miércoles, 16 de diciembre de 2009

Cuentito II.

Alguna vez escuché, que una mente creativa jamás debe revelar sus fuentes de inspiración; pero no creo que eso sea cierto. Les contaré que la siguiente historia tiene tres almas; la primera se trata de una enfermedad que conocí hace muy poco y que está marcando de alguna forma mi vida; la segunda la vida espiritual que he aprendido a descubrir en éste año y la tercera la pasión que se vive por el deporte, y como me impresiona que alguien ponga todas sus esperanzas de vida en un oficio en el que depende de su físico al 100%. Pero bueno espero que la disfruten.


Mi nombre es Luis, tengo 18 años y hace dos meses me detectaron esclerosis múltiple; que es una enfermedad neurodegenerativa y dicen que no tienen cura, bueno eso dicen los que saben.

Antes de que me enfermera mi sueño era ser jugador profesional de futbol soccer, había estado asistiendo a varios juegos de exposición para ver si algún buscador de talentos se interesaba en mi; jugaba muy bien, y era cuestión de poco tiempo para que alguien confiara en mi. Nunca me había gustado la escuela por lo que no he terminado la preparatoria; toda mi esperanza de salir adelante estaba basada en mi pasión. Tengo a mis dos padres y un hermano menor que que apenas está empezando la secundaria. Mi madre no se ha separado de mi desde que ingresé al hospital. Hoy a pesar de los medicamentos he perdido la movilidad de mis piernas y mi brazo derecho comienza a notarse un poco rígido.

Mis Padres jamás fueron muy espirituales, mucho menos han asistido a alguna iglesia, creo, desde que se casaron; y mi Mamá parece enojarse cada vez que viene a visitarme cualquier persona que traiga alguna palabra que venga de Dios, sin importar su religión. Me ha dicho que somos libres de renegar de Dios por lo que me está pasando y que podría hacerlo si eso me hace sentir bien. Lo he pensando mucho, y me he dado cuenta que un Dios que fue capaz de crear a mis Padres, a mi hermano, a la enfermera que viene a bañarme cada mañana; que le dio esa belleza externa e interna a Miriam mi novia, que creó con todo su amor los árboles, las flores, las canchas de futbol y ese bello juego que es mi pasión; no podría reprocharle nada. Creo más bien que trata de decirnos algo mediante mi cuerpo; y me doy cuenta que Dios me ha dado mucho más de lo que me ha quitado, no estoy solo y hay personas que me quieren, si alguien podría reprocharme algo creo que sería Dios.

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