miércoles, 3 de febrero de 2010

Encuentro con el pasado.

Esas miradas al pasado, esas ganas de correr hacía atrás y reprocharte no tener mejor memoria. El pasado vuelve, te sonríe, te seduce, te divierte; en ocasiones solamente como un recuerdo claro o neblinoso, una mirada callada, una canción, un olor, un flash en la memoria.

Quizá te puede pasar como a mi, que el pasado me saludo una tarde de diciembre, se sentó conmigo y conversó; me hablo de muchas cosas, que recordaba haberme conocido hace muchos años, como una niña de boina; el pasado se me materializó en un conocido de la infancia, diría amigo, pero en ese entonces mi circulo de amistades se limitaba a las niñas. Dijo que recordaba haberme visto jugando en la calle de su casa, era cierto yo también lo recordaba, era el vecino de mi amiga, más grande que nosotras. No puedo recordar mucho de eso, no tengo buena memoria, el dijo haber conversado conmigo; hay algún hueco en mi memoria que me da luz, recuerdo que me molestaba por alguna razón pero no se cual y él no me quiere decir, supongo que forzándome a recordar. Después lo vi varias veces, quizá compartimos mucho más que amigos en común, pero en ese entonces no pudimos darnos cuenta.

El pasado siempre te refleja, eres victima constante del tiempo, de los hechos, errores, aciertos... miedos, heridas, dichas, amor. Todo el pasado en suma te convierte en lo que eres ahora, no te define por completo, pero si te da matices. Hoy aquel niño que molestaba a la niña de boina, sólo la hace sonreír con lo que dice, me provoca alegría haberlo reencontrado, me remonta a mis raíces, me hace suspirar por recuerdos que se me han ido con los años. 

Poco ha quedado ya de la niña de la boina, no logro diferenciarme, no me encuentro en ella. Pero por eso los encuentros con el pasado son gratificantes, emocionantes, te hacen por un momento, prender la maquina del tiempo y viajar lejos, allá donde todo era diferente, dónde jamás te imaginabas qué escribirías de ella en un cuaderno de internet.

Hoy sólo me queda el presente, un amigo nuevo del pasado y quizá alguna expectativa de futuro que lleve a la niña de boina y su amigo a viajar otra vez por los andares del pasado.


1 comentario: