jueves, 7 de enero de 2010

Admiración!!!!

Creo que de eso se trata el amor, por lo menos en las mujeres; siempre que alguien te gusta empiezas por admirarlo, y de ahí, pasas al enamoramiento, después "cosas" que no puedo explicar, hacen que caigas en el amor; que sientas como cruje en tu alma, como carcome el egoísmo e inunda todo para no soltar una sola célula de tu ser. Ya no importa el YO, importa el NOSOTROS (aunque a veces no haya realmente nosotros). El amor muchas veces no hace distinciones entre la realidad y la ilusión; pero lo evidente, lo esencial me parece es la admiración hacia el ser, hacía el hombre amado. No hablo de idealizar, que no es lo mismo. La admiración es algo tangible y se da con una buena platica, un mirarse a los ojos, un silencio profundo y dulce como aquel chocolate caliente, con su mano en la tuya, con escucharlo hablar de sus planes, ver como su vida es congruente, tener la suerte de saberte enfrente de un hombre bueno y por supuesto con su trato hacia ti; eso es la admiración, creo.

Y en mi historia de amor, me paso algo que no sé como explicar, sólo así:

Todas las demás veces no me las esperaba, siempre la ida y la vuelta era causa de asombro. Y de pronto, un martes, creo; el elemento sorpresa dejó de existir. Y desde ahí, la ansiedad que me asaltaba como un ladrón silencioso a mitad de la noche, desapareció. La necesidad de enviar un mensaje, un mail suicida, incluso de escribir en mi blog de lo que sentía, se convirtió en polvo, en humo. Esa noche sólo me dije "Ya me lo esperaba", era lógico, lo supe desde que lo vi llegar a mi casa, desde el primer beso.

Ya lo sabía, sus palabras me decían una cosa, le creí, pero me lo esperaba. Su reacción hacía ciertas circunstancias es predecible, sabía que iba a estar sola en ese viaje, en esa vivencia. Yo cometí un error, un grave error esa noche, él se dejó llevar. Esa fue la gota. Por eso se fue de nuevo, y lo peor, YA LO SABÍA. Quería creerle; todavía quedaba en mi corazón fe y confianza hacía ese ser. Pero dentro de mi, sabía que iba a volver a irse, y quizá sería la ultima vez. No es imponer culpas, yo me quedo con mi error y su consecuencia; lo entiendo, y quizá yo también me hubiera ido. Tiene sus razones y las respeto. Hoy lo demás no importa.

Había desaparecido y de nuevo, me encontraba sola; no, más bien me encontraba como siempre. Sólo que esta vez fue muy diferente. En el pasado, el drama corroía mis sentidos, me dejaba llevar en una oleada de tristeza y autocompasión. Ahora, me sentía sedada o tal vez inmune, no había un sentimiento que pudiera expresar, más el ya mencionado "ya lo sabía". Y fue ahí cuando me di cuenta, había dejado de admirar a aquel hombre; mi liga terminó por desgastarse, y no fue falta de amor, si no que "todo por servir se acaba", mi corazón, no resistió más. Creo que el dolor es un sentimiento muy avaro y no dura para tanto, te terminas el dolor de tanto usarlo; no resistí tanto drama, tanta inestabilidad; se rompió la liga que me unía a él, y sobretodo, dejé de admirarlo. Las razones; las sigo analizando, quizá fue que deje de creer en él, que deje de tenerle fe. Qué me di cuenta de su silencio y lo que había en el. No lo sé, pero algo en definitiva se había secado.

Por eso creo que la admiración es la fuente principal del amor. Más bien, la primer semilla del amor mismo, que al secarse trae como consecuencia, que gran parte del árbol del amor se vaya marchitando; eso que te enchinaba la piel, que te hacía soñar, suspirar en su nombre y desprender tu YO, fallece en parte, cuando dejas de admirar. Y creo que por eso dicen que "debes de cuidar al amor como una planta de helecho" (jajajaja, me recordó a una película, amigas ya sabrán cual es), porque es parte de cuidar la admiración que otro ser tiene por ti. Todos somos dignos de admiración de alguna forma, pero es tan frágil cuando involucra al amor, quizá el lado más débil del amor sea precisamente eso. No lo sé, pero parece que eso fue lo que me ocurrió.

Pero bueno, no es mi intención seguir plasmando "historias de amor" tan mías en este blog, pero es imposible no hablar de algo tan mio, en ésto tan mío que son las lineas de éste cuaderno virtual, no puedo más que saturarlas de mi, y a veces de las personas, de las presencias. No hay malas intenciones, ni resentimientos en ninguna linea, no quiero pronunciar adjetivos molestos o insultos no ganados. Mi corazón gracias a Dios está muy sano, me he arrepentido de mis culpas, me he sanado los errores y trataré de aprender de ellos. Lo demás, bueno lo demás se escribirá solo.

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