jueves, 30 de septiembre de 2010

El Puente.

Observo desde ambos lados y parece que lo hiciste otra vez. No puedo admirar tu determinismo, ni tu falta de memoria, o tu libertad. Simplemente tomo en cuenta que "lo hiciste de nuevo". Parezco encontrar la verdad entre las calladas letras, entre el aire de un mes que no significa nada (para mi). Ojalá me hubieras visto, quizá entenderías todo, quizá tal vez sería más fácil. No puedo resucitar lo que no fue, más bien quisiera plantar la verdad en tu boca.

Qué si no lo sabía. Lo supe desde la ultima vez que manchaste mi almohada con tu cara. Desde que destrozaste el asiento de mi antiguo coche, desde que me miraste, una tarde de julio, pretendiendo mirar otra cosa, otra cara. Simplemente soy tu puente. Ese que caminaste; entre lo que fuiste y lo que eres, soy las empedradas y porosas sendas de la transición. Lo acepto, no lo vi ciertamente hasta que tu promesa de flores jamás llegó. Fue simplemente simpatía lo que me golpeo aquella tarde, hoy la única que causa risa, soy yo.

Yo espero que esos ojos te miren mejor, que veas lo que necesitas, que encuentres un poco de originalidad. Espero, como se espera de lejos y sin pretensión, que no sienta igual que éste puente, que sepa ser la calle principal.


                                                                                                                                                                      Y así es como habla un puente, cuando observa dos ciudades, y se da cuenta de que, nunca perteneció a ninguna, simplemente en medio, dejando pasar el viento.

1 comentario:

  1. la comparación es exacta, lo bueno es que a diferencia de un puente, nosotros sí podemos elegir ir hacia el lado que mejor nos convenga.

    Saludos!

    ResponderEliminar