martes, 26 de abril de 2011

De las cosas.

Acomodando las cosas en el buró, las cosas que debieron haberse tirando desde hace tiempo, pero que, por costumbre uno va dejando. Basuras o recuerdos, objetos sin valor (pero que alguna vez lo tuvieron).

No sé qué sea, pero las cosas dejan de importar, y el tiempo le resta, o le añade valor a algunas. Aunque para ser sincera, nunca me he considerado con corazón de anticuario. Me gustan las cosas nuevas, que huelan a hoy,a mañana, o tal vez a agosto. Por eso tiro la basura, escombro también entre aquellos recuerdos, los saco al sol para que terminen de secarse, para que se mueran.

"Lloré hasta que no me quedaron ganas de volver a llorar, te quise, hasta que te fuiste o te corri, volé, porque no me ha quedado otra más que seguir mi camino". Le digo a las fotografías que aun quedan en el salón de lo que fue. Mientras entono nuevas canciones, mientras escucho nuevas voces, mientras recuerdo nuevos nombres.

No conozco, no leo, no improviso en el pasado. Y eso es algo que he descubierto de mi, a pesar de todas las complicaciones de mujer, de los sentimientos y los enredos. Me he quedado en paz, y no me ha restado más que enterrar con estas letras los restos que han quedado en el cajón de la ausencia.

Porque todo es ahora, y todo está aquí aunque no parezca. No necesito más que las palabras lejanas, los marcianos que vuelan a mi cama cada mañana y lo lindo que se siente sentirse por primera vez completa, sin que la dependencia me aburra, o me someta. Ser libre es más importante que el amor, tener paz, es más importante que los besos. Y hoy, mientras tanto, me quedo con eso.

No hay comentarios:

Publicar un comentario