En el bosque de la china.

Tenía más de dos años de no perderme; nunca he sido la persona más ubicada; pero poco a poco me fui a costumbrando a las calles, y sobreviviendo al manejar en ésta ciudad de locos regios.

Ayer lleve a una amiga a un lugar escondido por mitras, en monterrey; todo iba bien, yo pensé que sabía mas o menos andar por esos lados, una porque viví por ahí algún tiempo y dos, pues yo me sentía ya conocedora de las aterías viales de regioland. Al querer regresar a mi casa; me encontré completamente perdida, desubicada. Parecía como si me hubieran dado vueltas y me quedé mareada. La noche obscura, como nunca no había mucha luz y las calles parecían grises y lúgubres. Me perdí en San Nicolás, municipio de lo más extraño y desconocido para mi, qué como llegué a otro municipio.. no tengo idea.

La noche completamente desahuciada de estrellas, de lunas, de vida. Yo siempre me guío por los cerros, cuando realmente no sé donde estoy. No veía uno sólo. No sabía si iba o venía, sí me alejaba de mi casa o iba en sentido contrario, directo hasta el abismo nicolaita. Todo parecía ajeno, y sobretodo misterioso, hice cuatro llamadas, dos a residentes de dicho municipio, un mensaje a una amiga con la que había quedado ir a fumarme un cigarro y la otra llamada a alguien que me da paz. En ese momento vi la necesidad de tener una brújula, o lo que tienen los autos grandes y lujoso en el retrovisor que te indican hacía dónde te estas dirigiendo. Me sentía perdida en el gran bosque urbano; y por un momento me entró un ataqué de pánico. Todo terminó por iluminarse con un gran anuncio que decía; Gonzalitos y en letras más pequeñas Saltillo. Mi casa! me dije, y de pronto me encontraba en terreno seguro y conocido rumbo a mi casa.

No les puedo decir a ciencia cierta el trayecto o ruta que recorrí; realmente no tenía idea donde me encontraba.