martes, 1 de febrero de 2011

Mañana.

No es suficiente con patear la puerta, enterrar las uñas en los brazos, brincar para ver que se observa. El futuro es la enigmatica evidencia de que no podemos controlar nada. Entonces, de qué se trata la patetica mania del ser humano (por lo menos mi ser humano) de querer controlar todo a mi alrededor, de tener seguridad(fortuita o ganada). Qué ganamos en sustentar nuestras bases en estables años de resignación y lucha, si todo se puede venir abajo con un sólo soplo amargado del viento.

El futuro es un bastardo que se sabe indispensable. Entonces volteo hacia arriba, lo observo como queriendo adivinarme. No lo puedo hacer, son tan volatiles, fragiles, estériles nuestras vidas, que pueden cambiar con un pestañeo o acabarse, secarse, aplastarse. Nos podemos hacer mucho daño entre nosotros, mientras el maldito futuro se burla de nuestras decisiones. Entonces, de qué me preocupo? Me pregunto reiteradamente ante el espejo. El futuro es la promesa de "sea lo que sea" que no llega a concretarse jamás en ese tiempo. Todo lo que se tiene se llama "ahora", en éste segundo. Basta con sacarle la lengua al tiempo, y acomodar mi pies sobre la arena.

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