No sé que sea, pero hay momentos en que el corazón se hace agua y se escurre sin darnos cuenta entre los minutos y las horas, y algo falta aunque no se sabe qué.
La normalidad es un plato que sabe a cartón, y volteando hacia todos lados, no se encuentra más que papel en las paredes, y superficies planas dónde no hace falta escribir versos, dónde la sincronia se pierde, dónde los miedos te amenazan y no queda más que hacer caso a la intuición y permanecer callada.
La finalidad es la misma, haz de dejar se soñar, de creer, y esperar, porque el vacío es la crueldad de saber que la soledad es la unica que me abraza. Total que no hay palabras exactas, caminos correctos y las ambigüedades se parten en mil pedazos al caer al suelo.
Descubrir que no existen los sueños, sino que somos producto de un sueño...
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