martes, 29 de diciembre de 2009

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Y de pronto de la nada; mi corazón empieza a latir como loco, es bien fácil olvidar ese tipo de sensaciones; pero cuando regresan, entiendes porque las sientes, sabes perfectamente cuál es el motor que las activa. También de eso se tiene que disfrutar y dar gracias; del nerviosismo de saberte tan indefensa al sentimiento a su presencia de cualquier forma. Saber que algo sigue moviendo tu corazón, es parte de vivir, es parte de amar, de tener una razón por la cual suspirar. Creo que parte de las grandes cosas que tengo que agradecerle este fin de año a Dios con todas mis fuerzas es precisamente eso, amar.

Estar enamorada es la sensación más maravillosa que mi corazón ha conocido; no puedo lograr expresar con palabras todo lo que ese sentimiento ha traído a mi vida, el despertar de mis ojos a la belleza, al tacto, al sentir todo; el amor me magnifico todo lo que llega a mis sentidos, y eso es sorprendente. El gran milagro del amor se me presentó este año; y realmente es un motivo enorme para darle gracias a Dios, el sabe porqué ÉL y el porqué de las situaciones, confío completamente en su voluntad. Mientras tanto sigo agradecida y esperando seguir descubriendo el amor, en todas las cosas. Inclusive en aquellas que no me agradan del todo.

Es importante agradecer, sobre todo por las cosas que parecen no ser tan buenas a simple vista, creo que somos parte de un gran plan de Dios, pero que somos también causantes y “arquitectos” de dicho plan, es importante tomar la responsabilidad de que nuestra voluntad tiene consecuencias en el plan de Dios, que todo lo que se hace, se tiene que hacer conforme a su luz, sobre todo el amar, amar con el amor que Dios tiene para nosotros. Eso es lo que aprendí este año y agradezco a Dios de nueva cuenta por eso.

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