martes, 16 de febrero de 2010

Ya es suficiente.

Me cansé de llenar con mi letra tus espacios vacíos. De creer que es mejor entenderte y dejar pasar el tiempo, me perdí al pretender  recorrer las praderas de un amor invisible. Me harté de repetirme "ya basta", de desatarme cadenas ancladas a la nada, no tiene caso huir, correr, si nadie te sigue.


Anoche lo entendí, ya lo sabía, pero no lo había logrado comprender. Mi necedad pensó no tener límites y luche contra todo por creer en un amor "qué lo puede todo", y si bien creo en el amor en libertad; en completa paz. No lo estaba viviendo, mi corazón comenzaba a acostumbrarse a verse arrinconado y mi voluntad se quebrantada ante cualquier movimiento con su nombre.

Me doy por vencida, no puedo hacer nada más para seguir, ya no tengo nada más que dar,  a veces las despedidas sobran, no quiero ver mi cara al decir adiós y  lo hago por mi, ésta vez es por mi; me voy lejos; olvida los kilómetros, qué de la lejanía de la que hablo es diferente, quizá más inalcanzable simplemente  ausente.

A la espera se le acabaron los segundos. Y es que la desesperación es un animal nocturno, que junto con la impaciencia devoran los minutos, las ilusiones, las esperanzas; pero sobre todo la fe. Arrasan con todo y dejan al alma enterrada en la sombra.

Es mi obligación acabar con las llamadas, con los suspiros; empezar a preocuparme por mi y lo que yo necesito. Entendí tu manera de amar demasiado tarde, a ti el amor  se te acaba con la luz del sol, eres como un vampiro sediento, un niño deshonesto que grita al pasado, que le reclama algún robo, sabiendo que fue el mismo quien sustrajo todo.Y la culpable fui yo, soy responsable entera de lo que siento, pero no me haré más daño. 

No basta con decir "que un día"; porque para el dolor no hay más que el ahora; si bien el amor es darse, el dolor no es parte de un amor así, quizá debería sentir menos; "dos rayitas menos, no puedo, mi intensidad no lo retiene, no lo entiende. Debería secuestrar las ideas que brotan por tu mente y callarlas; todo es diferente esta vez, ahora yo me siento diferente; es renunciar o perderme, dejar ir o seguir caminando en círculos.

Simplemente no puedo seguir; ya no puedo, me estoy consumiendo; mi grito es desesperado, no puedo más y no encuentro la salida adecuada; Dios me da paz, más no resolverá mis problemas. Tengo que responsabilizarme y me duele.

Me consumo en un dolor indescriptible, simplemente mi pecho no deja de arder, y mi lengua despide amargura. Me enojo conmigo misma, me reclamo y me perdono. Quiero reconstruirme y dejarme guiar por el amor. Por eso tengo que dejar ahora mismo todo; abandonar el barco, ser prudente y darme cuenta que no se trata de ganar o de perder; simplemente de saber, cuando ya no es prudente seguir navegando. Si me sigo lastimando desaparecerá lo que queda de mi confianza, si continuo haciendo más grande las marcas; me llenaré de miedos, de dolor y tal vez amargura; tengo que salvarme de la desconfianza que trae el dolor, no puedo privarme de sentir por miedo. No es huir simplemente saber cuando, ya es suficiente.

Se trata de supervivencia, me siento demasiado frágil para seguir luchando, me he cansado. Me doy por vencida.


1 comentario:

  1. hiciste que se me hiciera un nudo en la garganta no sabes lo que me llegó, y lo sensible que eres, es impresionante.

    Luis G.

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