sábado, 7 de mayo de 2011

Aire.

A quién abrazo por las mañanas mientras el aire entre nosotros se hace cada vez más intenso. Y los huracanes regresan cada vez que te pienso. Me llevan, aunque no lo quieran contigo, por un camino poco menos que amarillo, dónde solamente tu y yo nos encontramos.

Y las explicaciones parecen no tener cabida, ni tampoco la razón, y el corazón reina y me nace la fidelidad proveniente de desearte. Es que mis manos no encuentran otra piel, mis labios sólo buscan los tuyos y así, como ya te lo he dicho, mi cuerpo te busca, como si un gran imán me llevara al otro lado, el tuyo.

Te pienso con esas canciones que te rodean, en las melodías de tus acciones, en los pasos que sigo, en todo eso que me hace quererte día con día. Yo no te he buscado y tu no me haz encontrado, pero aquí estamos rozándonos las yemas de los dedos contra las letras dónde nos hablamos. A dónde pararemos cuando el aire deje de correr, cuando nos bajemos de la nube y cogidos de la mano estemos, tal vez, juntos. No lo sé, pero mientras el torbellino de la imaginación sacude todo aquello que encuentra y lo limpia o simplemente lo cambia. Seguiré aquí abrazando el aire en el que faltas.

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