Hay momentos así dónde todo ocurre en el mismo momento y lo escribo, aunque no tenga que hacerlo.
Salgo de urgencia de la oficina, de ida y vuelta, el calor sobre los ojos, voy manejando en una calle de mucho trafico y parece que todos van para el mismo sitio. Los autos quieren interponerse y meterse en la linea, y de pronto un peatón y luego, música en la radio, la canción que antes te hacía suspirar la haces cambiar a las noticias, y suena el celular y es la persona que menos querías que te habla (la que menos debía hacerlo).
Y no recuerdo bien que le dije, tal vez no dije nada. Permanecí callada porque no tengo nada que hablar. Perdón, de qué?. Amor, a mi? porqué? Las personas vamos cometiendo errores, y levanto mi mano, me declaro culpable (otra vez). No soy nadie para perdonarle. Entonces escucho que poco a poco levanta la voz, otra vez el hombre que tantas veces causó en mi dudas y tormentos intenta recargarse en mi autoestima, como si pudiera hacerme de nuevo daño. Pero no hay nada que pese en la voz de aquel sujeto, simplemente pesar de escuchar y ganas de colgarle, no lo hago. Hasta dónde lo llevará ésto. Las cosas se han quedado tal cual, no ha cambiado nada y si bien ya no tiene forma de hacer daño, tampoco tiene manera de infiltrarse en mi vida. No quedan ganchos o pedazos de amores que perseguir, no hay mentiras que inventar ni consecuencias que afrontar. Todo, lo malo, lo ilusorio, lo dañoso , se ha dicho antes en cartas impresas una y otra vez para iluminar la derrota.
Ni anillos que presumir, ni amores cansados, ni mentiras, ni verdades. Le cuelgo con un simple cuídate y creo que él dice algo por ultimo desesperado. Es que el pasado ya ha quedado donde ha quedado, y los precios se han pagado, no hay vuelto, sólo fastidio.Y lo cuento antes de que se me olvide, aunque no importe mucho.
por el olvido
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