Sin titulo.

Hay días que se acortan, cómo si los recontaran por las orillas y de pronto de la una uno pasa las cinco de la tarde en nada. El tiempo carece de significado y la vida allá a fuera sigue.

Volteo a ver por la ventana de un mundo que va a ritmos acelerados, y que, al igual que yo en todo el día poco nos disponemos a pensar en las horas que invertimos en nosotros mismos. Hoy no he hecho nada para mi, he faltado a comer para ir a una reunión de trabajo, en dónde no se dio solución a nada, pero el tiempo hizo olvidar a mi estomago que tenía hambre y me he perdido de una de las actividades que más placer me dan por estos tiempos, comer, claro.

Entonces he querido desde hace una hora ponerme a escribir, y el teléfono suena, los mensajes llegan y luego todo empieza a enredarse en mi cabeza. Termino por no tener tema, o por acabar con la pereza que siempre trae distraerse demasiado con la vida laboral. Otra vez a escribir de lo primero que me venga a la mente, aunque puedan parecer muy superficiales, va, que es lo que ahora me sale.

Pero es que escribir es como vaciarse de cosas, y si no lo hago,pues terminaré por implotar (pum).