martes, 5 de enero de 2010

Escalando.

Soy una persona muy miedosa, tengo muchos temores, entre los más significativos es la altitud, sentir estar en peligro de caer de algún lugar; de niña jamás fui buena para trepar arboles o subirme a azoteas; prefería quedarme abajo viendo; un poco triste, pero de niña era muy cautelosa en muchas cosas, no me arriesgaba, por miedo seguramente.

Muy a pesar de lo anterior hace unos días fui a escalar. Mi compañero me dijo que no necesitaba entrenamiento y que me dejara llevar. Decidí hacerlo porque NO TENGO IDEA. Llegamos al lugar, muy hermoso por cierto situado en alguna parte entre Coahuila y Nuevo León. La verdad me pareció eterno el viaje, pero creo que el lugar valía la pena. Era un día hermoso a pesar del frío, que era suavizado por un cálido sol, el día era perfecto para esa actividad, podía en aquel lugar pensar que no estaba en invierno si no en inicios de la primavera. No aparecía en aquel escenario una vegetación gris que se ve en estas fechas, había suaves tonos verdosos y una tierra húmeda que me embriagaba mi sentido olfativo. Eran pasadas las 12 del medio día, y yo no podía dejar de sentir placer en el viento frío que tocaba mi rostro, y en el olor; el sonido musical de un silencio natural. Sólo me causaba escalofríos recordar el motivo por el cual me encontraba ahí.

Cuando pactamos ese "viajesito" le dije que yo ponía la comida y el, pues él la valentía. Al ver esa gran pared de piedra que se mostraba ante mis ojos imponente, me quería morir, éramos sólo él y yo, y otros más que andaban por ahí, pero no miembros del “equipo”. Pensé en muchas cosas al ver el escenario en el que me encontraba y me dije – si caigo, tardaré siglos en llegar al hospital más cercano y moriré desangrada o del dolor- jajajaja por ponerme dramática y mantener un poco "la cordura".

Me envolvió en un equipo de “seguridad”, me dijo que sería la primera, porque el que yo me quedara cuidándolo era un poco difícil para no decir imposible. Le dije que tenía que decirme que hacer; él contestó que no era necesario que pensara que estaba caminando hacia arriba. -Bah, que le pasa??- pense, -está loco-. Pero bueno ya estaba ahí, entre más rápido mejor..

Al empezar me sorprendí, sentir el dolor en mis piernas al subir me gustó muchísimo, era un ejercicio placentero, no tenía ya miedo, el estaba cuidándome, bueno eso quería creer, tenía que confiar en él, digo es mi familia. Fui subiendo poco a poco, siguiendo algunas instrucciones, cometiendo algunos errores, pero subiendo. Al llegar al punto más alto, tenía que voltear y mirar, tenía miedo. Pero más porque al ver el abismo o bueno la altitud (tampoco era tan abismal, exagere), podía entrar en estado de pánico, ya me ha pasado antes; como un gatito quedarme congelada en aquel lugar sin poder moverme. Pero no sucedió; lo que vi me gustó, lo había logrado, no tenía TANTO miedo, lo disfruté, y me encantó.

Creo que, pensando en retrospectiva lo volvería a hacer, pero me tomaré tiempo para aprender a hacerlo REALMENTE, creo que eso puede llegar a ser una buena opción para mi nuevo hobby, podría ser. Ahora me toca; encontrar el lugar en la ciudad y esas cosas, les contaré si le di seguimiento.

Les deseo bonita semana!!!

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