí que no tenía nada que perder después de todo. Esta vez, como aquella no es más fácil, solo es un paso más, una mirada al precipicio de la noche morada. Descubrir que los ojos azules se abren justo de madrugada, que yo puedo esperar a verte despertar para dormirme, que puedo desvelarme mientras callas. 

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