Me pregunto cuando escribo, cuánto amor realmente cabra en las palabras?, llegarán abarcar todos esos abrazos, las sonrisas, las razones, los gestos, el vacío, las ausencias. Y es que no me da pena decirle que lo quiero o que me hace falta, ni mucho menos intento ocultarlo. Nada hay que perder, no hay cosas que pendan de un hilo, ni situaciones complicadas que hagan que mi corazón guarde silencio.
Simplemente que temo que no es suficiente la verborrea ni los momentos de claridad emocional, ni mucho menos los breves momentos en que coincidimos en el espacio de nuestro universo. Deberían inventarnos un lenguaje, más allá de las miradas, de los momentos en que nos pensamos, en que nos queremos, algo que pueda desarrollarse así dónde nos sostenemos por horas, y que te enteres con certeza de lo que mi corazón por mudo, grita.
Y bueno, qué si entre tanta palabra te digo que te quiero, y entre tanta cosa, puede que se filtren las sensaciones, los montones de momentos en los que te tengo conmigo y las caricias que se desperdician por el vacío que se oculta tras nuestras manos. No importa nada, y estamos de acuerdo en eso, pero, a dónde mandamos las sesanciones que por no tener donde descansar se pasean por ahí entre las letras, letras dónde le faltan los labios y los cuerpos, letras lieales y cueros espectrales que se ahogan entre sentimientos reales, y se filtran entre dos corazones analfabetas.
Lo he dicho entre palabras, entre bostezos y besos, te quiero.
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