lunes, 22 de febrero de 2010

Debe haber.

Hay una pila de libros en un lugar de mi habitación, dos prendas favoritas y un perfume en mi cuello; un lunar en mi panza, dos brazos solitarios y mil manos para dar, en la muñeca izquierda sólo ha quedado una ausencia de reloj y mucho tiempo. Tengo dos rodillas sucias y un piso marcado, un corazón apretado pero siempre marcando.
Poseo, un caballo imaginario que come paciencia y dos grandes defectos; decir siempre lo que pienso y jamás pensar lo que siento. 
Siguen las mismas letras manchando continuamente los rastros de papel. Fotografías de ellos con una extraña que se parece a mi. Lagrimas secas, risas liquidas y bostezos viscosos.

Tengo los dedos manchados de cal y gis y en las palmas mi futuro y quizá el de otros. Un montón de monedas igualitas que parecen servir para todo, y sólo una que no ha servido para nada y que guardo en un cajón de oro.Una alacena vacía; un estomago lleno. En mis oídos silencio musical y viento. Un par de oraciones y un rosario viviente. en mi vientre la vida y una promesa de velo, además un jarrón sin agua con  veinticinco rosas de primavera.

Debo; sonrisas, perdones, abrazos y gratitudes, pero sobre todo me han faltado pagar besos; recuerdos, urgencias y oportunidades; canciones, oraciones y promesas. Me hace falta pagar deudas de juego; dónde aposté todo y salí debiendo. He dejado en una tienda corazones rotos ; he querido pagar con el mío pero no he cubierto el daño. Pedí prestados sueños y los he perdido, dejé en algún lado su mirada y he extraviado sus ojos.

No tengo con que pagar y aún así el embargo no me causa ningún temor; sí el usurero regresa y se lleva lo que ha quedado, poco y mucho encontrará de valor, sus ojos quizá lo noten o quizá no. De nada sé comenzar y aunque jamás se llevará lo que realmente vale, tengo que cuidarme; por sí llega  reclama y roba; cierto es, tendría que matarme para así llevarme y aún así poco me quitaría; lo que realmente vale no es rentable en ésta vida.

Qué si estoy en balance, es casi obvio que no; pero prometo no caerme del mundo aunque me empeñe en tropezar con el cada rato.


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