lunes, 2 de noviembre de 2015

Saltemos.

Saltamos de un mundo a otro sin darnos casi cuenta, el piano sigue tocando y las garras de antiguos conocidos desaparecen para dar paso a bruma, a una estela de viejos pensamientos que derriten por completo la cápsula del tiempo que pretendes enterrar en el jardín de ser sinverguenza, a mi eso de ponerle nombre a las cosas ya no se me da, para especificar están los veintes, llegamos a una edad donde soltamos las riendas a los estereotipos y brindamos en un sótano con amigos que no conocemos.

Entendemos que correr riesgos es tomar agua diariamente, ocho vasos dicen por ahí, y aunque a veces nos encontremos con terrosos y desanimados bocanadas de "algo" que se enfrenta a nuestro paladar y sentidos en contra de lo que deseamos, pues el panorama no podría ser mejor. No podría entender la vida de otra manera(ahora) y entre tanto paralelismo y siluetas que desaparecen al entrar en una nueva tarea, pues, hay paz momentanea.

Por eso, las gargantas de todos deberían estar afónicas, porque las intenciones y los sentimientos no siempre concuerdan con las actitudes, no somos la congruencia que el mundo busca, no parecemos modelo a seguir, pero continuamente las contradicciones traen lo real, ese pequeño instante, como cuando por la tarde se ilumina en un naranja mágico y parece que es sacado de un sueño hermoso, es decir, perseguimos ese mismo espejismo, a veces en comunidad, la mayoría en la soledad de la imaginación. Salta, viene otro..

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