viernes, 9 de septiembre de 2011

Aviso.

El veneno mancha todavía las paredes sucias ya de la conciencia. La maldad ruge fuerte y decapita los sentidos. No hay lagrimas que empañen la vista del que odia, ni verdades que sean más fuertes que las propias. El necio espera que el odio termine por exportar al amor a otras partes, cree en lo que le dicen otras lenguas plagadas de ignorancia, y ensucia su cariño, porque no le queda otra.

Pero al mojar con tu saliva lo que queda, se distiende como globo la madera de mi puerta, para cerrarla sin candados, sin ataduras. En el umbral, ni las esperanzas se han salvado. Toca fuerte, da de patadas, que todo será en vano. Hay pocas cosas en la vida en las cuales no se pueden meter mano, entre ellas el amor. No se decide a quién se ama, ni se reprime la indiferencia.

Y no vale la pena sonreír a lo patético de tu odio, de las cosas que se quedaron debajo de la cama, de los recuerdos que, rápidamente se largan al olvido.

Ya no me hacen daño tus palabras, ni tus reproches, ni me toca tu mano en la mejilla. Quizá si lo escribo entiendas, quizá si te regreso un poco de veneno con mis letras, termines por vacunarte del propio.

Sé feliz y deja que el resto lo sea, que para odiar ya no queda tiempo.

1 comentario:

  1. Pfff tan punzante es el "aviso" de esta entrada al "no" de la anterior, claro está que los contenidos de ambas son inmensamente distintos, algo lindo en esta es esa "renunciación" con la que finaliza, por último en el renglón final un beso en la frente.

    Abrazo Val!

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