lunes, 13 de septiembre de 2010

Telaraña.

La vida es como una fina y compleja telaraña que vamos construyendo día con día. Tan frágil que uno puede ver como se empieza a doblar por algunas partes con tan sólo un viento suave y tan fuerte que puede sostenernos, como si voláramos sobre el mundo. Muchas veces vamos haciendo madejas de asuntos pendientes, de complejas y complicadas distracciones de lo que realmente importa, de lo que es esencial para la vida.

No puedo describirles lo complicado de mis sentimientos hoy trece de septiembre, el mundo a veces se nos viene abajo en un descuido y la telaraña es salpicada con enormes gotas de lluvia. Los pasadizos y enredos tejidos forman grandes huecos por los que se puede ver el abismo. El dolor propio y ajeno se clava en lo más profundo de eso que llamamos corazón y despega hacia todas partes de cuerpo. No sé si la vida es justa, si a unos nos toca más suerte que a otros o si vamos caminando entre vidas, y llenando escalones hasta lograr la felicidad eterna. No lo sé, pero la agonía de un cuerpo, son de esos espectáculos macabros que nos enchinan la piel y sumergen el alma en formol. La desolada telaraña sostiene el pasado de un ser que soñó con tejer el más hermoso enredado que se haya visto, y sólo él creador podrá juzgar sí tuvo el tiempo suficiente. 

Por mi parte, contemplo los huecos que se forman con verdades ocultas, con sentimientos encontrados. Los clavo por todas las paredes de mi cuarto, para que no se me olvide, para que recuerde la próxima vez. Pido el perdón preciso, pero no es suficiente. Cuándo el tiempo derrumba las esperanzas, cuando las oportunidades se agotan. Se debe volar?.

Somos responsables de lo que tejemos, de lo que hablamos y sobre todo de lo que vamos amando. La vida no es más que el pasar de los días y la formación de todo aquello que nos sostiene por debajo de nuestros pies, la telaraña es quizá lo único que queda.

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