jueves, 3 de diciembre de 2009

A ti, amig@

Recibir noticias, como un correo de un amig@ siempre es reconfortante, porque es una manera de tenerlo cerca, aunque esté a muchos kilómetros de distancia; pero el saberlo desesperado, me hace sentirme igual, me hace tratar de ayudarlo; pero hay cosas de las cuales no puedo librarlo yo. Hay luchas internas que tienen que ser superadas por el. Lo único que me queda es darle palabras de aliento, palabras de reconforte, suspiros de amor. Y todo con la premura del tiempo y como 15 contratos de donación de acciones que tengo que terminar.

Desesperación.

El ser humano tiene como objetivo de vida emprender una búsqueda constante de amor; los caminos son muchos y en su mayoría nos llevan por veredas superficiales que tienden a tornarse pegajosas con el paso del tiempo, te enredan con sus finos hilos de chicle y se te pegan a la suela de los zapatos, entre más te mueves más se pega y de pronto las piernas quedan sujetas a esa viscosa mezcla y poco a poco van atrapando todo tu cuerpo. Se tiene que tener cuidado con los caminos que recorramos en nuestra búsqueda de amor; de amistad, de comunión. Somos seres sociales, somos seres con un fin común. Pero las veredas siempre nos definen, ¿Qué vereda haz escogido tu?, la desesperación se debe a que has quedado atrapado en alguna vereda, ese chicle se te ha pegado por todas partes y te mueves desesperadamente tratando de arrancártelo; así no funciona, tienes que darte un baño, tienes que quitártelo con otro tipo de herramientas. Y cuando sientas que no queda nada, seguir caminando, pero sobretodo saber escoger la vereda en la que te conviene caminar; buscar siempre el camino iluminado, el camino limpio. Y dejar la desesperación para los que no conocen que hay otros caminos, para los que no saben usar otras herramientas. Déjaselos para los que se pierden en la desesperación de la obscuridad. El conocimiento del amor supremo, el amor a Dios nos liga a sabernos resguardados, pero a la vez con la obligación de caminar por sus veredas, por los caminos que Él nos muestra.


Te quiero.

--

No hay comentarios:

Publicar un comentario