viernes, 27 de mayo de 2011

De helechos y flores.

No ha habido en mi ciudad, que yo recuerde, invierno más frío que este que ha pasado. Nada nos hubiera podido preparar para esos días de menos muchos grados, donde el sol, aunque presente no calentaba nada, y donde todas las plantas han muerto debido a lo gélido de aquellas madrugadas. Escuché a mi madre quejarse una y otra vez de que todas sus flores del jardín habían muerto y que de aquellos helechos que colgaban en el patio no ha quedado más que una maraña de hojas color marrón, muertas y tristes.

Justo empezaba la primavera y con la ausencia de gota de lluvia, mi madre, parecía, había perdido completamente la esperanza en aquellas plantas, en el verde de sus helechos, en aquellas flores que tardaban en volver, en todo su jadín que no daba pinta de vida. Aunque cada fin de semana les daba una oportunidad, sólo unos días más para ver si aquello daba algún indicio de verdor y no tener que tirar a la basura lo que día tuvo tanta vida.

Hace apenas un par de semanas, un domingo, me despertó sonriendo como una pequeña niña en un mañana de navidad. Mira, me dijo entusiasmada, han brotado nuevas hojas, las flores parecen empezar a enseñar insipientes colores, y el helecho macho (no tengo idea de la diferencia) ha cobrado vida. No lo entendí en el momento, y claro, tarde muchos días en apreciarlo.

Hoy por la mañana mientras tomaba algo en la cocina, lo descubrí, aprecie el verde del jardín de mi madre, la importancia de tener aquellos colores de vida rondando por mi propia cotidianidad ciega y falta de capacidad de asombro. Me apené conmigo, con las plantas de mi madre, y con ella también.

No lo sé, pero me sentí un poco como aquellas, entendí porque mi madre las había sufrido tanto al creerlas muertas, porque también había esperado semana tras semana a que aquellas aliviaran sus raíces, se depuraran de la basura que, claro, ya había muerto.

Y me alegre, se veían tan bellas, el invierno no las venció, ni ellas, ni a mi, ni a los helechos que cuelgan frondosos en las ventanas de la cocina.

1 comentario:

  1. De vez en cuando, en este mudo que gira tan rápido, es bueno detenerse un ratito y ver las cosas bellas de la vida :)

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